La ONU, una estructura machista y patriarcal

La ONU, una estructura machista y patriarcal

En cargos altos, las mujeres casi desaparecen de la ONU. A pesar de que promueve la paridad de género en los gobiernos de todo el mundo, obstaculiza la llegada de féminas a los cargos más importantes del organismo multilateral

Nueva York, Estados Unidos. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha sido cuestionada por defender a capa y espada el empoderamiento femenino y los derechos de las mujeres, cuando es incapaz de llevarlo a la práctica dentro de su propia estructura.

Tanto la Asamblea General, el mayor órgano de decisión dentro de la ONU, y el Consejo de Seguridad, el más poderoso con poder de veto, se han inclinado de forma abrumadora por los hombres, en detrimento de las mujeres, en sus 71 años de existencia.

Además, la Secretaría de la ONU y sus 35 agencias trabajan, sin mucho éxito, en la aplicación de una vieja resolución que aboga por la paridad entre hombres y mujeres, en especial en cargos altos y de decisión.

En el marco de la conmemoración por el Día Internacional de la Mujer, el pasado 8 de marzo, la ONU publicó el estudio El estatus de las mujeres en el sistema de la ONU, de 36 páginas, que actualiza la situación en materia de paridad dentro del foro mundial y señala la falta de avances y los desafíos que quedan por delante.

 “Hay algunos avances alentadores hacia la paridad de género en todo el sistema de la ONU, aunque no es uniforme y avanza a una velocidad insuficiente. El cambio que necesitamos no ocurrirá sin un enfoque múltiple y comprometido”, puntualiza la directora de ONU Mujeres, Phumzile Mlambo-Ngcuka.

 “La igualdad no es una cuestión estadística”, observó. “Es de mentalidad, aun cuando la ONU lanzó una campaña mundial a favor de la paridad de género 50/50 en todos los ámbitos de la vida para 2030”, precisa.

El foro mundial cuenta actualmente con 94 mil funcionarios y funcionarias y 78 mil consultores y consultoras en el mundo.

Según el estudio, sólo cinco de las 35 “entidades” de la ONU lograron o superaron la paridad 50/50: ONU Mujeres, con 78.9 por ciento de funcionarias; la Corte Internacional de Justicia, con 57.1; Onusida, con 50.8; la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, por su sigla en inglés), con 50.6, y la Organización Mundial del Turismo, con 50 por ciento.

Luego figuran otras 17 entidades de la ONU con una relación de 40 a 49 por ciento, incluida la Secretaría, y 13 con paridades que rondan 40 por ciento.

 “En tanto que mayor entidad dentro del sistema de la ONU, la Secretaría (en su sede de Nueva York) tiene posibilidades de generar un impacto en toda la organización hacia el equilibrio de género”, observa el estudio.

“Sin embargo, esa dependencia tiene la menor representación femenina en todos sus niveles dentro del sistema”, revela.

 “Existe una correlación negativa entre la representación femenina y los cargos más altos; a mayor cargo, menor proporción de mujeres”, precisa el documento.

“El mayor desfase ocurre entre los (cargos profesionales) P-2 y P-3, y P-4 y P-5 con 12.2 y 5.9 por ciento respectivamente. Esa disminución indica que hay obstáculos que frenan la carrera de las mujeres dentro de la ONU”, analiza.

Mavic Cabrera-Balleza, coordinadora internacional de la Red Global de Mujeres Constructoras de Paz, recuerda: “el secretario general Kofi Annan promovió con fuerza los derechos de las mujeres y Ban Ki-moon abogó por la equidad de género”.

 “Y como dijo el actual secretario general, Antonio Gutérres, el objetivo inicial para una representación equitativa en la ONU se fijó en 2000”. Él tendrá un papel fundamental, pero “no podemos depender solo de él”, alerta.

Además de los países miembros, la sociedad civil también tiene que desempeñar un papel fundamental en la selección o que recomendar personas con experiencia y antecedentes en materia de empoderamiento femenino, derechos de las mujeres e igualdad de género, añade Cabrera-Balleza.

Sanam Naraghi-Anderlini, una de las fundadoras y directora ejecutiva de la Red Internacional de Acción de la Sociedad Civil (ICAN) dice a Inter Press Service (IPS) que en un mundo con un creciente número de mujeres con educación terciaria y trabajando, es inconcebible que la ONU no tenga o no pueda lograr la equidad entre hombres y mujeres en todos los niveles de su estructura.

