En menos de 12 horas, los acuerdos y el diálogo que habían alcanzado los pueblos binniza’ o zapotecos con el gobierno de Oaxaca quedaron rotos. Con la entrada de cuerpos policiacos y maquinaria al cerro Iguu’, centro ceremonial de los indígenas, las comunidades en resistencia denunciaron que de nueva cuenta el gobierno estatal incumplió con lo firmado y se declararon en rebeldía.
Desde el martes 25, tres comunidades iniciaron un bloqueo carretero ante el incumplimiento previo de los compromisos adquiridos por las autoridades. Luego de la firma de una nueva minuta, los indígenas, organizados en la Asamblea General del Pueblo Binniza’ en Lucha, ya se preparaban para dar por concluida la protesta cuando la presencia policiaca y la reanudación de los trabajos en sus tierras comunales motivó que se declararan en nueva fase de resistencia.
Las comunidades de Puente Madera, Rancho Llano y Loma Bonita, de San Blas Atempa, Oaxaca, se oponen a la extracción de material pétreo y la explotación del Cerro Iguu’, uno de sus centros ceremoniales ancestrales. Ahora demandan una reunión “de alto nivel” con el nuevo secretario General de Gobierno del Estado, y el inicio de “una ruta” que permita informar y consultar a las comunidades afectadas sobre el megaproyecto que inversionistas y autoridades pretenden desarrollar en el territorio comunal indígena.
Mediante un comunicado, la Asamblea General del Pueblo Binniza’ señala que la explotación de sus recursos se está realizando sin su consentimiento, lo que viola las leyes estatales, federales y los tratados internacionales firmados por México.
“El retar y agredir a nuestras comunidades no va a resolver el problema: al contrario, solo tiende a agudizar nuestra lucha, misma que cuenta con una tradición importante de decisión, organización y combatividad” señalan.
Agregan que “los únicos culpables de la situación político-social que se vive en estos momentos en el municipio zapoteco de San Blas Atempa son el gobierno municipal, el gobierno estatal y el gobierno federal, por querer imponer por encima de la voluntad de los pueblos originarios, sus planes de despojo y saqueo, tanto neoliberales como militaristas”.