Donald Trump no descansará hasta construir el muro en su frontera Sur. El reciente envío de la Guardia Nacional a los estados colindantes con México sería el inicio de un endurecimiento de su política antimigratoria, que podría dañar aún más la relación bilateral
El despliegue de la Guardia Nacional estadunidense en la frontera Sur con México responde a la promesa de campaña que hizo al electorado el ahora presidente Donald Trump y, en ese sentido, seguirá presionando para endurecer más las políticas migratorias en Estados Unidos y lograr la construcción de un muro, coincidieron dos internacionalistas.
El profesor de estudios internacionales y de Asia Oriental de la Universidad Metropolitana Autónoma de México, José Luis León-Manríquez, así como la internacionalista por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Yadira Gálvez, coincidieron por separado y en entrevista a Xinhua en que la intención de Trump es, por una parte, seguir buscando frenar la migración ilegal a su país presionando al Congreso estadunidense a endurecer las leyes para enfrentar a este flagelo, así como por otra, reforzar la frontera del Sur con más personal, toneladas de cemento para un muro y más tecnología.
Para Trump, “estas acciones son un llamado a sus votantes, a quienes le preocupa seguir manteniendo para las elecciones, las próximas intermedias”, expuso la académica Gálvez.
En coincidencia, León-Manríquez insistió que además, a 1 año y medio del gobierno de Trump, reafirma su discurso “antimigrante”, mantenido acciones concretas y que, sin bien “son muy agresivas, también son consistentes”.
“Hay una enorme rigidez y por supuesto una política antimigrante que no hay que subestimar, pues no parará en seguir presionando para sacar recursos y seguir con el proyecto de construcción de un muro en la frontera entre México y Estados Unidos”, agregó el especialista.
El pasado 4 de abril, Trump firmó una proclama para ordenar el despliegue de la Guardia Nacional en la frontera con México para apoyar a los agentes de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos, pero no para participar en tareas policiales.
Ello se produce días después de que Trump responsabilizara en público a las “débiles” leyes fronterizas del estado de la seguridad en la zona, amenazando con utilizar al ejército para proteger la frontera hasta que sea construido el muro prometido en campaña.
“Este actuar es bajo una visión respecto al tema de seguridad nacional y, bajo ese punto de vista, Trump considera una amenaza al flujo migratorio, particularmente el irregular, y también en ese sentido insiste en la construcción del muro como una prioridad y en parte como una bandera electoral”, insistió Gálvez, también experta en temas de seguridad en Estados Unidos.
En ese sentido, la internacionalista no descartó que en los siguientes meses se siga presionando en ese tema para “buscar generar una logística de controles fronterizos más fuertes que sean apoyados con el uso de tecnologías, más atribuciones de la Guardia Nacional y de los elementos de aduanas y los de migración”.
“No hay que olvidar que los migrantes son una amenaza, un enemigo para Estados Unidos, según Trump, y seguramente continuará su discurso de que los migrantes no sólo quitan empleo a los estadunidenses, sino que además son una fuente de peligro, ya que considera son los que provocan la delincuencia”, abundó.
Hace unos días Trump, a través de su cuenta en Twitter, escribió que en Estados Unidos “nuestras leyes fronterizas son muy débiles, mientras que las de México y Canadá son muy fuertes. El Congreso debe cambiar eso de la era Obama y otras leyes ¡ahora!”
Sumado a ello, reiteró sus críticas a México por la seguridad fronteriza y ha enfatizado la necesidad de un muro en la frontera Sur, el mismo que en un principio dijo que sería pagado por los mexicanos, propuesta que rechazó el gobierno mexicano y tensó la relación bilateral, y que ahora busca levantar con recursos militares de Estados Unidos.
“Trump no descansará y sería bueno estar pendientes de su capacidad para presionar”, advirtió León-Manríquez.
Para México, esta nueva medida, si bien ha sido tomada por sorpresa por las autoridades mexicanas, al final se ha tomado con “mucha cautela y cabeza fría”, de acuerdo con Gálvez.
En ese sentido, el gobierno mexicano, a través del secretario de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray, que el pasado 4 de abril realizó una gira de trabajo por la ciudad estadunidense de Washington, DC, advirtió que si el anunciado despliegue de la Guardia Nacional se tradujera más adelante en una militarización de la frontera común entre Estados Unidos y México, esto “dañaría gravemente” la relación bilateral.
A su vez, el Senado mexicano rechazó tajantemente la medida al calificarla como “un agravio más” para México.
De acuerdo con la administración de Trump, esta medida no ha sido exclusiva de su gobierno, al recordar que en 2006-2008 el ahora expresidente George W Bush envió 6 mil efectivos de la Guardia Nacional a los estados de la frontera Sur, de igual manera que se hizo durante la pasada administración de Barack Obama, donde se enviaron 1 mil 200 efectivos de la Guardia Nacional.
México y Estados Unidos han iniciado una nueva etapa en su relación a partir de la llegada de Trump a la Casa Blanca, quien en su momento, como candidato a la Presidencia, calificó a los migrantes mexicanos como delincuentes, y que mantiene su amenaza de deportar a migrantes de manera masiva. Esto le preocupa al gobierno mexicano, pues podrían violentarse los derechos humanos de miles de connacionales que viven en el país vecino del Norte.
Edna Alcántara/Xinhua
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