El desatino presidencial
Si es el presidente quien considera que las autoridades deben primero investigar a las víctimas del espionaje telefónico (defensores de derechos humanos, activistas y periodistas) por “atreverse” a denunciarlo y responsabilizar al gobierno federal de este delito, cómo creer entonces que en México hay una firme convicción para respetar y proteger las libertades de expresión y de prensa