México enfrenta tres grandes flujos de migrantes que plantean retos importantes tanto para el gobierno como para la sociedad: centroamericanos, haitianos y venezolanos, indicó el padre Mauricio García, director del Servicio Jesuita a Refugiados para América Latina.
Durante la conferencia de prensa para presentar el Servicio Jesuita a Refugiados México, calificó a los migrantes venezolanos como el tercer gran flujo migratorio que llega al país con destino a Estados Unidos, producto de la crisis que enfrenta el país latinoamericano.
En su experiencia como defensor de derechos humanos de migrantes y refugiados por desplazamientos forzados, el padre García advirtió que este flujo migratorio de venezolanos se está presentando en varios países de América, especialmente en Colombia.
Respecto de México, indicó que aunque se carece de cifras estadísticas, este flujo está creciendo y la tendencia se mantendrá, por las propias condiciones sociales y diuversos conflictos que enfrenta Venezuela.
Para el padre García, este flujo no es de personas adineradas, sino de venezolanos en situación de pobreza: “los ricos ya salieron, ya migraron de ese país”.
Los otros dos flujos son los de migrantes centroamericanos y de haitianos. En este último caso, indicó que la crisis que enfrenta la frontera Norte, en especial Tijuana, continuará y se recrudecerá. Recordó que al cierre de 2016 se habían contabilizado 12 mil haitianos en Baja California.
El nuevo Servicio Jesuita a Refugiados México busca dar respuesta al drama del desplazamiento forzado con una óptica de defensa de derechos humanos y salvaguarda de la persona.
De acuerdo con el padre Thomas Smolich, director internacional del Servicio Jesuita a Refugiados y quien también participó en la conferencia este 26 de abril, los cuatro objetivos de esta asistencia son los que delineó el papa Francisco hace un par de meses: acoger, proteger, promover e integrar.
Respecto de la integración de los refugiados, el padre Mauricio García señaló que es un tema prioritario e integral: los refugiados se deben integrar económicamente (es decir, obtener recursos para una vida digna), pero también cultural, social y políticamente, “para que desempeñen un rol en la sociedad y se empoderen”.
De acuerdo con el Servicio Jesuita a Refugiados, “de ser un país por el que transitan miles de personas a Estados Unidos, en los últimos 5 años México se ha ido convirtiendo en un país de destino”. De 2015 a 2016, las solicitudes de migrantes para asilo y refugio aumentaron 156 por ciento.