Las andanzas de Rosario Uzárraga

Las andanzas de Rosario Uzárraga

Andanzas de Rosario Uzárraga, escrito por su hijo Sergio Uzárraga Acosta, describe bien quien fue Rosario (o Chayo) Uzárraga: un hombre andariego buscando la vida y buscando encontrarse a sí mismo. Era nativo de Toypaqui, Choix, Sinaloa, donde nace el 6 de junio de 1918, por lo que le tocó todo el régimen posrevolucionario. Fue un hombre de izquierda. Líder nato. En todos los lugares que anduvo la gente lo seguía y escuchaba. Amén que hablaba bien. Sus estudios formales sólo llegaban hasta segundo de primaria. Fue autodidacta.

Hombre errante y que padeció hambres, vivió en Sonora, en Bácum (incluso allá fue registrado) y en varios pueblos de los valles del Yaqui y del Mayo. En ese estado conoció al dirigente agrario Machi López y a la Central Campesina Cardenista, donde se afilió al Partido Comunista Mexicano (PCM). Radicó en el mismo Toypaqui, en Loretillo, en Choix, por el rumbo de Tehueco, El Fuerte, y finalmente en Guamúchil lugar, donde es asesinado junto a su hijo en la lucha popular-urbana.

En Toypaqui escuchaba por onda corta Radio Habana, Cuba, por lo que la gente del lugar y alrededores le llamaban el Cubano y a Toypaqui le llamaron la “Cuba Chiquita”, y a los de Toypaqui todavía algunas personas mayores les dicen los cubanos. Es en este lugar donde empiezan los problemas con sus enemigos políticos que no compartían sus ideales, razón por la cual el 15 de agosto de 1960 en la comunidad de Tabucahui le matan a su hijo Sergio Uzárraga Atondo. Muchos dicen que se debió a la labor de organización política que estaba haciendo en esa comunidad. En esa reyerta también es herido de bala Bernardino Espinoza, Naco, vecino de Loretillo. En esos tiempos, del 6 al 8 de enero de 1963, Rosario Uzárraga viaja a la ciudad de México al Congreso Constituyente de la Central Campesina Independiente (CCI).

Posteriormente, la policía judicial de Choix, el 5 de junio de 1967, le aplica la ley fuga en el arroyo de Cabanillas, El Fuerte, a su hijo Luis Fernando Uzárraga Atondo, quien también tuvo problemas y previamente había matado a una persona del rumbo de Toypaqui, por lo que había caído preso. La muerte de su segundo hijo le afectó mucho a Rosario y desde entonces empezó a sufrir ataques cardiacos. A raíz de la muerte de hizo Luis Fernando, la familia se vio obligada a abandonar Toypaqui, a dejar tierras y pertenencias. En esa salida le ayudó su compadre José Ávila, también del rumbo. Viven un tiempo en Santa Rosa, El Fuerte, y de ahí se van a vivir a Guamúchil, Sinaloa, donde sus hijos se enrolan en el Ejército y él ingresa a trabajar como velador en la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS) en esa población, donde también destacó su labor de liderazgo.

Tuvo una familia prolífica en dos matrimonios, llegando a tener 20 hijos. Sus hijos e hijas también se involucraban en la problemática social, incluso algunas de ellas fueron maestras.

El 29 de marzo de 1975, en Campo Wilson, Guasave, le matan un tercer hijo: Carmen Ricardo Uzárraga Atondo. Mi padre conoció a Carmen, incluso trabajaron juntos en el Campo Estrada. También conoció a sus hermanos Sergio, Luis Fernando y Alejo, pues eran de la misma región y los jóvenes de las diferentes comunidades convivían y departían juntos en las fiestas y bailes.

La primera esposa de Rosario Uzárraga fue Angelina Atondo Muni, quien muere de parto en el Campo La Noria, cerca del Campo 60 en la región del Yaqui, Sonora; pero más bien lo que la acabó fue de una enfermedad que los lugareños conocían como “fiebre pinta”. Su segunda esposa fue Dolores Acosta Álvarez, originaria de El Reparo, Choix, comunidad vecina a Toypaqui.

Siempre fue acosado por los cuerpos policiacos, judiciales y el mismo Ejército, que hacía rondines y esculques en los poblados serranos de Sinaloa, práctica muy frecuente en la décadas de 1970 y 1980, aunque fueran violatorios de la Constitución. Más de una vez lo visitaron en su casa de Toypaqui, pero era un hombre de valor y buen trato; enfrentaba al enemigo o, como él decía, “lo agarraba por los cuernos”. En Toypaqui llegó a coincidir con José Ángel Espinoza, Ferrusquilla, quien tenía parientes en esa comunidad y visitaba el pueblo, además de llegar a saludar y ver a su compadre Bernardo Uzárraga y sus parientes por el lado materno, los Aragón.

