Naciones Unidas. En agosto –hace bien poco–, 91 Estados miembros de las Naciones Unidas firmaron un Comunicado Conjunto liderado por Estados Unidos. En éste, condenaban el uso de los alimentos como armas de guerra.
Alrededor de 345 millones de personas –en 79 países– se enfrentan a una grave inseguridad alimentaria, a menudo causada o exacerbada por los conflictos armados, dijo entonces Estados Unidos. Señaló que el comunicado conjunto nació de la determinación del país de utilizar su presidencia del Consejo de Seguridad para llamar la atención sobre la inseguridad alimentaria inducida por los conflictos.
Sin embargo, y de manera paradójica, uno de los aliados políticos y militares más fuertes de Estados Unidos [Israel] está “utilizando el hambre como arma de guerra contra los civiles de Gaza”, afirma Oxfam, al renovar su llamamiento para que se permita la entrada de alimentos, agua, combustible y otros productos básicos en la Franja.
La organización humanitaria mundial analizó los datos de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) y descubrió que “sólo 2 por ciento de los alimentos que se habrían entregado han entrado en Gaza desde que el 9 de octubre se impuso el asedio total, que endureció el bloqueo existente, tras los atroces ataques de Hamás y la toma de rehenes civiles israelíes”.
Aunque se ha permitido la entrada de una pequeña cantidad de ayuda alimentaria, no se han realizado importaciones comerciales de alimentos, según Oxfam.
Al preguntársele si el uso de alimentos como arma de guerra era raro o común en los conflictos militares, Scott Paul –director asociado de Paz y Seguridad de Oxfam América–contestó a IPS que, lamentablemente, en los últimos años hemos observado un marcado aumento de la privación de alimentos y otras necesidades en los conflictos.
“Lo que está ocurriendo en Gaza es inhumano, ilegal e inaceptable”, dijo. “Debemos ver cómo llega más ayuda a la población civil de Gaza, pero lo más importante es que se ponga fin a la violencia que está destruyendo panaderías y otras infraestructuras clave, y que cese el asedio que impide el acceso a alimentos y otros bienes vitales”.
En 2018, el Consejo de Seguridad de la ONU adoptó la resolución 2417. Ésta condenó por unanimidad el uso de la inanición contra civiles como método de guerra. Asimismo, declaró que toda denegación de acceso humanitario constituye una violación del derecho internacional.
Proporcionar o retener alimentos en tiempos de conflicto ha sido descrito como “un arma tan potente como las armas, bombas y explosivos de los ejércitos opuestos”.
Según Oxfam, la escalada del conflicto ha llegado a su decimonoveno día. La asombrosa cifra de 2 millones 200 mil personas necesitan alimentos de manera urgente. Antes de las hostilidades, 104 camiones diarios llevaban alimentos a la asediada Franja de Gaza, un camión cada 14 minutos.
A pesar de que desde el fin de semana se ha permitido la entrada de 62 camiones de ayuda en el sur de Gaza a través del paso fronterizo de Rafah, sólo 30 contenían alimentos y, en algunos casos, no exclusivamente. Esto equivale a sólo un camión cada tres horas y 12 minutos desde el sábado.
“La situación es sencillamente horrible ¿Dónde está la humanidad?”, afirmó la directora regional de Oxfam para Medio Oriente, Sally Abi Khalil. “Millones de civiles están siendo castigados colectivamente a la vista de todo el mundo. No puede haber justificación para utilizar el hambre como arma de guerra. Los líderes mundiales no pueden seguir cruzados de brazos. Tienen la obligación de actuar y de actuar ya”.
“Cada día la situación empeora. Los niños sufren graves traumas por los constantes bombardeos. Su agua potable está contaminada o racionada y pronto las familias tampoco podrán alimentarlos ¿Cuánto más se espera que soporten los habitantes de Gaza?”, se lamentó la directiva de la organización humanitaria.
Según Oxfam, el Derecho Internacional Humanitario (DIH) prohíbe el uso de la inanición como método de guerra. Como potencia ocupante, Israel está obligado a cubrir las necesidades y proteger a la población civil de Gaza.
