Mario González, libre

Mario González, libre

 
A las 23:50 horas de este jueves, Jorge Mario González García, anarquista detenido el 2 de octubre de 2013, fue puesto en libertad, luego de que el Segundo Tribunal Colegiado en Materia de lo Penal le otorgara un amparo liso y llano en el que se le absolvía del delito de ataques a la paz pública, por el cual se le había sentenciado a más de 5 años en prisión.
 
 
“No me la creo aún”, dice Jorge Mario a Contralínea al momento de su liberación. Agrega que siente una gran emoción al ver de nuevo a su madre, a su pareja, a sus compañeros y amigos de nuevo.
 
González García fue notificado de su liberación desde el mediodía. A partir de ese momento se convocó en las redes sociales a acudir la Torre Médica de Tepepan –lugar donde se encontraba recluido– para recibirlo.
 
Caída la noche, alrededor de 50 personas lo esperaban. En el equipo de sonido improvisado afuera del penal, se alternaba la música Punk con las consignas anarquistas. Había nerviosismo y alegría.
 
Veinte minutos antes de su liberación, varios jóvenes comenzaron a tocar con monedas las puertas de la cárcel, exigiendo la pronta liberación de su compañero.
 
De pronto, Patricia García, madre del detenido, gritó con emoción y júbilo: “¡Ahí viene Mario!” Todos corrieron a la entrada del penal. Al salir, entre lágrimas y risas, lo abrazaron.
 
Inmediatamente se despojó de su uniforme caqui, para después quemarlo entre los gritos eufóricos de sus compañeros, la mirada discreta de algunos policías y la cumbia que en esos momentos sonaba en la bocina.
 

Acusado sin pruebas

 
Desde el momento de su detención, su defensa evidenció las irregularidades jurídicas en el caso, entre las que destacan: la falta de pruebas para acreditar el delito del cual se le acusaba, un peritaje de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal en el que se comprueba que no había daño en la propiedad privada que se le imputaba, y las contradicciones en las declaraciones de los policías que lo detuvieron.
El 8 de octubre de 2013, la juez Marcela Ángeles Arrieta le negó la posibilidad de continuar su proceso legal en libertad, debido a lo que ella consideró, sin pruebas que lo fundamentaran, la “peligrosidad social” del anarquista.
 
Por ello, el joven inició una huelga de hambre que culminó 56 días después. Las consecuencias: daño pancreático y la pérdida aproximada de 15 kilogramos de peso.
 
El pasado 1 de octubre inició –junto con otros dos jóvenes presos en el Reclusorio Norte– una segunda huelga de hambre, la cual concluyó pasados 16 días.
 
En varias ocasiones hubo muestras de solidaridad con el caso. En numerosas marchas y manifestaciones en países de América Latina, Asia y Europa se exigió la libertad de Jorge Mario.
 
“Mi hijo se preocupa por el conflicto en el Politécnico, por lo ocurrido con los estudiantes de Ayotzinapa. Pero la luz en sus ojos no la pierde”, comenta Patricia García.
 
“Yo sé dónde está mi hijo, agrega, lo puedo ver en este momento, pero hay –al menos– 43 familias que no saben dónde están los suyos. Por eso seguiremos levantando la voz y el puño y seguiremos peleando por que exista justicia en este sistema corrupto y podrido en el que vivimos actualmente”.
 
Finalmente, Mario González señala que aún faltan muchos presos por salir libres, no sólo anarquistas, sino muchos que están recluidos injustamente. A ellos, con micrófono en mano, les dirigió un mensaje en el que les agradeció su solidaridad en el interior del penal y su esperanza por su pronta liberación. Adentro las luces de los dormitorios se encendían y apagaban continuamente: señal de que lo estaban escuchando.
 
Por los sucesos del 2 de octubre de 2013 aún quedan detenidos Abraham Cortés Ávila y José Alejandro Bautista Peña, sentenciados a 13 y 5 años de cárcel, respectivamente.
 
 

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