Matan uno de los pulmones del DF
Un área natural protegida es el destino del cascajo y la basura que genera la construcción de la Supervía Poniente. El proyecto concesionado a las trasnacionales OHL y Copri por el gobierno de Marcelo Ebrard no sólo implica la tala de miles de árboles por los que correrá la carretera privada, sino también la destrucción de una extensa área de conservación ecológica en las faldas del Ajusco: las tierras del pueblo originario de San Nicolás Totolapan. Una vez destruido el bosque, se utilizará el cascajo para aplanar la zona y establecer negocios como gotchas y pulquerías, denuncian ejidatarios. El Gobierno del Distrito Federal asegura que los desechos generados por la Supervía sólo se depositan en “lugares autorizados” y que ya se han clausurado cinco tiraderos clandestinos en la zona