Una de las principales objeciones a la reelección de María del Rosario Piedra Ibarra en la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), manifestada tanto por políticos como por organizaciones –la mayoría, de derecha y opositores a la 4T–, ha sido que, supuestamente, la gestión que concluye fue comparsa del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, y que dejó de emitir recomendaciones contra las Fuerzas Armadas y la Guardia Nacional.
En el fondo, dicha objeción sería centralmente porque la CNDH no acompañó a esas organizaciones no gubernamentales ni a la oposición en una serie de campañas de desprestigio contra la administración obradorista. En especial, la Comisión rechazó participar de la acusación de la supuesta militarización del país, que se le endilgó a AMLO, y que –según la derecha– era peor que la ocurrida en los tiempos de la Guerra Sucia.
Otra campaña que se rechazó desde la CNDH fue la del “Ejército espía”, promovida no sólo por medios afines a la derecha sino también por organizaciones civiles, e incluso por actores extranjeros de Estados Unidos y Canadá, que en realidad nunca se comprobó porque el laboratorio de la Universidad de Toronto (CitizenLab) nunca acreditó que el espionaje con el malware Pegasus se haya hecho por la Secretaría de la Defensa Nacional.
Dichas campañas mediáticas llegaron a la Suprema Corte: en uno de los casos, se discutió para que la UIF abriera todas sus informaciones al relacionarlas con Pegasus; y en otro caso, la Corte determinó que la Guardia Nacional no debería estar bajo el mando de la Sedena para evitar la militarización del país de la que tanto hablaba la derecha.
Además, fueron parte de la plataforma política de Xóchitl Gálvez, quien por una parte decía que no le temblaría la mano en temas de inseguridad, y por otro lado indicaba que la Guardia Nacional no debía estar bajo el mando de la Defensa.
Oponerse a esas campañas mediáticas de la oposición, así como a otras estrategias de la derecha, incluidas acciones que ejecutó el Poder Judicial, le pasó factura a la candidatura de María del Rosario Piedra Ibarra –hija de la ya fallecida defensora de derechos humanos doña Rosario Ibarra de Piedra, madre del desaparecido Jesús Piedra Ibarra–, pues incluso desde el Senado de la República se operó contra la posible reelección.
Al interior del Senado, uno de los actores principales contra Piedra Ibarra ha sido el senador por Morena –y antes panista– Javier Corral Jurado. Como presidente de la Comisión de Justicia, el expanista Corral habría circulado entre sus pares varias comunicaciones ajenas al Congreso (sobre todo, las posiciones de organizaciones que rechazaban la posibilidad de que Piedra Ibarra fuera reelecta en la CNDH) e, incluso, públicamente aceptó que él no estaba de acuerdo con esa candidatura, al advertir que “votaría en consciencia”.
El pasado 6 de noviembre, durante una sesión de la Comisión de Justicia del Senado, públicamente, Javier Corral deslizó la idea de que Rosario Piedra no cuenta con las credenciales para el cargo, pero lo hizo además de una forma tramposa, al indicar que los cinco mejores perfiles se obtuvieron desde una base de buscar la renovación de la CNDH; es decir que se habría dejado intencionalmente fuera a Piedra Ibarra de esa evaluación que ha circulado profusamente en la prensa como supuesta “evidencia” de la “incapacidad” de la actual titular.
Al “explicar” el proceso en cómo se integró la terna para elegir a la próxima titular de la CNDH, el propio Corral expuso una lista –más no aclaró los criterios ni transparentó si el perfil de Piedra Ibarra fue tomado en cuenta– de cinco personas “altamente calificadas” para el cargo, entre quienes no estaba la actual titular del organismo. Nunca aclaró cómo se llegó a esos puntajes ni por qué Piedra Ibarra no se encontraba en los primeros cinco escaños; menos aún, dio a conocer en qué lugar quedaba la también aspirante, lo que dijo textualmente sin abundar más o aclararlo fue: “qué fue lo que hicimos: bajo la base, lo digo como es, bajo la base de una renovación de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, se escogieron a los 12 mejores perfiles para ser evaluados, con base en los indicadores”.
