Por considerar un daño ambiental “de dimensiones planetarias”, 85 científicos de disciplinas naturales y sociales de 15 países llaman a las autoridades mexicanas a no construir el Tren Maya.
Concluyen que el Proyecto está “mal definido”, implicará el desplazamiento de personas y generará destrucción ambiental irreversible y pérdida de la calidad del aire.
Titulado Observaciones a la Manifestación de Impacto Ambiental Modalidad Regional, el documento fue ingresado el día de ayer a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), que encabeza el doctor en ciencias Víctor Toledo Manzur.
La investigación multidisciplinaria documenta 15 observaciones realizadas por investigadores de instituciones mexicanas como la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el Instituto Politécnico Nacional (IPN), el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), el Colegio de la Frontera Sur (Ecosur), la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), el Centro de Investigaciones en Estudios Superiores de Antropología Social (CIESAS), el Centro de Investigación Científica de Yucatán (CICY) y, entre otras, la Universidad Iberoamericana.
El documento también cuenta con la participación de investigadores de instituciones extranjeras como la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), la Universidad de Carolina del Norte y la Universidad de Oregon –Estados Unidos–; la Universidad McGill (Canadá); la Universidad de Buenos Aires y la Universidad Nacional de Córdova (Argentina); la Universidad de Granada (España); la Universidad Javeriana (Colombia); la Universidad de Chile; la Universidad de Toulouse y la Universidad de Lyon (Francia), entre otras instituciones y países de origen.
La investigación concluye que la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) que justifica el proyecto del Tren Maya “minimiza los daños y los requerimientos de medidas de mitigación” de la megaobra. Además, explica que el proyecto fragmentará el hábitat de la mayor parte de las especies, pues los 40 pasos de fauna contemplados “son evidentemente insuficientes”.
También señala que este proyecto prioritario del gobierno federal acentuará la “dinámica predatoria” ya presente en la región con la tala de árboles y los daños causados por el turismo. Además se incrementa el riesgo de destrucción del suelo kárstico con la consecuente destrucción del ecosistema de cenotes y acuífero subterráneo.
Documenta que el tren, movido a diésel, emitirá por lo menos 431 mil toneladas de dióxido de carbono al año. Tal cantidad es equivalente a las emisiones de 139 mil 461.5 automóviles sedán. El volumen de este tipo de contaminación ira en aumento conforme al plan de incremento anual de viajes.
Desde el punto de vista arqueológico, no se prevé un salvamento a lo largo de todo el recorrido, lo que se traducirá en “pérdida cultural e histórica”.
En las consecuencias de carácter social, advierten un despojo a los campesinos, quienes pasarán a ser “socios minoritarios”, dependientes de las ganancias del mercado de valores y sin tierra. También prevén los científicos un proceso de aculturación y pérdida de patrimonio inmaterial.
Advierte que, de seguir con los planes oficiales del Tren Maya, “estamos a dos meses del desalojo de cientos de familias que actualmente viven o tienen un emprendimiento sobre el derecho de vía” sin que hasta la fecha estas familias tengan información sobre su destino.
Entre las conclusiones del documento, se señala que la Manifestación de Impacto Ambiental que justifica el proyecto de la mega obra “no reúne condiciones suficientes para establecer los modos, procedimientos y metodologías para garantizar que el proyecto Tren Maya, que incluye el tren, los polos de desarrollo y los proyectos complementarios, logre generar los beneficios que se propone y evitar los daños graves e irreversibles que científicos, estudiosos, sabios comunitarios y un sentido común ampliamente compartido están señalando insistentemente”.
Por ello, los científicos determinan: “después de revisar la MIA con toda seriedad y cuidado, la conclusión es que el proyecto no tiene condiciones para llegar a buen término y que el daño que causará no compensa ninguno de sus buenos propósitos”.
Exhortan la Semarnat que se apegue al Convenio de Diversidad Biológica, del cual México es parte, y al Principio Precautorio 15 de la Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo a no autorizar la construcción del Tren Maya.
Entre los investigadores que participaron en la elaboración del documento se encuentran: Casandra Reyes García, posdoctora especialista en ecofisioloía de las plantas tropicales y cambio climático, investigadora del Sistema Nacional de Investigadores (SNI); Peter Rosset, posdoctor especialista en agroecología, miembro del SNI; Efraín León Hernández, doctor especialista en geopolítica, coordinador del Posgrado de Estudios Latinoamericanos de la UNAM; Roberto González Villarreal, doctor en economía; Antonio Sarmiento Galán, físico, matemático y doctor en filosofía matemáticas aplicadas; Arturo Escobar, posdoctor especialista en antropología del desarrollo y ecología política; Ana Esther Ceceña, doctora especialista en geoeconomía; David Barrios, doctor en estudios latinoamericanos, Silvia Martínez Arreaga, Frank Gaudichaud, doctor especialista en ciencias políticas y América Latina; Lynn Stephens, doctora especialista en antropología. y otros 75 académicos.