Afortunadamente se aprobó la iniciativa presidencial de Ley de la Industria Eléctrica, que da prioridad al despacho de electricidad producida por el Estado a través de Comisión Federal de Electricidad (CFE) y al final a la generada por empresas privadas. Pero se ha desatado una campaña de descrédito contra la nueva ley completamente injustificada. Las corporaciones se amparan y hay jueces que han otorgado numerosas suspensiones a la aplicación de la Ley. Es escandaloso, porque esa ley endereza muchas cosas y evita abusos.
Para la economía de un país, el sector energético es altamente prioritario. Es la llave que enciende el motor de la economía. Sólo con la energía puedes producir bienes y servicios. No puedes entregarles las llaves de tu casa a los vecinos. Las mantienes siempre en tus manos. Por geoestrategia y seguridad nacional, los energéticos no pueden ser privados.
Los Artículos 27 y 28 de la Constitución han sostenido que el sector energético debe ser propiedad de la nación. El Estado mexicano ha demostrado durante décadas capacidad para la producción de energéticos: petróleo y electricidad. Para cada familia también son esenciales, por eso no deben ser motivo de negocio. No hemos de lucrar con las más básicas necesidades humanas. Pero mientras que antes de Salinas la CFE generaba toda la electricidad, hoy sólo produce el 54 por ciento y ha sido el gran negocio de corporaciones que imponen sus prioridades. Basta de seguir quemando nuestro propio gas –que se usa para generar electricidad– y comprarlo fuera para que nos lo vendan corporaciones extranjeras.
La privatización eléctrica ya ha mostrado su fracaso en Estados Unidos, con sus múltiples apagones, recientemente en Texas. Con energía privatizada sufrió un apagón que dejó a millones, sin luz, sin agua y sin alimentos. Y eso que Texas es la máxima potencia energética de Estados Unidos, Lo cancelación del suministro de gas a México por las nevadas en otro país, nos hace reflexionar sobre la necesidad de nuestra autosuficiencia energética. Durante la crisis en Texas, la factura a hogares pasó de 200 a 10 mil dólares. La experiencia de Enron y lo que antes sufrieron los usuarios en California, muestra el fracaso de la privatización eléctrica. El gran apagón desnuda las privatizaciones como la de la energía eólica, la gente en Texas pagó a la iniciativa privada 28 mil millones de dólares más por electricidad, y con todo y todo se fue la luz. La apertura a privados que buscan acumular ganancias significó un mayor costo que el servicio ofrecido por empresas públicas. Corrupción, caos y daño ambiental son efectos de la privatización eléctrica. Urge retomar la industria eléctrica nacional y eso hace la nueva ley.
La Ley de la Industria Eléctrica retoma los principios constitucionales que México ha sostenido tradicionalmente: los recursos naturales y las fuentes de energía básicas han de estar al servicio de la colectividad y de la elevación de los niveles de vida de la población y no en interés de las corporaciones. Basta de subsidiar a las corporaciones, de darles electricidad barata a las empresas más grandes y contratos leoninos a los extranjeros. Los grandes proyectos de energía limpia los pueden realizar las comunidades apoyadas por la empresa pública, pero las corporaciones se apoderan de grandes territorios pagándoles 3 pesos anuales por metro cuadrado a los campesinos que se ven impedidos de sembrar o construir en sus propias tierras por 30 años. Y dicen que nos hacen el gran favor. Nosotros podemos generar nuestras energías limpias. Además, tenemos litio para desarrollar proyectos limpios. Es hora de que México recupere aquello que le pertenece y de poner las necesidades públicas por encima de la acumulación de ganancias privadas. Es hora.
Los subsidios que ha recibido Iberdrola del Estado mexicano a partir de la aprobación, en 2014, de la inversión privada en la industria eléctrica, equivalen a una tercera parte de los recursos que la empresa española ha invertido en el país hasta ahora, dice información oficial. Iberdrola presume que ya es el segundo productor de energía eléctrica sólo por detrás de la CFE –a la que Iberdrola también provee energía e infraestructura–, y que este año producirá más electricidad en nuestro país que en el suyo propio. Hoy se recupera la CFE, luego que fue mermada por los subsidios a las Corporaciones y la búsqueda de privatizar el servicio de generación de energía.
Con las contrarreformas constitucionales del neoliberalismo, se abrieron puertas y ventanas en el sector energético a las corporaciones extranjeras y nacionales. Funcionarios de los gobiernos de Fox, Calderón y Peña fueron sobornados a cambio de concesiones, contratos leoninos, subsidios y todo tipo de ventajas para las corporaciones en lo tocante a petróleo, electricidad y gas. Sabemos que CFE denuncia robo de corporaciones como Grupo Salinas, Oxxo, Walmart, Soriana, Peñoles, Cinépolis, Kimberly Clark y otras que pagan precios muy bajos por la electricidad que consumen, simulando ser socias de Iberdrola, de Enel Energía, American Ligth&Power que no pagan la luz. Además se amparan para seguir recibiendo subsidios.