En esa sesión, el senador Corral aseguró que en la Comisión de Justicia se buscó “escuchar, dentro de los grupos parlamentarios también a los que pertenecemos, cuál es la valoración no sólo técnica sino política, porque estamos en una instancia eminentemente política. Aquí no es ni el Poder Judicial ni el Poder Ejecutivo, es el Congreso donde se administran no solamente causas, sino también intereses [sic]”. Además, señaló que la integración de Piedra Ibarra a la terna fue prácticamente por consigna.
Consultado acerca de los señalamientos que apuntan a que él habría operado contra la candidatura de Rosario Piedra Ibarra, el legislador Javier Corral dijo a Contralínea (por escrito): “no he operado en contra de nadie; sólo he conducido el proceso en la Comisión de Justicia y he recopilado la opinión de todos los integrantes de la Comisión. Sólo una senadora de Morena propuso la reelección de la Maestra Piedra, de una Comisión de 20 integrantes, en donde los partidos de la coalición tenemos 13. Desde el inicio varios optamos por un proceso de renovación de la titular de la CNDH, no como una desaprobación a la Maestra Piedra, sino como un cambio que podría fortalecer a la institución y, sobre todo, tomando en cuenta la definición de nuestra Presidenta Claudia Sheinbaum de oponerse a la reelección como concepto en general. Coincidiendo además con una tendencia internacional de evitar procesos de reelección en los organismos defensores de los derechos humanos.
“Le aclaro que No necesito filtrar información a la prensa; no es mi costumbre. ¡Todos nuestros documentos son públicos! Y mi postura la expuse abiertamente en la reunión de las Comisiones Unidas; la invito a ver la transmisión en el Canal del Congreso. Sería también importante que pudiera revisar la reunión de parlamento abierto, y la postura de las organizaciones que participaron. Le pido que, particularmente, vea aquellas que fueron propuestas por los partidos que integran la coalición de gobierno, y lo que al respecto sostuvieron. Yo no propuse a una sola.”
El pasado 6 de noviembre –y durante la explicación que dio sobre la terna–, Corral Jurado aseguró que se utilizaron métodos de evaluación distintos entre esa Comisión de Justicia y la Comisión de Derechos Humanos, y que sólo hubo consenso sobre dos candidaturas, siendo la tercera la de Piedra Ibarra.
“Al final, las dos comisiones –y creo que esta explicación se debe no sólo a los integrantes de las comisiones, en mi caso, yo quiero brindar esta explicación de forma honesta, objetiva, transparente, por respeto a todos y cada uno de los que participaron y confiaron en este proceso, se inscribieron y vinieron a comparecer–, estamos obligados a dar esa explicación y en el caso de un servidor la brindo de esta manera: aquí se ha preguntado varias ocasiones por varios senadores y senadoras cómo hemos llegado a estos tres nombres. Pues ha sido un proceso muy amplio, muy complejo. La mayoría de los que están aquí fueron testigos: de 66 personas que se inscribieron, 47 cumplieron los requisitos y fueron entrevistadas y entrevistados directa y personalmente, durante tres días. En mi caso, pude entrevistar directa y personalmente a los 47, incluso prácticamente pregunté a 40 de ellos inquietudes que se fueron planteando en el parlamento abierto antes de las entrevistas. Nos reunimos en el parlamento abierto, y ahí recibimos a 14 organizaciones de la sociedad civil que propusieron los grupos parlamentarios. Porque aquí, señalarlo, porque éste es un proceso que se desarrolla no sólo conforme a lo que proponen los integrantes de las comisiones, sino también los grupos parlamentarios, porque éste es un componente que es muy importante decirlo desde ahora: fueron los grupos parlamentarios, a través de varios de ustedes, quienes propusieron a esas organizaciones para formular preguntas, para ofrecer criterios, e incluso adicionar los indicadores para la evaluación.
