Estados Unidos quiere el petróleo de Venezuela. Eso lo sabemos bien; hasta lo han confesado Donald Trump y Joe Biden. El país sudamericano tiene reservas por 303 mil 220 millones de barriles, mientras Arabia Saudita, la “democracia favorita” de Washington, cuenta con 276 mil 190 millones.
Igualmente, otro amigo íntimo, los Emiratos Árabes Unidos, poseen 103 mil millones de barriles. Y eso sí, a Estados Unidos no le importa que sea una monarquía represiva y autoritaria. Venezuela cuenta con más reservas que Irán, Rusia y Canadá, además de una posición geopolítica estratégica.
El problema para Washington es que ese petróleo no está a su disposición, ni de las corporaciones estadunidenses, sino de la nación venezolana. Por eso, quiere un cambio de régimen para instalar un gobierno títere que le dé acceso a los recursos del país.
Ahí sí dice preocuparse y se entromete en la vida política del país. Sin embargo, queda claro que a Estados Unidos no le interesa la vida de los venezolanos. No tiene empacho en ahorcar la economía del país con cientos de sanciones que afectan a la población y han generado una gran migración.
El triunfo en las elecciones democráticas de Nicolás Maduro es un duro golpe a Estados Unidos, cuyo gobierno quiere saquear las riquezas de Venezuela. Es un triunfo de la soberanía popular y nacional del país.
Por eso, significa un gran éxito popular. Con el 51.2 por ciento, el candidato del Gran Polo Patriótico, Nicolás Maduro, ha ganado las elecciones, como lo informó el Consejo Nacional Electoral (CNE), uno de los más fiables del mundo, el cual cuenta con 910 observadores internacionales.
Maduro obtuvo 5.15 millones de votos. El candidato de la oligarquía proyanqui, Edmundo González, sólo 4.4 millones. Esto es el 44.2 por ciento que, en relación al padrón, equivale al 21 por ciento de los electores a favor del retroceso. El 20 de junio, ante el CNE, ocho de 10 aspirantes suscribieron un “acuerdo de reconocimiento de los resultados emitidos por el Poder Electoral”.
González no quiso firmar el documento. Hoy la ultraderecha pide la intervención extranjera y el golpe militar que derroque al gobierno democráticamente electo. La oposición venezolana impulsa la privatización del petróleo, la salud y la educación.
Estados Unidos y cómplices fracasaron con todo y sanciones, bloqueo económico, robo de divisas y la satanización de la revolución bolivariana. Ante lo cual, hoy lanzan su campaña de desinformación. Usan cualquier medio a su alcance.
Así como hizo Xóchitl Gálvez en México, al anunciar por anticipado su victoria, María Corina Machado, quien controla a Edmundo González, sin ninguna prueba, alardea haber ganado la elección con el 73 por ciento de los votos.
Ella instiga a los militares a dar un golpe de Estado. Asimismo, ha aplaudido las sanciones contra su país y ha pedido la intervención extranjera. Corina Machado ha llegado a tal extremo que, el 21 de marzo de 2014, aceptó el cargo de “representante alterna” de Panamá ante la Organización de Estados Americanos (OEA)… sí, de ¡Panamá!
Esto con el fin de pedir ante la OEA la intervención extranjera en Venezuela. Por cierto, Machado dice “sintonizar” con Milei, el argentino que está acabando con todos los derechos sociales en su país.
Este ultraderechista ha tildado de “dictador” al presidente venezolano, Nicolás Maduro. Ha dicho que “Argentina no va a reconocer otro fraude”, mientras todavía el órgano electoral aún no había difundido los resultados de las elecciones del domingo en Venezuela.
Además, ha hecho un llamado a las Fuerzas Armadas de Venezuela para que esta vez “defiendan la democracia y la voluntad popular”. Maduro le contestó que “el loquito, feo, desquiciado, de Javier Milei… no le aguanta ni un round”.
Edmundo González, el candidato presidencial de la oposición, es manejado como un títere por Corina Machado, dama oligárquica, hija de un gran magnate metalúrgico, a quien Hugo Chávez calificaba como “una burguesita de fina estampa”.
