La Habana. Factores geopolíticos, la mayoría asociados al accionar estadounidense en el ámbito internacional, signaron los precios petroleros este año, en medio de una fuerte actividad especulativa acerca de la oferta y la demanda.
Las sanciones para impedir exportaciones de Irán y la hostilidad permanente contra Venezuela por parte del presidente Donald Trump y los personeros más acérrimos de su administración, son ejemplos elocuentes en ese sentido.
Expertos coinciden en que tal política contra ambos productores de crudo, el conflicto interno en Libia y la permanente inestabilidad en Medio Oriente, una de las grandes regiones petrolíferas del planeta, contribuyeron al ascenso y las fluctuaciones de la cotización del llamado oro negro.
A los factores influyentes sobre los precios se suma la constante especulación de la Agencia Internacional de Energía (AIE), entidad afín a los intereses de Estados Unidos, y de diversas firmas petroleras sobre la producción de ese país y del mundo, así como el consumo global.
La guerra comercial desatada por Estados Unidos contra China y otros países, incluidos los socios de la nación norteña, también deviene importante elemento que impacta en la evolución de las cotizaciones en el mercado petrolero.
Normalmente sobre los precios del oro negro, como en cualquier bolsa de materias primas y de acciones, incide un grupo de factores, en primer lugar los fundamentos del mercado (relación oferta-demanda) y la actividad especulativa.
También repercuten otros como tormentas, huracanes y demás fenómenos meteorológicos, así como las tensiones y conflictos geopolíticos, particularmente los que involucran a naciones productoras de hidrocarburos.
Estos últimos han tenido últimamente un fuerte protagonismo. Basta señalar que ilustran al respecto las guerras contra Iraq, Libia y Siria por la posesión del petróleo y el gas, y más recientemente la reimposición de sanciones a Irán.
La OPEP decide
Los precios del petróleo despidieron 2017 e iniciaron 2018 con tendencia alcista, propiciada en gran medida bajo el paraguas del pacto en 2016 entre la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y otros productores de crudo, incluyendo a Rusia.
Entonces, para influir en las cotizaciones, golpeadas por el exceso de abastecimiento mundial de ese combustible -en gran medida debido al incremento de la producción estadunidense-, los participantes en el acuerdo convinieron reducir el nivel extractivo en 1.8 millones de barriles diarios.
Tal pacto, convertido en una suerte de alianza entre la OPEP, Rusia y otros 10 productores, permitió la recuperación de los precios, que habían descendido hasta unos 30 dólares el barril, y lograr el reequilibrio del mercado.
Como resultado del accionar de la OPEP y sus socios, las cotizaciones del oro negro subieron progresivamente y remontaron los 60 dólares el barril, y se acentuaron tras el anuncio de Estados Unidos de retomar las sanciones contra el país persa.
El crudo Brent del mar del Norte alcanzó 84 dólares el tonel, mientras que el marcador norteamericano de Texas (WTI) recobró los 70 dólares por unidad. Treparon además visiblemente las canastas de crudo de la OPEP y la venezolana.
Sin embargo, en noviembre el precio retrocedió más del 20 por ciento de su valor, lo cual analistas atribuyen, entre otros, a una mayor oferta y la anuencia de Estados Unidos de permitir importar a algunos países petróleo iraní.
También asocian el declive de las cotizaciones al aumento del bombeo de crudo por la OPEP, Rusia, Estados Unidos y Arabia Saudita, mayor productor de la agrupación de exportadores, y a las presiones de Washington sobre Riad para que eleve el nivel extractivo.
La recuperación de los precios del crudo favorece automáticamente a las grandes compañías del sector, aunque las petroleras siguen siendo prudentes y sólo invierten en nuevos proyectos a cuentagotas, apuntan los analistas.
Vale destacar el doble rasero de la nación norteña, que trata de presentarse como un defensor de la baja de los precios, mientras que por otro lado hace lo contrario, con sus medidas de castigo a Irán y su participación en la guerra en Siria para apoyar a grupos terroristas.
No en balde recientemente el presidente de Rusia, Vladímir Putin, aconsejó a su homólogo estadounidense Donald Trump “mirarse al espejo” cuando busque culpables de la subida del precio del petróleo.
Para Rusia, el grueso de los miembros de la OPEP y otros exportadores, un precio del barril entre 65 y 75 dólares es satisfactorio.
El desplome de las cotizaciones en noviembre por los aspectos mencionados, llevó la cotización del WTI a unos 53.38 dólares el barril, y la del Brent a 61.52.
Ante esa tendencia, la OPEP anunció que en su reunión prevista para inicios de diciembre analizará una reducción de su oferta en 1.4 millones de barriles diariamente en busca de reequilibrar el mercado.
Acerca de la demanda
El petróleo es la materia prima más comercializada en el mundo y el monto de sus ventas alcanza varios billones (millón de millones) de dólares.
De acuerdo con un sondeo, los precios del crudo se mantendrían estables este año y el próximo, ya que una mayor producción de ese bloque y de Estados Unidos cubriría el creciente consumo -próximo a los 100 millones de barriles diarios- que encabeza Asia y ayudaría a compensar déficits en el suministro de Irán y otros exportadores.
La consulta, a 44 economistas y analistas, prevé que el Brent -crudo de referencia internacional- promedie 72.87 dólares por barril en 2018.
Empero diversas entidades como Morgan Stanley, Goldman Sachs Group Inc. y el Banco de Rusia convergen en un aumento de la demanda y precios superiores a ese valor.
Según expertos, el petróleo, el gas y otros hidrocarburos liderarán aún el consumo de energía en 2040, no obstante el auge de las fuentes renovables.
Se trata de materias primas agotables muy necesarias para diversas industrias, por lo que su precio podría ser mayor.
Roberto Salomón*/Prensa Latina
*Redacción económica de Prensa Latina.
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