Biden ante el desgaste del modelo democrático en Estados Unidos

Biden ante el desgaste del modelo democrático en Estados Unidos

Al protestar el cargo como el presidente 46 de Estados Unidos, el demócrata Joe Biden, marcó un giró de 180 grados en lo que habrá de venir su gobierno y que, de manera indudable, repercutirá en su relación con sus socios comerciales del Tratado de Libre Comercio México, Estados Unidos, Canadá (Tmec).

En su primer mensaje a la Unión Americana y al mundo, el mandatario expresó: “Pocos momentos han sido más desafiantes para nuestra nación. Y hablo del impacto de la pandemia del coronavirus, del grito de justicia racial. Tenemos que confrontar la supremacía blanca, el terrorismo doméstico. Para restaurar el alma de Estados Unidos se requiere más que palabras”.

Expresó, además: “Entiendo que muchos miran al futuro con temor, que se preocupan por sus empleos. Les prometo que entiendo. Pero la respuesta es no dejar de confiar en los que no son igual a ustedes. Tenemos que terminar con esta guerra civil que pone el rojo contra el azul, republicanos contra demócratas, conservadores contra liberales”.

Biden sabe perfectamente que asume el cargo en una nación polarizada por la actitud intolerante de su antecesor, Donald Trump, quien rompiendo el protocolo republicano no asistió a la toma de posesión del nuevo mandatario, luego de que el pasado 6 de enero, a través de las redes sociales, alentara la toma violenta del Capitolio, buscando impedir la ratificación del triunfo de su opositor.

En medio de un impresionante dispositivo de seguridad policiaco y militar, se dio su toma de protesta ante el riesgo de que los simpatizantes de Trump y miembros de la ultraderecha estadunidense, intentaran nuevos disturbios en Washington.

Pero no sólo en lo interno, también en su relación con el resto de las naciones, el nuevo presidente estadunidense deberá asumir un punto de quiebre; por ejemplo, anunció ya la cancelación del absurdo muro de Trump en la Frontera con nuestro país, que el exmandatario pretendió cobrar a México.

Uno de sus primeros actos fue rendir homenaje a los 400 mil estadunidenses que han muerto por la pandemia de Covid-19, a la que su antecesor relegó a un segundo plano de importancia y que ahora se asume como una de las tareas prioritarias para Biden, consciente de que no podrá haber recuperación económica si antes no se detiene el desbordado problema de salud, al que Trump nunca asumió en su grave dimensión al haber realizado actos masivos durante su campaña presidencial, exponiendo a sus seguidores a los contagios.

La crisis poselectoral que enfrentó el sistema estadunidense deberá ser motivo de una profunda reflexión y análisis en la agenda del gobierno de Biden y de los congresistas demócratas, porque su sistema de elección donde no siempre suele ganar el candidato que obtiene el voto de las mayorías, parece que no estar acorde con los nuevos tiempos y los estadunidenses deben contar con un modelo electoral que no deje duda alguna en las elecciones por venir.

Biden está consciente de que existe un riesgo permanente por parte de grupos de ultraderecha a los que encuadra como “terrorismo doméstico”, por atentar contra los derechos de diversos sectores sociales. La cruz sureña que apareció en el Capitolio, y ondeó por sus pasillos, mostró que el violento racismo contra la comunidad afrodescendiente y latina, subsiste a pesar de las décadas de cruentas luchas y represiones.

El intento de Trump por segregar a los dreamers, y separar a miles de familias de migrantes, habla de la existencia de poderosos intereses a los que no les importa respetar los sagrados principios de la democracia estadunidense. Por ello, debe garantizarse en lo futuro el voto de todos y cada uno de los ciudadanos del vecino país, tenga el mismo valor y sea respetada la voluntad de las mayorías. De no hacerlo, escenas violentas como las sucedidas en el Capitolio podría replicarse en los próximos años.

Analistas estadunidenses coinciden en que el presidente Biden deberá asumir medidas que reviertan los daños causados a la economía por Trump, pero además, asumir una posición más institucional y menos temperamental en el terreno de los compromisos pactados en el Tmec, donde en no pocas ocasiones el republicano amenazó con imponer sanciones arancelarias a sus socios, de manera arbitraria y caprichosa.

En el terreno de los compromisos, los congresistas demócratas al igual que los canadienses, pondrá un especial énfasis en el cumplimiento de lo acordado en el capítulo laboral donde en México aún queda mucho por hacer por garantizar que los trabajadores ejerzan sin presiones de sindicatos charros y patronales, su derecho a pertenecer al sindicato que gusten y elegir a sus dirigentes mediante el voto libre, directo y secreto.

Aún antes de asumir el cargo el demócrata Biden, en el primer informe rendido por el Grupo Independiente de Expertos Laborales, expuso el pasado 15 de diciembre, los retos pendientes en nuestro país por implementar verdaderos instrumentos de transparencia y el combate a los contratos de simulación.

Es de esperarse que las inercias prevalecientes en muchas centrales corporativas se conviertan en un riesgo y lastre para cumplir con las obligaciones laborales del Tmec, que incluso en las adversas circunstancias de la pandemia, han permitido la mutilación de derechos a los asalariados, tratando además de obstaculizar el proceso de libre sindicalización.

Cabe destacar que uno de los puntos álgidos tocados en el informe de los panelistas laborales del tratado comercial fue precisamente el de las outsourcings, mecanismo de contratación que han defendido con uñas y dientes cúpulas empresariales y centrales como la Conferencia de Trabajadores de México.

Los expertos en la materia, dejaron en claro que tal modelo mediante el cual se contrata a unos 4 millones de mexicanos, es atentatorio a los derechos esenciales de los trabajadores. El asunto adereza con pronósticos de tormenta al debate que habrá de darse sobre el tema, en febrero próximo en el Congreso mexicano.

Con Biden en la Casa Blanca temas como la defensa de los derechos humanos y las energías renovables, también serán de primer orden y habrá de impactar en la relación bilateral con México.

Martín Esparza*

*Secretario general del Sindicato Mexicano de Electrcistas