Ella defiende la privatización de Petróleos de Venezuela (PDVSA); el achicamiento del Estado, y la plena libertad del mercado para favorecer a las corporaciones transnacionales. De igual manera, insta la asociación estratégica con Estados Unidos, con el fin de sumarse a su plan de dominación mundial; además de dotar el petróleo que ansía tanto el imperio.
Machado utiliza cualquier método para engañar. Incluso la Fiscalía descubrió que fabricó un autoatentado, el cual tuvo el fin de denunciar, en la madrugada del 18 de julio, las supuestas “amenazas” del régimen en su contra.
Corina ha apoyado al sionismo y defiende el genocidio de Israel contra el pueblo palestino. Asimismo, admira a Javier Milei y a Margaret Thatcher, la madre del neoliberalismo; por eso la llaman “la dama de hierro”.
Cuando Juan Guaidó se autoproclamó presidente, subido en una tarima, sin ningún proceso electoral, fue reconocido por Estados Unidos, la Unión Europea y las corporaciones mediáticas sin pedir votación alguna. Lo primero que hizo Guaidó fue intentar rematar las empresas públicas.
Desde 1999, cada que triunfa la revolución bolivariana, la oposición no reconoce su derrota en las urnas: de las 30 elecciones que se han desarrollado desde entonces, en 28 ha gritado “¡Fraude!”; sin ninguna prueba.
En 2002, dieron un golpe de Estado que fracasó gracias a la movilización popular y a la lealtad de las fuerzas armadas hacia su propio pueblo. En octubre de 2002, se da el alzamiento en Plaza Altamira, el Paro Petrolero y el Paro cívico, luego perdieron un referéndum para derrocar a Chávez en 2004 y no lo reconocieron.
En 2009, implementaron la “operación mangosta” contra Venezuela. Así, sabotearon los servicios públicos, y claro, la guerra mediática ha sido constante. En 2014, organizaron protestas violentas, llamadas “guarimbas”, luego que Henrique Capriles desconoció el fallo del Consejo Nacional Electoral. En 2018, se desarrolló la Operación Yunque Martillo y otra vez se utilizaron las violentas “guarimbas”.
Hubo incluso un atentado contra Maduro con drones en 2019. Luego, la operación Juan Guaidó intentó sacarlo del poder, al fomentar la violencia en las calles y el llamado a la desobediencia civil.
Corina Machado fue una de las caras visibles de la oposición venezolana en las manifestaciones, con el terrible saldo de 42 fallecidos. En mayo de 2020, se da el desembarco armado conocido como “Operación Gedeón”.
Hoy aplican la operación Guaidó 2.0 como lo denunció el presidente reelecto de Venezuela, Nicolás Maduro. Señaló que sectores de la derecha intentan imponer un golpe de Estado, similar al impulsado por el dirigente opositor Juan Guaidó en 2019. Sería un golpe de Estado fascista y contrarrevolucionario.
El plan de la oposición venezolana encabezada por Corina Machado y Benjamín González es generar la violencia. El martes 30 de julio, los desmanes proliferaron. Se atacó a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana. Cobró la vida de uno de sus miembros, y dejó 48 heridos.
Igualmente, hubo bloqueos en las vías de comunicación; atentados contra instalaciones y bienes públicos; quema de hospitales, módulos de policía y autobuses de transporte público, y asedio contra personas identificadas como chavistas o policías. Leopoldo López, prófugo de la justicia, ha compartido con júbilo los desmanes causados en sus plataformas sociales.
En México, Vicente Fox reposteó un video falso filmado en 2017, durante una movilización. También, hay otro video en el populoso barrio de Petare en Caracas, anterior a las elecciones. Las redes se han llenado de noticias falsas, también conocidas como fake news.
Se mostró otro video más del 4 de julio de una marcha rumbo a la sede presidencial, el palacio de Miraflores. De igual manera, subieron videos de una protesta que fue efectuada en Kenia desde hace más de un mes, el pasado 25 de junio. Además, Felipe Calderón le pidió al presidente López Obrador que “salve a Corina Machado”.
Un factor de tensión ha sido el hecho de que no se han publicado las actas, el Consejo Nacional Electoral de Venezuela, ha denunciado que hubo un hackeo del sistema, el cual fracasó.
La Fiscalía de Venezuela abrió una investigación sobre un presunto intento de ataque informático al sistema electoral. Fueron señalados como presuntos implicados los líderes opositores María Corina Machado, Leopoldo López.