La reforma que impulsa López Obrador que revierte la privatización eléctrica afecta a grupos como Bimbo, Femsa –embotellador de Coca Cola y dueño de Oxxo–, Altos Hornos de México, Grupo Posadas y la española Iberdrola. Por eso están tan enojados. Como mencionamos ya, las corporaciones extranjeras se han escudado en las “energías limpias” para ocultar su saqueo. Las centrales privadas eólicas y solares no pagan transmisión, y firmaron contratos en los que la CFE los subsidiaba. Pero afectan al medio ambiente. En mayo de 2019, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), a través de una Manifestación de Impacto Ambiental (MIA), determinó que la transnacional Iberdrola sí está causando daño a la fauna y flora endémica en las comunidades de San Pedro Chapulco y Azumbilla, por la instalación del “Parque Eólico Industrial de Energía Renovable” PIER IV SA de CV. Violenta el Reglamento de la Ley Forestal y Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente (LGEEPA).
“Hay una afectación en la integralidad funcional y daños irreversibles por pérdida del suelo, con una tendencia de no haber acciones que tiendan a minimizar los efectos negativos, a pesar de algunos esfuerzos por atender el problema”, se lee en el documento.
El lugar donde se construye el Parque Eólico Chapulco o PIER IV es un bosque de pino, encino y táscate, de producción maderable, y zona agrícola. No sólo dañan al medio ambiente sino a las comunidades, según informa La Jornada de Oriente el 23 de abril de 2019. Ejidatarios de San Pedro Chapulco y Azumbilla denunciaron que sin previa consulta se construye el “Parque Eólico Industrial de Energía Renovable” PIER IV SA de CV, filial de la española Iberdrola, que únicamente pagará 3 pesos anuales por uso de metro cuadrado de tierra a los campesinos. Las grandes empresas (como Iberdrola) que nos vendieron “energías limpias”, tenían contratos sucios que lesionaron a México. Les entregaron casi el 50 por ciento del mercado y le dejaron de pagar 45 mil millones de pesos a la CFE. Y en la tierra invadida para la construcción del parque, la abusiva trasnacional determinó que los ejidatarios no podrán sembrar ni construir en sus predios durante los próximos 30 años, es decir, hasta 2050. El contrato establece también un pago irrisorio de 4 pesos anuales por ocupación de caminos y 2 pesos por cada metro cuadrado por instalación de plataformas. Es oportuno recordar que al dejar sus cargos Calderón y Kessel se integraron a trabajar para Avangrid, filial de Iberdrola. Los afectados denunciaron que se violentó el derecho de los pueblos a la consulta previa, libre e informada, según consta en el Artículo 2 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, derecho que también es reconocido a nivel internacional como uno más de los derechos humanos universales. Inició con una MIA amañada, pese a que en la zona se ubica la biósfera Tehuacán-Cuicatlán con flora y fauna endémicas cuya supervivencia está en riesgo.
Otra herencia del viejo régimen: México tiene poca capacidad para almacenar gas natural a pesar de que su generación de electricidad depende principalmente del combustible. Y se quema el 20 por ciento del gas producido en México. La irracionalidad del neoliberalismo. Sobre todo, han intentado debilitar a la CFE y adueñarse del mercado con contratos entre los monopolios. En agosto de 2020, la farmacéutica alemana Bayer dio a conocer que suscribió un contrato en México con la energética española Iberdrola para que abastezca electricidad a sus cuatro plantas del país y más de 20 centros de operación. Con ese acuerdo, dejará de consumir paulatinamente energía de la CFE. Por otro lado, Felipe Calderón auspició la entrega de la industria eléctrica a empresas extranjeras, compraba gas a España, proveniente de Perú, mientras quemaba el gas mexicano. De premio se fue de consejero al consorcio español Iberdrola y a su filial estadunidense Avangrid.
Hoy, un acuerdo para limitar el uso privado de “energías limpias” a nivel nacional y devolver el control del rubro a la CFE desató la ira de las empresas privadas que desarrollan actualmente casi una treintena de proyectos eólicos y solares, por lo que anunciaron que acudirán a los tribunales internacionales para echar abajo la medida. En tanto, el Poder Judicial mexicano ya comenzó a otorgarles amparos legales para que sigan operando impunes.
Estas empresas prácticamente se habían apoderado por completo del sector energético y su plan, según el presidente López Obrador, consistía en consumar la quiebra total de CFE y de Pemex, las dos empresas nacionales más importantes de la historia de México. Gracias a la nueva Ley de la Industria Eléctrica y a la vigilancia del pueblo de México, esos planes siniestros no pasarán.
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Pablo Moctezuma Barragán*
*Doctor en estudios urbanos, politólogo, historiador y militante social