Hace unas semanas se publicó el estudio de la Academia de Ciencias de Estados Unidos sobre el accidente del pozo Macondo, ocurrido en 2010. Después de más de dos años es probable que muy pocos recuerden la extraña explosión y el hundimiento de una plataforma de la British Petroleum frente a las costas de Luisiana. En su momento se difundió mucha información sobre lo que podía observarse en la superficie: la diseminación del aceite, los daños ambientales y económicos, pero quedaron pendientes de conocerse las causas del accidente: ¿por qué se les descontroló el pozo? ¿Cómo fue que un brote de gas a 6 kilómetros de profundidad pudo subir al piso de la plataforma y explotar? ¿No disponían de decenas de alarmas y extinguidores automáticos? ¿Por qué no pudieron cerrar el pozo? ¿No que las plataformas cuentan con válvulas para cerrar el pozo, de 10 metros de altura y más de 350 toneladas de peso?
Gracias al documento de la Academia de Ciencias tenemos algunas revelaciones, que completan otros estudios fundamentales para conocer las causas del accidente. Acaso el más importante es el “Reporte al presidente” Obama, resultado de una investigación realizada por una comisión independiente integrada por expertos de distintas entidades académicas y empresariales. Fue publicado a fines de 2011.
Otro texto imprescindible es el estudio del Departamento del Interior de ese país, equivalente a nuestra Secretaría de Gobernación, realizado por la entidad reguladora llamada Oficina de Administración Oceánica. Asimismo se cuenta con la investigación interna de la propia empresa operadora, la British Petroleum.
En este artículo haremos una apretada síntesis sobre las causas del accidente tomando la información de los textos mencionados. Es obvia la importancia del tema. Pemex inició el pasado mes de mayo de este 2012 la perforación de dos pozos localizados a la escasa distancia de 50 kilómetros de la línea fronteriza con Estados Unidos.
Información confidencial
Todos los documentos mencionados se apoyan en información normalmente considerada confidencial. El informe al presidente utilizó las grabaciones de las órdenes y las operaciones transmitidas en tiempo real, de las cuales las copias se conservaron en oficinas en tierra. Es una especie de bitácora: intervino los teléfonos y reproduce los diálogos de los responsables de las decisiones; también realizó audiencias y careos, confrontando a los trabajadores de las distintas contratistas. Me parece, uno de los más completos. Este importante documento de 400 páginas nos lo proporcionó la doctora Rosío Vargas, experta petrolera del Centro de Investigaciones sobre América del Norte, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), institución que desde 2010 realizó un seminario sobre el tema. Un comentario ineludible es que este documento omitió la explicación del porqué no funcionaron las válvulas llamadas preventores que, supuestamente, debían cerrar automáticamente el pozo en caso de descontrol.
Otro estudio, el de la entidad reguladora realizado conjuntamente con la Guardia Costera, entre otras aportaciones explica las fallas en las válvulas que no cerraron el pozo, a pesar de estar dotadas de cinco mecanismos redundantes. Ese dispositivo, el preventor de reventones (en inglés blowout preventer, Bop) se ubica en la parte superior del pozo, parecerá increíble pero la investigación reveló que las baterías para que funcionara uno de sus mecanismos estaban casi descargadas, es decir, no habían recibido mantenimiento.
El estudio de la empresa British Petroleum, a pesar de algunos sesgos, reconoce una serie de debilidades de su personal, que desde luego fueron confirmados en las auditorías posteriores.
Estos documentos pueden consultarse en la biblioteca del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM y deberían ser lectura obligatoria para la comunidad petrolera.
¿Qué pasó en la Deepwater Horizon la noche del 20 de abril de 2010?
Como hemos adelantado, la explosión y hundimiento de la plataforma no fue producto de sólo un error, sino de una cascada de trabajos mal realizados, de decisiones equivocadas de las tripulaciones a bordo, tanto de la British Petroleum como de Transocean, propietaria del equipo. Todas las fuentes también atribuyen parte de la responsabilidad a los contratistas proveedores de servicios como Halliburton e, incluso, contribuyeron al accidente factores como el diseño de herramientas críticas, como los preventores y la distribución de algunos componentes del equipo en el piso de la plataforma.
Enumeramos sólo para suscitar el interés por la lectura completa de los textos: 1) La cementación por parte de Halliburton de una tubería llamada casing, que es un punto crítico, porque refuerza el aislamiento de una zona de muy alta presión como es la contigua al yacimiento; 2) se omitieron algunas pruebas de la hermeticidad de la cementación; 3) se interpretaron erróneamente algunos indicadores de las presiones del pozo; 4) se laboraba con mucho apresuramiento pretendiendo compensar retrasos que se traducen en elevación de costos; 5) como la perforación había concluido, se realizaban tareas simultáneas; 6) se realizaron ahorros en costos, mismos que, a la postre, resultaron contraproducentes; 7) aunque el lector no lo crea, el personal a bordo no había recibido entrenamiento suficiente; 8) había conflictos entre las tripulaciones de la empresa operadora y la propietaria, y ambigüedad sobre las responsabilidades; 9) también es increíble, como ya anotamos, que se descubrió falta de mantenimiento a piezas básicas para el funcionamiento del Bop para cerrar el pozo; 10) en ésta, como en otras perforaciones, se han sobrevaluado las funciones y las aptitudes de las herramientas.
Consecuencias y lecciones
Entre otras muchas, señalemos que la empresa y sus contratistas resultaron culpándose mutuamente. La British Petroleum está enfrentando más de 200 mil demandas, casi un cuarto de millón de reclamos, entre ellos de los gobiernos de Tamaulipas, Veracruz y Quintana Roo, juicios que aún no concluyen. Una de las sentencias señala que “aunque se han comprobado fallas de Halliburton y otras, la British Petroleum es la finalmente responsable”, por ser la operadora.
Continuaremos el próximo mes sobre las lecciones concretas para México, entre ellas desde luego la necesidad de fortalecer a la Comisión Nacional de Hidrocarburos, la institución reguladora en nuestro país.
*Investigador en el Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional Autónoma de México