Oxfam añadió que está quedando dolorosamente claro que la situación humanitaria que se está produciendo en Gaza encaja con la prohibición condenada en la resolución.
El agua limpia se ha agotado casi por completo. Se calcula que sólo se dispone de tres litros por persona. Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en las emergencias humanitarias más graves, es esencial un mínimo de 15 litros al día.
Las reservas de agua embotellada se están agotando y el coste de este producto ya se ha disparado más allá del alcance de una familia media de Gaza, con precios que se han quintuplicado en algunos lugares.
Un portavoz de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina (UNWRA, por su siglas en inglés) señaló que parte de la ayuda alimentaria permitida –como arroz y lentejas– es inútil porque la gente no tiene agua potable ni combustible para preparar alimentos.
Una serie de ataques aéreos ha destruido o dañado varias panaderías y supermercados. Los que aún funcionan no pueden satisfacer la demanda local de pan fresco y corren el riesgo de cerrar, debido a la escasez de productos básicos como harina y combustible.
El único molino de trigo operativo de Gaza no funciona por falta de electricidad. La Autoridad Palestina del Agua afirma que la producción de agua de Gaza es de apenas 5 por ciento de su total normal. Se espera que se reduzca aún más, a menos que las instalaciones de agua y saneamiento reciban electricidad o combustible para reanudar su actividad, según Oxfam.
“En particular, los alimentos esenciales como la harina, el aceite y el azúcar siguen almacenados en depósitos que no han sido destruidos. Pero como muchos de ellos se encuentran en la ciudad de Gaza, está resultando físicamente imposible entregar los artículos debido a la falta de combustible, las carreteras dañadas y los riesgos de los ataques aéreos”, destacó.
El apagón eléctrico también ha interrumpido el suministro de alimentos al afectar a la refrigeración, el riego de los cultivos y los dispositivos de incubación de las cosechas. Más de 15 mil agricultores han perdido su producción de cultivos y 10 mil ganaderos tienen poco acceso a forraje. Muchos han perdido a sus animales.
Oxfam señaló que el asedio –combinado con los ataques aéreos– ha paralizado la industria pesquera. Cientos de personas –que dependen de la pesca– han perdido el acceso al mar.
Oxfam insta al Consejo de Seguridad y a los Estados miembros de la ONU a que actúen de inmediato para evitar que la situación se deteriore aún más. También pide un alto el fuego inmediato, un acceso sin restricciones y equitativo a toda la Franja de Gaza para la ayuda humanitaria, y todos los alimentos, agua y suministros médicos y de combustible necesarios para satisfacer las necesidades de la población.
“Podemos suministrar ayuda vital a quienes la necesitan urgentemente”, declaró el secretario de Estado, Antony Blinken, durante el Debate Abierto de Alto Nivel del Consejo de Seguridad de la ONU sobre la Hambruna y la Inseguridad Alimentaria Mundial Provocada por los Conflictos, en el mes de agosto. “Podemos garantizar que las personas de todo el mundo estén alimentadas, ahora y en los años venideros”.
“Si lo hacemos, si construimos un mundo más sano, más estable y más pacífico para todos, habremos al menos empezado a estar a la altura de la responsabilidad que se nos ha confiado, que se ha confiado a este Consejo, que se ha confiado a esta institución”, se comprometió.
La representante de Estados Unidos ante las Naciones Unidas, la embajadora Linda Thomas-Greenfield, declaró: “En un mundo en el que abundan los alimentos, nadie debería morir de hambre nunca. Se trata de una cuestión humanitaria, moral y de seguridad. Y debemos abordar la causa más insidiosa de la hambruna y la inseguridad alimentaria: los conflictos”.
Sin embargo, dos meses después, la realidad se ha impuesto, esta vez en Gaza. Estados Unidos y otros países muestran la enorme distancia entre las palabras y los compromisos y los hechos.
Thalif Deen/ Inter Press Service (IPS)*
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