James Mattis en Sudamérica, huele a azufre todavía

James Mattis en Sudamérica, huele a azufre todavía

La Habana. Cuando el cerco es más fuerte contra Venezuela, Estados Unidos mira hacia el Sur en busca de aliados; de ahí la reciente visita del secretario de Defensa, James Mattis a Brasil, Argentina, Chile y Colombia. ¿El objetivo?, reforzar la relación de Washington con esas cuatro naciones que, no es casual, integran el llamado Grupo de Lima, una especie de OEA reducida, plataforma política “express” contra el gobierno del presidente Nicolás Maduro, a juicio de expertos.

Durante sus escalas, Mattis sostuvo encuentros con diversos representantes gubernamentales de cada uno de esos países, porque, claro está, tales nexos “son fundamentales para conseguir que el hemisferio occidental sea un lugar de colaboración, próspero y seguro”, como subrayó el Pentágono en un comunicado.

El viaje de Mattis es el primero de un secretario estadounidense de Defensa en los últimos cuatro años. En 2014, el entonces ocupante del cargo, Chuck Hagel, estuvo en Colombia, Chile y Perú.

Esta gira repite dos de las naciones de aquel momento y coincide con la nominación por parte de la Casa Blanca de 2018 como Año de las Américas.

A su llegada a Brasil sugirió a sus autoridades -parece que el actual gobierno de Planalto dio esas facultades- tener cuidado al escoger sus socios, en alusión a China, y eso sí, “estrechar lazos con Estados Unidos”.

“Estados Unidos está pensando a largo plazo respecto a Sudamérica, consciente de que el éxito y la seguridad de las futuras generaciones depende de cuán bien construyamos una relación de confianza con nuestros socios del hemisferio occidental”, confesó el enviado de Washington.

Para la analista internacional Alejandra Loucau es una estrategia transformar América Latina en objetivo de disputa entre Estados Unidos y el gigante asiático, en un intento de la nación norteña por recobrar la influencia perdida en los últimos años.

Un reporte publicado en la página digital del canal Telesur, asegura que el volumen comercial entre América Latina y China aumentó casi el 20 por ciento en 2017.

Mattis también hizo pública en suelo carioca la arremetida que lidera la Casa Blanca contra Caracas, porque aprovechó su estancia en Río de Janeiro para insistir en el compromiso de Washington con Sudamérica y alabar el liderazgo de Brasil frente al “régimen opresor” del presidente Maduro.

Luego, en una próxima parada, al hablar con su homólogo argentino Oscar Aguad expresó que ambos lados apostaron a lo que denominaron una “amistad inteligente”.

El mismo Aguad, quien hizo una reforma de las Fuerzas Armadas con asesoría estadounidense, destacó que Argentina estuvo largos años “apartada de sus leales socios y amigos”.

Y no tuvo reparos en manifestar su complacencia por haber “regresado al camino del que no debimos alejarnos”, en clara alusión a las políticas independientes de los gobiernos de Néstor Kirchner (2003-2007) y Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015).¿Cómo se traduce eso? Tal vez la respuesta más cercana la dio el politólogo Edgardo Mocca al afirmar a Rusia Today que “la única política exterior que tiene la Argentina de Mauricio Macri es hacer los deberes que necesita Estados Unidos”.

Por su parte en Chile, Mattis tuvo audiencia con el presidente Sebastián Piñera para intercambiar aspectos de carácter “estratégico” en esa parte del mundo y cerró su recorrido en Colombia, donde pondría puntos sobre las íes con las autoridades del nuevo gobierno de Iván Duque.

“Productiva reunión con el secretario de Defensa de los Estados Unidos, James N. Mattis. Dialogamos de temas relacionados con la seguridad del hemisferio y el fortalecimiento de nuestras relaciones bilaterales”, tuiteó el propio Duque.

Un día antes de su arribo a Bogotá, Mattis comentó que el principal motivo de su visita era “escuchar”, en particular porque Duque lleva muy poco en la Casa de Nariño.

Reportes de los periodistas acompañantes en el avión oficial reseñaron que el jefe del Pentágono preveía que su encuentro fuese como la primera visita a un sastre, en la cual lo principal es tomarse las medidas para poder trabajar en algo concreto más adelante.

A propósito del recorrido de Mattis, no sería ocioso destacar que se produje justo cuando el gobierno estadounidense se empeña en la creación de un Ejército Espacial, que entraría en funcionamiento en 2020.

En una de sus declaraciones al paso por Brasil, Mattis tocó el tema: la cuestión de la “relación más fuerte” tiene una connotación particular por la mirada sobre la estratégica base militar espacial de Alcántara (en el estado de Maranhao, noreste de ese país).

La instalación castrense ya generó polémicas en Brasil, porque el presidente de facto Michel Temer tenía planes de cederla a Estados Unidos, especulan medios de prensa.

Lo cierto es que “levanta mucha sospecha”, advirtió el presidente de Bolivia, Evo Morales, al referirse a la visita del emisario del mandatario Donald Trump, un oficial retirado del Cuerpo de Marines con protagonismo tras liderar la intervención estadounidense en Medio Oriente después de los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington.

Morales también escribió en su cuenta en la red social Twitter: “Condenamos presencia en Sudamérica de secretario de Defensa, EE.UU., James Mattis, alias Perro Rabioso, que afirma que viene por intereses norteamericanos”.

Por eso, al revisar los pasos de Mattis por la región entre el 12 y el 17 de agosto, bien podría emplearse, sin lugar a dudas, una frase del desaparecido líder de Venezuela Hugo Chávez: “¡Huele a azufre!”

Deisy Francis Mexidor*/Prensa Latina

*De la Redacción Norteamérica.

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