Mi amigo Norberto Soto Castillo, hombre de izquierda y que conoce esos menesteres, me comenta que de Toypaqui se recorría la línea de adoctrinamiento hasta Las Urracas, donde había otro líder agrario: Ramón Palafox, Mogote, quien casó con Gregoria Arce Zazueta, la Goya, con quien tuvo una hija que vive en Tabucahui, Lola. Tanto Rosario como Ramón eran personas que tenían una inteligencia nata, producto de su experiencia y la práctica del autodidactismo. Tenían lectura y podían construir esquemas y además se les daba la retórica.

Todavía recuerdo cuando mi papá, los domingos, iba a las juntas que se hacían en Las Urracas y que organizaba y presidía Ramón, Mogote. Mi mamá se enojaba mucho porque decía que sólo era perder tiempo. Mi mamá no entendía que mi padre hacía comunidad. Lo que recuerdo es que Mogote estaba organizando un grupo de ejidatarios para que les dotaran de tierras en el valle, tierras de mucho mejor calidad que las de la región. De Baca iban varios, pero al que recuerdo era a mi papá. Eran los fines de la década de 1970.

En Guamúchil Rosario se involucró en las demandas de la población, se relacionó con maestros y grupos subversivos que buscaban un cambio como La Liga Comunista 23 de Septiembre, visitaba presos políticos en la cárcel, les daba cobijo, comida y apoyo, organizaba marchas y participando en actos cívicos, por lo que fue muy querido en esa región.

Otro amigo luchador social, Camilo Valenzuela, comenta sobre Rosario Uzárraga: “Conocí al compa Chayo en 1970 cuando me acerqué a las juventudes comunistas y asistía a plenos del PCM de Sinaloa. Fue parte del ala de izquierda del PCM encabezado por el viejo Barraza, mi primer maestro como militante socialista. Fue parte y apoyó para la tendencia revolucionaria de masas que evolucionamos hacia la lucha radical y armada. Fue asesinado junto a uno de sus hijos que había sido militar, en Guamúchil, cuando estaba preso. Era los años 70”. Y agrega: “Me gustaba una expresión de él cuando se cuestionaba la dinámica burocrática del PCM en Sinaloa. Estoy hasta la madre de lustros de ir y venir a trámites en la Secretaría de la Reforma Agraria (SRA), gastando aportaciones de solicitantes de tierra. Cuando menos, hay que quemar unas pinches zacateras de caciques”. Camilo fue un destacado dirigente social cuando en la década de 1970 principios de la de 1980 en Sinaloa soplaron aires libertarios, que venían de más atrás, del 68. Posteriormente cuando se funda el Partido de la Revolución Democrática (PRD) ingresa a él. En ese partido lideraba el grupo de la Red de Izquierda Revolucionaria (Redir), los redires.

Durante su vida conoció a importantes líderes sociales de la izquierda, como Valentín Campa, Ramón Danzós Palomino, Lombardo Toledano, y al actual senador por Sinaloa Rubén Rocha Moya. Le tocó visitar Cuba junto a Rubén e ir a Radio Habana. Leía Historia del Partido Comunista de la Unión Soviética y el Manifiesto del Partido Comunista, además de pensadores rusos.

Era alegre y le gustaba la música norteña, entre ella el Corrido de Los Pérez. Muere asesinado junto con su hijo Alejo el 12 de enero de 1983 en el predio Tultita, municipio de Salvador Alvarado, a manos del policía Román Pérez Félix. En la colonia 15 de Julio de Guamúchil, está su busto junto con el de su hijo Alejo, y en la ciudad de Culiacán el primer domingo de mayo de 1985 se fundó la colonia Rosario Uzárraga.

Desde mi percepción, fue otro Rubén Jaramillo, quien muere asesinado junto a su esposa y tres hijos en las inmediaciones de la zona arqueológica de Xochicalco, Morelos, líder agrarista, al igual que Rosario Uzárraga. Las dos esposas que tuvo Rubén Jaramillo se llamaron Epifanias, que en griego significa: “Aparición, manifestación o fenómeno” y Rosario también tuvo dos esposas que jugaron un papel muy importante en su vida, ambas lo apoyaron y compartieron ideales. Tanto a Rubén como a Rosario la muerte les alcanzó a sus hijos. Ambos fueron la manifestación del pueblo en lucha por una vida mejor.

Guadalupe Espinoza Sauceda*

*Abogado y maestro en desarrollo rural; integrante del Centro de Orientación y Asesoría a Pueblos Indígenas, AC