CFE: propaganda y realidades

CFE: propaganda y realidades

A los heroicos mineros chilenos, ejemplo de resistencia

Una de las primeras medidas en un sistema político democrático es no dilapidar la lana. Sabemos que siempre los ingresos gubernamentales son escasos, hasta en países como Estados Unidos y Alemania, motores de la economía mundial. Por eso, ante lo finito de algo, se debe analizar muy bien a qué se destina cada peso.

Lo anterior viene a cuento porque hace cuando menos una década, buena cantidad de investigadores y especialistas han señalado que no tiene sentido hacer propaganda en Petróleos Mexicanos y la Comisión Federal de Electricidad (CFE), ya que ninguna de las dos tiene competencia ni mucho menos realiza algo que la población no sepa.

El exhorto ha sido en vano. La petrolera, como la que provee el fluido eléctrico, derrocha recursos sin cuento en medios de difusión. El único objetivo es hacer propaganda a sus directivos; algo desmesurado e ilógico.

El señor Alfredo Elías Ayub, director de la CFE de 1999 a la fecha, se ha presentado como un hombre excepcional y quien ha llevado a la institución a ser de “clase mundial”. El primer término, “clase”, es equívoco, pues las clases sociales se dan en la población y no entre instituciones. El lema debería ser “categoría mundial”, si acaso. Pero ya sabemos que los publicistas manejan el idioma a su antojo e inventan palabras sin sentido.

Pero el torpe y manido anuncio es lo de menos. Lo de más es que, hace años, la empresa que contrata a sociedades privadas ha sido señalada en diversos países: modelo de transas.

Un ejemplo: en 2007 se denunció que había un fraude en CFE por 308 millones de pesos. Al realizarse las investigaciones, fueron a parar a la cárcel María Elena Guerrero Escamilla y su jefa Diana Patricia Gutiérrez. Ambas habían descubierto la estafa. Pero ya sabemos que la justicia mexicana aprehende y castiga al inocente y deja libre y orondo al culpable.

La primera ha vuelto a denunciar el asunto. Esperamos que a las dos se les haga justicia en serio, y no se les exonere a hurtadillas como se hizo con los detenidos por el famoso michoacanazo.

Quienes estaban coludidos en el nefasto asunto eran Alejandro Morales y un individuo hoy muy famoso, Néstor Moreno, el mismo que recibió galardones de Vicente Fox, igual que Zhenli Ye Gon.

Ahora sabemos que Néstor obtuvo yate, automóvil Ferrari y dinero a manos llenas de las empresas ABB y Lindsey. El escándalo hizo que en Estados Unidos enjuiciaran a un matrimonio azteca y vayan por más. Aquí, la CFE, la Secretaría de la Función Pública y la Procuraduría General de la República se hicieron las sorprendidas y lo único que realizaron fue incautar el yate.

El 10 de octubre de 2009, en la madrugada, luego de que la Selección Mexicana logró su pase al campeonato mundial de Sudáfrica, donde hizo un papel lamentable, se dio un golpe contra Luz y Fuerza del Centro y el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME).

¿Cuáles fueron los motivos gubernamentales de una acción planeada con mucha anticipación y malevolencia?

Según dijeron, evitar la corrupción del SME; ahorrar, ya que a esa firma se le daban apoyos millonarios; hacer más ágil y eficiente el servicio y, sobre todo, impedir la corrupción del mencionado Sindicato (sic).

De los 44 mil trabajadores del SME, no obstante las aparatosas ofertas de liquidación, sólo aceptaron 28 mil; el resto, 16 mil, y gran parte de los 22 mil jubilados, siguen protestando de diversas maneras. En ocasiones, a nuestro juicio, con métodos bastante convencionales y sin mucha imaginación, pero con dignidad.

Medios y articulistas han dicho que la CFE no cumplió con lo ofrecido por Felipe Calderón: mejor servicio, tarifas más bajas, conexiones eficaces y seguras, et al.

El ciudadano, por cierto, está indignado por cobros excesivos, mala atención, cortes del servicio frecuentes y propaganda engañosa.

Lo que habían advertido los del SME, que la fibra óptica sería para negociar, se dio. La licitación 21 mostró que la administración federal, por medio de Juan Molinar, quiere otorgársela a Televisa a como dé lugar. Otra previsión de los esmeítas, que los nuevos trabajadores serían incapaces de arreglar las fallas, es realidad, ya que se contrataron personas que desconocen las tareas encomendadas. El etcétera sería muy largo.

Detengámonos en dos asuntos poco señalados.

Uno: la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, por medio del Servicio de Administración Tributaria, no ha querido dar a conocer los nombres de a quienes condonaron 74 mil millones de pesos en impuestos, y mucho menos ha podido remediar el hoyo de 500 mil millones en regímenes especiales –donde hay muchos empresarios que se solazaron con la extinción de Luz y Fuerza– que afecta las finanzas nacionales.

Dos: la CFE lanzó una nueva campaña donde anuncia que ha realizado una intensa labor en estos 365 días. Entre las maravillas, dice que hay 69 centros de atención a los usuarios, pero omite que se atiende a muy pocos solicitantes y varios de ellos pierden horas de espera muchas veces para informarles que deben pagar y luego virigüen, y señala que tenemos ahora 225 nuevos CFEmáticos, palabreja que sólo ellos descifrarán.

En realidad, no obstante las muchas ventajas que nos anuncian, la CFE debe poner atención en cuatro asuntos: explicar, castigar y erradicar la corrupción; dar trato igual y no discriminatorio a los clientes –entre los que exenta, están comerciantes millonarios–; ser eficiente en México, antes de presumir en el extranjero sus logros, y no derrochar recursos en propaganda sin sentido.

Por su parte, el secretario de Gobernación, Francisco Blake, debe cumplir su palabra y proporcionarles ocupación a los 16 mil trabajadores del SME y no dejarse intimidar por el tuitero Javier Lozano.

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Fuente: Contralínea 205 / 24 de Octubre de 2010