La mayoría de los que estamos aquí hicimos ese trabajo. Debo decir que la Comisión de Justicia, como bien lo dijo la senadora Celeste, pero además pues es público, es un documento que circulamos entre los miembros de la Comisión de Justicia –incluso ahora ya veo yo publicado en varios medios de comunicación– y yo debo decirlo con toda claridad, nosotros lo hicimos en un proceso transparente, absolutamente transparente. Qué fue lo que hicimos: bajo la base, lo digo como es, bajo la base de una renovación de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, se escogieron a los 12 mejores perfiles para ser evaluados, con base en los indicadores. Participaron en esta evaluación todos los miembros de la Comisión, porque personal y directamente yo acudí a cada uno de los miembros de estas comisiones; miren, acudí a cada uno de los miembros de la Comisión de Justicia, de manera directa, personal y a través de los representantes de los grupos parlamentarios. Incluso me reuní con los coordinadores parlamentarios, con todos los coordinadores parlamentarios del Senado de la República, para explicarles lo que estábamos haciendo de esa evaluación que hizo la Comisión de Justicia. Surgieron cinco perfiles altamente calificados: en primer lugar, Nashieli Ramírez Hernández; en segundo lugar, Tania Ramírez Hernández; en tercer lugar, Paulina Hernández; en cuarto lugar, Karla Alejandra Obregón; [en quinto lugar] Carlos Pérez Vázquez.
“La evaluación que hicimos nosotros la circulamos a los miembros de la Comisión. Participaron prácticamente todos con su opinión –es lo que refirió la senadora Alejandra Barrales; y es a lo que se refiere también la senadora Celeste–. También quiero decirles que estas Comisiones Unidas –y esto es muy importante que lo reflexionemos– sólo tenían dos posibilidades bajo la convocatoria que todos aprobamos, discutimos, y que ahora refirió la senadora Alejandra Barrales, bajo la base décimo tercera, o escogíamos una terna o proponíamos elegir directamente a la actual presidenta de la Comisión Nacional de Derechos Humanos. No teníamos sólo la opción de la terna, o proponemos directamente al pleno la reelección de la actual presidenta de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, así dice la convocatoria con base en las evaluaciones, las entrevistas, el ensayo, la trayectoria abierta, etcétera. Las Comisiones Unidas de Derechos Humanos y Justicia tendrán que: o integrar una o propondrán directamente la reelección de la presidenta de la de la Comisión Nacional de Derechos Humanos. Fue un criterio que nosotros hemos compartido con muchos de ustedes, que no podíamos nosotros presentar como opción única a estas comisiones la reelección directa de la actual presidenta de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. En todo caso, integrábamos una terna y, escuchando las voces de quienes quieren proponerla a ella para ser se integró a la terna. Es así como se integró.
“También, compañeras y compañeros, ese es el trabajo político que realizan los presidentes de las comisiones, pues tienen que escuchar a los distintos grupos parlamentarios; no solamente se trata de conseguir, en efecto, los perfiles más idóneos y mejor evaluados también se busca tener el mayor consenso político posible, para hacer viable las decisiones. En eso estamos, estamos en la penúltima etapa del proceso: y en lugar de proponer directamente la reelección, hemos decidido proponer una terna para que el Senado escoja entre esos tres a quien será la titular. También cada quien asuma su propia responsabilidad. Nosotros hemos cumplido con el procedimiento, hemos cumplido con lo que humana, jurídica y técnicamente podíamos hacer, y esa es la responsabilidad de quienes a veces conducen un trabajo, pues es un trabajo político que también tenemos que hacer; además de técnico, tenemos que escuchar a quien, bueno, pues nosotros tuvimos que escuchar también a 22 senadoras y senadores, de 30 que integran estas comisiones, pertenecen a las tres fuerzas políticas que representan.