El fiscal general Tarek William Saab alegó que el sistema electoral sufrió un “ataque desde Macedonia del Norte”, con el fin de “alterar los datos” provenientes de los más de 15 mil centros de votación. No lo lograron, pero la acción ralentizó el proceso para anunciar los resultados.
Actualmente, acusan que no se han presentado las actas. Quieren aparentar que los resultados no son transparentes; eso es falso. El proceso electoral en Venezuela es el siguiente: el votante se identifica, luego de verificarlo, deja su huella dactilar, vota en una computadora y queda inscrito en la máquina. Además, se manda al centro de cómputo, y sale un resguardo que se deposita a la salida en una urna.
Al final de la jornada, se cuentan los votos de la máquina y se levanta un acta con el resultado del cómputo total por los participantes. Además, por ley, el 55 por ciento debe volver a contarse y a firmar otra acta. Corina está presentando actas de forma parcial, de las zonas donde ganan.
En el sistema electoral venezolano, lo que cuenta es el voto del elector en las máquinas; las actas son resultado del conteo de las mismas. Para tener las actas listas, se toma un tiempo. Hay que verificar los votos y llevarlos al Consejo Nacional Electoral. La oposición ha organizado protestas y “guarimbas” para entorpecer la entrega de actas en Caracas.
Además, hacen ataques informáticos para hacer caer el sistema. De esta manera, poder construir el relato de que los datos del CNE no funcionan y presentar sus actas como las buenas. Es un sistema que cuenta con los candados para que el resultado se autentifique. Claro, el proceso lleva tiempo; en México, ha llevado semanas.
En el campo internacional, Rusia felicitó a Maduro. Subrayó que “las relaciones entre Rusia y Venezuela tienen el carácter de una asociación estratégica”. China reconoció el triunfo electoral y expresó su disposición de “enriquecer la asociación estratégica”. También, Irán felicitó al presidente electo. Y Cuba celebró el triunfo del pueblo venezolano.
También, Bolivia, Honduras y Nicaragua. En México, el presidente López Obrador, dijo que “si la autoridad electoral confirma esta tendencia, nosotros vamos a reconocer el gobierno electo por el pueblo de Venezuela”.
Por lo contrario, países aliados a Washington y su ministerio de las colonias, la OEA, han desconocido el triunfo democrático. Por lo que Caracas rompió relaciones diplomáticas con Argentina, Chile, Costa Rica, Perú, Panamá, República Dominicana y Uruguay.
De forma visible, magnates como Elon Musk, promueven el derrocamiento del régimen. Las potencias capitalistas, intervencionistas: Francia, España, Reino Unido e Italia están hipócritamente pidiendo “transparencia”.
Maduro ha llamado a un diálogo político popular que convoque a los movimientos y partidos políticos para profundizar la democracia directa. Se está organizando, en un decreto, unas nuevas elecciones, el 25 de agosto, para que la población elija qué proyectos necesita y obtener los recursos, en 4 mil 500 circuitos comunales.
Venezuela ha retomado el crecimiento después de los golpes recibidos por las sanciones. Ha bajado la inflación; comienza a lograr la autosuficiencia alimentaria, y ha sabido salir adelante. Actualmente se está ligando a los BRICS (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica), con el propósito de superar las sanciones del imperio yanki.
En Venezuela, el presidente Nicolás Maduro llama al “gran diálogo”, tras los comicios del domingo en que salió reelecto. Desde el Palacio de Miraflores, el 30 de julio, afirmó que su gobierno enfrenta una arremetida internacional de la derecha extremista.
Responsabilizó a Estados Unidos y al narcotráfico colombiano de haber planificado e impulsado los hechos de violencia postelectoral durante meses. Lo calificó como un golpe de Estado fascista. Asimismo, hizo un llamado a la comunidad internacional y al pueblo venezolano a cerrar filas en defensa de la paz.
A pesar de la situación compleja que han provocado la oligarquía y el imperio estadunidense, el pueblo venezolano tiene la razón y la fuerza para defender la soberanía popular y nacional.
Pablo Moctezuma Barragán*
*Doctor en estudios urbanos, politólogo, historiador y militante social
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