Creer en el desarrollo de la ingeniería nacional “hoy por hoy ha permitido tener desarrollos tecnológicos con un fin específicos: resolver o atender necesidades de la población. La mejor muestra de la electromovilidad es el desarrollo de transporte público”, expresó Germán Carbona Paredes, investigador del Instituto de Ingeniería de la UNAM, durante la presentación de “Taruk”, autobús eléctrico parte del Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (Conahcyt).

Fabricado por las empresas Megaflux y Dina, de la mano de la Universidad Autónoma de México (UAM) campus Iztapalapa, el Instituto de Ingeniería de la UNAM y el Conahcyt, este nuevo autobús fortalece la soberanía y “asegura un retorno de valor no solamente para las empresas, sino para el Estado”, comentó Elena Álvarez-Buylla Roces, directora del instituto, en la presentación del vehículo el pasado 17 de septiembre.

Fabricación de cero

Con capacidad para 69 personas, Taruk (correcaminos en lengua yaqui) dio su primer recorrido –de muchos– en el Centro Histórico de la Ciudad de México. Silencioso por las calles, el vehículo de 9.5 metros de largo mostró su eficacia, que será puesta a prueba por dos o tres meses en las calles para evaluar sus capacidades.

Es parte de la transición energética que requiere el país. “La electromovilidad está contemplada, con todo su desarrollo industrial, para que podamos tener un futuro donde el servicio eléctrico sea para todos los mexicanos y estén al alcance de colocar estos desarrollos productivos […], pero no será tan fácil; será cuestión de ponernos en contacto con todos los sectores que tengamos que ver en este asunto”, dijo Carlos Andrés Morales, director corporativo de Operaciones de la Comisión Federal de Electricidad (CFE).

En ese sentido, Pablo Yanes Rizo, futuro secretario de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación de la Ciudad de México, consideró la electromovilidad como “un nuevo frente de expansión de la economía, no solo como una modalidad para una movilidad más adecuada. Consideramos que la Ciudad de México necesita transformar su perfil productivo […] intenso en conocimiento, desarrollo tecnológico”.

Además, mencionó: “el desarrollo tecnológico implica desarrollar capacidades endógenas. En la medida en que tengamos el mayor nivel de autosuficiencia, de capacidad de producción propia, tendremos una mucho mayor [y] una sólida soberanía; un proceso en donde los beneficios del desarrollo tecnológico se convierten también en beneficios sociales y nos permite una mucho mejor inserción en la economía mundial. Queremos tecnología, pero queremos producirla, no solo consumirla e importarla”.

Con una inversión de 16 millones de pesos por parte del Conahcyt, Taruk va a contar con un 67 por ciento de proveeduría mexicana, como la carrocería, chasis; asimismo, las plantas de fabricación (que tiene lugar en la alcaldía Iztapalapa), son de México. Por su parte, las baterías individuales de litio y la electrónica de potencia son importadas de China, complementó Roberto Gottfried, co-fundador de Megaflux, quien también señaló que, con las capacidades actuales de su empresa y Dina, se pueden fabricar de tres a cuatro mil unidades por año.

Todo esto conjunta el autobús, elaborado desde cero, sin que se haya especificado en la conferencia el costo de este, aunque la doctora Álvarez-Buylla presagió que será “de los mejores del mundo y el más barato”, que será puesto en terreno alrededor de una ruta de 22 kilómetros que irá desde Santa Catarina hasta la Central de Abastos, y que recorrerá las alcaldías de Iztapalapa, Iztacalco y Tláhuac, agregó la directora del Conahcyt.

Avanzar a la soberanía tecnológica

La electromovilidad cumple con el desarrollo de tecnología, pero requiere el fortalecimiento de infraestructura de recarga, “reto que hay que atender principalmente desde la CFE; es fundamental desarrollar la infraestructura eléctrica de distribución”, alertó Germán Carbona Paredes.

Carlos Andrés Morales complementó: “vamos a tener que desarrollar todo el sector energético para que pueda haber esas nuevas tecnologías fabricadas en México”, no solamente baterías de litio, también inversores, tecnología de potencia y otras que importa México.

Aunque es cierto que este autobús representa una doble transición: la que pasa de combustibles fósiles a electromovilidad, y de transportes individuales a colectivo, subrayó Pablo Yanes Rizo. En el corazón del proyecto, además, está “construir bienes públicos para resolver problemas públicos”, concluyó.

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