“La mayoría del Senado, no podemos pasar tampoco por encima de un consenso político, así entonces lo importante es que por ejemplo del trabajo que hizo la Comisión de justicia en la pierna de las tres evaluadas que hicimos de las tres mejores evaluadas. En el caso nuestro, nosotros consideramos que primero debía ir Tania Hernández en lugar de Paulina, pero hemos respetado el criterio de la Comisión de Derechos Humanos, que ha ponderado que Paulina tiene la misma posibilidad que Tania. Bueno, ya son cuestiones menores, en términos de diferencia de puntos o de votos. Vamos a decirlo así pero aquí está reflejado en dos procesos que se han llevado de manera paralela: uno, el proceso técnico de evaluación en función de los indicadores, y [dos] el proceso político de búsqueda de acuerdos y de consensos, y la etapa hoy. La etapa final será elegir a una de ellas entre las tres, y hacer tarea del pleno en votación por cédula que consiga las dos terceras partes de los miembros de la Cámara de los Senadores. Explicación en honor a los integrantes de las comisiones, pero también a los participantes, debo en mi calidad de presidente de la Comisión, y a todos consta que he ido a buscarlos a su escaño, o adonde estén para conocer su reflexión y sus puntos de vista. No, no se trata aquí de la decisión de la senadora Celeste o del senador Corral, no. Lo que hemos hecho es buscar escuchar, dentro de los grupos parlamentarios también a los que pertenecemos, cuál es la valoración también no sólo técnica sino política, porque estamos en una instancia eminentemente política. Aquí no es ni el Poder Judicial ni el Poder Ejecutivo. Es el Congreso donde se administran no solamente causas, sino también intereses. Así que es explicación que yo puedo brindar”.
CNDH, el bastión de la derecha
Luego de que la Suprema Corte no pudo asestar el golpe a la Constitución para frenar la elección de jueces, magistrados y ministros, la CNDH sería el último bastión para la derecha, pues desde este organismo podrían atacar sobre todo las labores de las Fuerzas Armadas en materia de seguridad y obras. No hay que olvidar que a lo largo del sexenio, las organizaciones que se han opuesto a la candidatura de Piedra Ibarra son las mismas que han tratado de imponer la idea de la militarización.
Además, muchas de ellas han sido financiadas por el gobierno de Estados Unidos para generar campañas contra las Fuerzas Armadas, y con ello debilitar la defensa de nuestro país. Y si bien sigue habiendo una duda legítima acerca del uso de las Fuerzas Armadas en labores de seguridad, es un hecho que la solución a la inseguridad tampoco sería regresarlos a los cuarteles, como aseguraba Xóchitl Gálvez.
Además, llama la atención que mientras la CNDH estuvo en manos de policías, los hoy opositores a la 4T no decían nada. Como el periodista y director de Contralínea, Miguel Badillo, refirió en 2019, Piedra Ibarra es la primera defensora de derechos humanos que llega a la CNDH desde que ese organismo fue creado, por el priísta Carlos Salinas de Gortari.
Si se revisa quienes precedieron a Piedra en la titularidad de la CNDH en las últimas 3 décadas, queda al descubierto que se trató sólo de policías disfrazados de defensores de derechos humanos: de siete titulares que tuvo la CNDH desde su fundación y hasta antes de la llegada de Piedra Ibarra, cinco fueron policías al servicio del régimen, ya que habían ocupado responsabilidades en la antigua Procuraduría General de la República (PGR, ahora Fiscalía General), en los años en que el crimen organizado se fortaleció.
Tras su fundación, el 6 de junio de 1990, el expresidente priísta Carlos Salinas de Gortari designó a su amigo y cómplice Jorge Carpizo McGregor, quien se reunió con los narcotraficantes Arellano Félix, jefes del violento Cártel de Tijuana. A su salida de la CNDH, en enero de 1993, asumió la titularidad de la PGR.
El siguiente titular de la CNDH fue Jorge Madrazo Cuéllar, hasta noviembre de 1996, cuando fue designado procurador general de la República por el presidente priísta Ernesto Zedillo.
Luego asumió el cargo quien fuera el primer visitador José Luis Ramos Rivera, quien meses después se convirtió en subprocurador de Coordinación General y Desarrollo de la PGR.
El 8 de enero de 1997, Mireille Roccatti se convirtió en la primera mujer en ocupar la presidencia de la CNDH, dejó la Fiscalía Especial para los Feminicidios de Ciudad Juárez, Chihuahua.
Después hubo dos periodos donde abogados egresados de la UNAM, que no provenían de la PGR ni aspiraban a ser policías como sus antecesores, ocuparon la titularidad de la CNDH: José Luis Soberanes y Raúl Plasencia Villanueva.
Del 16 de noviembre de 2014 hasta la fecha, otro policía asumiría el cargo de residente de la CNDH, Luis Raúl González Pérez, quien se había desempeñado en la PGR como subprocurador especial para la investigación del homicidio de Luis Donaldo Colosio y también como encargado del Centro de Control de Confianza.