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La crisis diplomática y migratoria entre Marruecos y la Unión Europea

La crisis diplomática y migratoria entre Marruecos y la Unión Europea

Berlín, Alemania. El Parlamento de la Unión Europea votó el pasado 10 de junio una resolución donde condena el uso de menores en la entrada masiva de migrantes al enclave español de Ceuta –el pasado mayo–  con 397 votos a favor, 85 en contra y 196 abstenciones. Debido a esta situación el gobierno marroquí se vio en la posición nuevamente de presionar a la Unión Europea, amenazando con romper con la cooperación bilateral de pasar la condena. También ha buscado presionar a los parlamentarios para asegurarse que esta resolución no pase.

Cuatro grupos parlamentarios del Parlamento de la Unión Europea han propuestos una resolución que condene el uso de Marruecos de menores de edad en el traspaso ilegal de migrantes en la crisis migratoria hacia el enclave en Ceuta. Con base en la Convención sobre los Derechos del Niño, se condena el uso de menores de edad para semejante maniobra política. De la misma forma buscan rechazar el reclamo marroquí sobre Ceuta y Melilla, así como la búsqueda de que se reconozca la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental. El texto votado reitera que “la posición consolidada de la Unión Europea sobre el Sáhara Occidental, que se basa en el pleno respeto de la legalidad internacional, de conformidad con las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU [Organización de las Naciones Unidas], y en el proceso político dirigido por la ONU para lograr una solución negociada justa, duradera, pacífica y mutuamente aceptable por ambas partes […]”.

En ese sentido, el ministro de relaciones exteriores de Marruecos, Nasser Bourita condenó ante la agencia EFE a España por “querer europeizar una crisis bilateral”. Agregó que “la crisis está ahí porque las causas profundas permanecen. […] Se trata ante todo una crisis de confianza mutua, ligada a una actitud que Marruecos considera contrarios al espíritu de asociación […], no se puede prohibir el separatismo en tu propio país y fomentarlo en el del vecino”.

El pasado 2 de junio 2021 el presidente de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) y secretario general del Frente Polisario, Brahim Ghali, arribó a Argel, capital argelina, para continuar su recuperación de su afección al Covid-19 contraída hace 2 meses. La permanencia de Ghali en España causó una serie de reacciones por parte de Marruecos, que durante su estadía intentó desatar una crisis diplomática con España y con la Unión Europea entera.

Así, el 17 y el 18 de mayo cerca de 8 mil migrantes traspasaron la frontera marítima con el enclave de Ceuta cruzaron la frontera con Marruecos de forma ilegal. Cerca de 6 mil 800 fueron deportados a Marruecos, el restante permaneció en el enclave español entre ellos muchos menores de edad. Esta ola migratoria desencadenó una crisis migratoria sin igual en España y en la Unión Europea. Rabat buscó presionar a Madrid sobre el asunto del Sahara Occidental y había optado por llamar a consulta a su embajadora Karima Benyaich.

La crisis entre Marruecos y sus socios europeos pasa por horas bajas, sobre todo después del incidente fronterizo en Ceuta. Sin embargo el reino de Marruecos también ha buscado fortalecer su alianza con Joe Biden. Si bien Biden no ha ratificado el reconocimiento de la soberanía marroquí sobre el Sahara Occidental, desde del 7 de junio y hasta el 18 de junio 2021 se están llevando a cabo ejercicios militares conjuntos marroquí-estadunidenses con el nombre de African Lion 2021. En este caso concreto los militares estadunidenses se aseguraron permanecer en el territorio internacionalmente reconocido de Marruecos.

Adicionalmente insatisfecho con los resultados, Marruecos influyó para reactivar dos casos legales en contra de Ghali y el Frente Polisario, los cuales habían sido archivados anteriormente. En consecuencia, Ghali tuvo que responder a un llamado de la justicia española y prestarse a un interrogatorio desde el hospital cerca de Logroño, España. Cuando se buscaba evitar que el mandatario salga del país y se le confiscara el pasaporte, fue el mismo día liberado de toda culpa y el día siguiente dejó España hacia Argelia. Sin embargo, también hay ahora una demanda contra el rey de Marruecos Mohamed VI por delitos de lesa humanidad en España, así como al primer ministro Saadeddine Othmani y a la embajadora marroquí Karima Benyaich.

Desde el pasado 13 de noviembre 2020 el conflicto entre Marruecos y el Frente Polisario se activó tras 3 décadas de alto el fuego, tras el incidente de El Guergarat, donde civiles desarmados fueron atacados por el ejército y la policía marroquí por bloquear un paso ilegal a través del muro de separación entre la zona ocupada y la zona liberada. Marruecos ha intentado minimizar la guerra u omitirla enteramente. No obstante resulta ser una empresa condenada al fracaso, cuando incluso está atacando a territorio mauritano, traspasando las fronteras del Sahara Occidental.

Ni la Unión Europea, ni ningún estado miembro le reconocen formalmente la soberanía sobre los territorios no autónomos del Sahara Occidental. Tampoco estuvo conforme que el presidente saharaui, Brahim Ghali, fuera hospitalizado en España por casi 2 meses. Por ende, no sólo acusó a España por recibir a Ghali, sino por no ser consultado de antemano.

España y la Unión Europea no reconocen –al igual que todas las naciones exceptuando Estados Unidos– la soberanía marroquí sobre el Sahara Occidental, y en esto radica la molestia del reino alauíta. Queriendo obtener un resultado análogo al que tuvo por Estados Unidos bajo Trump, quieren presionar a España, pero también a Alemania, ambos importantes socios económicos de Rabat. En ambos casos las relaciones diplomáticas están a mínimos y los respectivos embajadores marroquíes han sido llamados a consulta a Rabat. Aunado al hecho que Rabat considera a los enclaves de Ceuta y Melilla como parte de su territorio nacional.

El presidente de la Comisión Mixta Marruecos-Unión Europea, Chaoui Belas, denunció en una carta dirigida a los miembros de la Eurocámara, que “los intentos de España de implicar al Parlamento Europeo en un conflicto bilateral, sacando partido de la cuestión migratoria, corren el riesgo de comprometer no sólo nuestra larga tradición de cooperación sino también nuestros compromisos comunes y la cooperación mutuamente benéfica de Marruecos […]”.

Mientras que el conflicto armado entre el Frente Polisario y el Ejército Real Marroquí continúa desde noviembre de 2020, Rabat ignora el estado de guerra enteramente, pero ha buscado presionar a la UE en el tema, así como aumentar la represión contra la población saharaui viviendo en los territorios ocupados.

Si ahora Marruecos decidiera suspender también la cooperación con la Unión Europea, su creciente aislamiento se podría incrementar drásticamente. Al no cosechar ningún éxito diplomático reciente ni con España ni con Alemania, la estrategia marroquí ha sido ante todo replegarse y quemar puentes. Está por verse cómo va a acabar esta crisis diplomática, que aún podría dar más giros inesperados.