“No es un problema de demanda, ¿será de suministro?”, plantea. “No precisamente, si miramos los datos duros, para lograr la paridad para los subsecretarios generales, el secretario general tendría que contratar a 67.5 mujeres, y para los de (directores) D2, a otras 109, y para los D1 a 848.5”, precisa.

“Puede parecer mucho, pero si miramos a la sociedad civil, al sector privado y a muchos gobiernos, las mujeres están presentes, listas y dispuesta”, subrayó.

Para lograr la paridad, muchos de los hombres que son profesionales P-4 y P-5 y directores D1 y D2 tendrán que pagar el precio por las muchas generaciones de varones que ocuparon esos cargos, a menudo independientemente de sus capacidades, observa Naraghi-Anderlini, especialista en cuestiones de género e inclusión del equipo de reserva de expertos de la ONU.

Por su parte, Ian Richards, presidente del comité coordinador de Asociaciones y Sindicatos Internacionales, observa: “la organización está en la época de las tinieblas en lo que respecta a arreglos laborales flexibles con pocas dependencias que ofrezcan o desearían ofrecer asistencia para el cuidado infantil, y el sistema de promoción carece de objetividad, con lo que se arraigan de forma inconsciente preferencias y tendencias”.

Una de las cuestiones que el informe no analiza, pero debería, es que 30 por ciento de sus funcionarios son consultores. Sus honorarios se negocian de forma individual con sus superiores, en vez de estar sujetos a una escala salarial, y no hay investigaciones sobre las diferencias en materia de remuneración entre hombres y mujeres por el mismo trabajo.

Cabrera-Balleza se muestra conforme con la designación por Guterres de varias mujeres en altos cargos.

“Pero me decepciona que las calificaciones para esos cargos no incluyan experiencia en igualdad de género. El llamado solo menciona ‘gran compromiso con los valores y principios rectores de la ONU y familiaridad con el sistema de la ONU’”, observa.

“Los antecedentes en equidad de género deberían estar explícitos a la hora de hacer un llamado y de contratar a alguien, y también en los términos de referencia para todos los funcionarios de la ONU. No puede y no debe asumirse que existen”, subraya.

 “Debemos de tener presente que promover el estatus de las mujeres y lograr la equidad de género en el sistema de la ONU no es un juego de números. Necesitamos mujeres y hombres que representen los intereses de las mujeres, que luchen por los derechos de las mujeres”, observa.

“Necesitamos tener un historial, no sólo un compromiso. Cualquiera puede declarar su compromiso con los derechos de las mujeres y la igualdad de género, pero sólo unos pocos tienen antecedentes”, añade.

En un mundo ideal, opina Naraghi-Anderlini, el secretario general debería asumir este desafío y concentrarse en que sólo los mejores hombres y mujeres ingresen, permanezcan y avancen en el sistema de la ONU.

“Todos y todas deben adherir a los valores centrales de la ONU, de derechos humanos iguales, pluralismo y paz. Pero las capacidades y conocimientos requeridos deben ser tan variados y diversos como las sociedades en las que busca estar presente y ser efectiva”, apunta.

Nueve a cero y 68 a tres

El primer blanco de las críticas por la desigualdad de género dentro de la ONU es la Asamblea General, de 193 miembros, que sólo ha elegido a tres mujeres para presidir el plenario, Vijaya Lakshmi Pandit, de India (1953); Angie Brooks, de Liberia (1969), y la jequesa Haya Rashed Al-Jalifa, de Baréin (2006), contra 68 hombres que han ocupado el cargo.

Pero el peor probablemente sea el Consejo de Seguridad, de 15 miembros, que sigue eligiendo a hombres para el máximo cargo dentro de la ONU, el de secretario general, con el visto bueno de la Asamblea General. Y el año pasado, quizá, fue el peor de todos por el gran número de candidatas calificadas.

En el caso de ese órgano, la disparidad es de cero mujeres a nueve hombres que han ocupado el cargo de secretario general a lo largo de la historia: Trygve Lie, de Noruega; Dag Hammarskjold, de Suecia: U Thant, de Birmania (actualmente Myanmar); Kurt Waldheim, de Austria; Javier Pérez de Cuellar, de Perú; Boutros Boutros-Ghali, de Egipto; Kofi Annan, de Ghana; Ban Ki-moon, de Corea del Sur, y, actualmente, Antonio Guterres, de Portugal. (Traducido por Verónica Firme)

Thalif Deen/Inter Press Service

[BLOQUE: INVESTIGACIÓN][SECCIÓN: LÍNEA GLOBAL]

Contralínea 532 / del 27 de Marzo al 02 de Abril 2017