Finaliza la gestión de Marcelo Ebrard al frente del Distrito Federal y hay opiniones encontradas sobre su desempeño. Sin embargo, la mayoría de los capitalinos han calificado su mandato como satisfactorio; de otra forma no se hubiera dado la aplastante victoria de su sucesor, Miguel Ángel Mancera, en las pasadas elecciones. Considero el ejercicio de Ebrard como bueno, pero puede que influya en mi perspectiva trasladarme cotidianamente entre el Distrito Federal y el Estado de México, y que sienta a cada paso, en los transportes, en la calle y en cualquier parque, entre ambas entidades, una insoslayable diferencia; y que me sienta, como peatón o conductor, más seguro en la capital del país. Hay que tomar en cuenta la gran descomposición de las estructuras políticas del Estado de México, la avasalladora corrupción en todos los niveles, y la escalada de violencia en el territorio mexiquense a causa del crimen organizado, y que entonces, al ver la mejor situación del Distrito Federal sobrevalore el trabajo de Ebrard.

En las negociaciones con el gobierno del Distrito Federal, se acordó que los despedidos serán reinstalados en otras fuentes de trabajo, como la Secretaría de Protección Civil o en Protección Civil del Sistema de Transporte Colectivo Metro. Bien por la reinserción laboral de los huelguistas. Pero una pregunta debemos hacernos: ¿por qué no fueron readmitidos en el Heroico Cuerpo de Bomberos? La respuesta: el conflicto evidenció la deplorable situación en esa dependencia: falta de equipo y, “en el mejor de los casos”, herramientas y vehículos obsoletos que no aprueban las normas internacionales de la National Fire Protection Asociation (NFPA); así como una corrupción en la que directivos de la agrupación venden las plazas de trabajo a personas no calificadas para tan demandante y riesgosa actividad (Rodrigo Vera, Proceso, edición 1871, 9 de septiembre de 2012). Por eso y por otras cosas que salieron a la luz es que los despedidos no serán reinstalados en su fuente de trabajo.
¿Por qué la Ciudad de México no cuenta con un eficiente departamento de bomberos cuando Marcelo Ebrard –galardonado con el World Mayor Prize como el mejor alcalde del mundo en 2010 (www.worldmayor.com/contest_2010/world-mayor-2010-results.html)– ha comparado varias veces a nuestra capital con urbes del primer mundo que sí los tienen? Los inconformes mencionaron la situación de sus homólogos en San Diego, California, que es superior a la de los nuestros. El County Fire Authority de esa ciudad tiene 129 estaciones, mientras que el Distrito Federal tiene 16. Es una diferencia de ocho a uno. El dato se endurece más si consideramos que en San Diego residen 1 millón 307 mil 402 personas (http://2010.census.gov/news/releases/operations/cb11-cn68sp.html) y en el Distrito Federal, 8 millones 851 mil 80 habitantes (www3.inegi.org.mx/sistemas/mexicocifras/default.aspx?src=487&e=9).
Los estadunidenses tienen suficiente equipo, herramientas y vehículos, mismos que aprueban las normas de la NFPA. Entonces me pregunto: ¿cómo uno de los mejores alcaldes del mundo cuenta con un grupo de bomberos tan disminuido en comparación con el de San Diego, cuando esa ciudad ni siquiera es una de las más importantes en Estados Unidos? Ebrard se va a la Organización de las Naciones Unidas como presidente de la Red Global de Ciudades Seguras (Bertha Ramírez, La Jornada, 4 de septiembre de 2012). Antes de que se vaya debe saber que en una ciudad que se precie de ser segura es fundamental garantizar la vida de sus ciudadanos en situaciones de siniestros, lo que es imposible con las carencias del Cuerpo de Bomberos.
Aunque en apariencia el conflicto se resolvió, Ebrard dejó una tarea pendiente: reabastecer y reorganizar a los bomberos, pues para los ciudadanos eso no es un asunto de mejores alcaldes o de ciudades con aspiraciones primermundistas: eso es materia de vida o muerte. Esperemos que Mancera promueva una depuración de los directivos corruptos y mejore al Heroico Cuerpo de Bomberos y con ello la seguridad de más de 8 millones de habitantes en la Ciudad de México.
*Maestro en ciencias; arqueólogo subacuático; diseñador gráfico; integrante del taller Madre Crónica.
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Fuente: Contralínea 310 / Noviembre de 2012