La organización civil Las Abejas denuncia que ocho sobrevivientes de la masacre de Acteal, Chiapas, han muerto sin recibir justicia del Estado mexicano, misma que exigieron desde aquel trágico 22 de noviembre de 1997, cuando 45 indígenas fueron asesinados –incluidos niños y mujeres embarazadas– y otros 17 resultaron heridos. A la fecha, las víctimas directas –que aún sobreviven– e indirectas no conocen la verdad.
En ese contexto, la organización solicita a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos que se pronuncie sobre el caso que admitió a revisión hace 2 años, identificado como “Manuel Santiz Culebra y otros (Masacre de Acteal), Caso 12.790. México”.
A través de un comunicado, indica: “Confiamos que con un pronunciamiento de fondo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos correspondiente al caso Manuel Santiz Culebra y otros (Masacre de Acteal), donde se señale la responsabilidad internacional del Estado mexicano de las graves violaciones de derechos humanos cometidas en nuestra comunidad de Acteal y con recomendaciones al Estado para garantizar la No repetición de hechos puede ayudar a detener la violencia, el conflicto que cobija hoy a nuestras comunidades de Chenalhó y así evitar nuevas tragedias de lesa humanidad”.
Por ello, solicita “encarecidamente los buenos oficios” al comisionado presidente Francisco José Eguiguren Praeli, relator sobre los Derechos Humanos de los Pueblos Indígenas; a la comisionada Esmeralda Arosemena de Troitiño, relatora para Cuba, Ecuador, México, Nicaragua, Santa Lucía y Suriname; y a Luis Almagro Lemes, secretario general de la Organización de los Estados Americanos, “para que la honorable Comisión Interamericana de Derechos Humanos emita de manera más urgente el informe de fondo correspondiente a este caso.
Las Abejas señala que en los Altos de Chiapas “permanece la estrategia contrainsurgente, y esto se suma al regreso de los paramilitares a nuestras comunidades y el conflicto postelectoral iniciado desde abril de 2016 entre los partidistas de la comunidades de Chenalhó, en el que participan también paramilitares que han intensificado la violencia, la tensión, los conflictos y el miedo en nuestras comunidades”.
Según la organización, los paramilitares acosan a las comunidades de Acteal Alto y Quextik. “Con frecuencia y sin miedo, detonan disparos de armas de fuego al aire libre en el campo y en la carretera. Apenas el 4 de septiembre, personas en la comunidad de Tzanembolom, Chenalhó, mientras estaban en una reunión fueron agredidas por armas de fuego por un grupo de hombres armados, donde resultaron cuatro personas heridas. Dado que nunca se realizó un desarme a los grupos paramilitares de Chenalhó en 1997, hoy existe el temor de una nueva escalada de violencia en la zona porque el día de hoy hay más armas de fuego en las comunidades que en 1997”.
Nancy Flores