Oligarquía

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El Estado, los grupos de poder y sus próximas víctimas

Todavía no le ponen la corona en la testa ni, por añadidura, se apoltrona en la silla presidencial y, sin embargo, Enrique Peña Nieto ya anticipó a las mayorías que se avecinan seis años más de salvajes pesadillas neoliberales y del capitalismo de amigotes depredadores.

El club de los impacientes

Por desgracia se interpone ese irritante interregno cuasi paralizante. Ese dilatado y ambiguo espacio de transición que caracteriza al senilmente esquizofrénico reino del sistema político autoritario mexicano y sus 30 años de salvaje fundamentalismo neoliberal. Donde el agonizante soberano, socialmente indeseable y que ya apesta a muerto, ve impotente cómo su autoridad se eclipsa irremisiblemente, y el príncipe heredero no se ha coronado legalmente como el rey sustituto. En el que el próximo dueño de los destinos de la nación se impacienta porque aún no puede ejercer sus potestades constitucionalmente concedidas como señor de horca y cuchillo, depositario absoluto del Poder Ejecutivo que avasalla a sus dóciles y supuestamente pares del Legislativo y Judicial, y somete a las mayorías que carecen de los mecanismos jurídicos para defender sus intereses ante las tropelías del bloque dominante político-oligárquico.

La contrarreforma laboral o el retorno a las cavernas del capitalismo salvaje

El 4 de marzo de 1933, en su discurso de toma de posesión de la presidencia estadunidense, ante una población brutalmente golpeada por el colapso del “libre mercado” decimonónico, que arrojó a millones de personas al desempleo y al infierno de la miseria, Franklin D Roosevelt pronunció una de sus famosas expresiones: “Déjenme afirmar mi firme creencia que a lo único que hay que temer es al propio temor”, resonancias de las palabras del griego Epicteto de Frigia, (55-135), el filósofo griego estoico que algún tiempo fue esclavo en Roma: “No hay que tener miedo de la pobreza ni del destierro, ni de la cárcel, ni de la muerte. De lo que hay que tener miedo es del propio miedo”.

El caduco sistema político y electoral debe ser renovado

Salinas de Gortari creó el Instituto Federal Electoral en 1990 y, en 1993, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, luego del patético fraude de 1988 para intentar limpiar la cara al sistema electoral mexicano y modernizar la operación del fraude electoral a favor del Partido Revolucionario Institucional-Partido Acción Nacional (PRIAN) y en contra de los intereses de nuestro pueblo, y para consumar el bipartidismo que impulsa Washington para México. La dictadura de las grandes corporaciones a través de solamente un partido ya no funcionaba, el PRI-gobierno estaba agotado, así que se ejecutó el modelo clásico de la “democracia estadunidense” con dos partidos alternándose en el poder, para servir a un solo amo: el gran capital.

Paul Johnson: escritor irreverente de historias

En el extraordinario libro de Federico Novelo Urdanivia, De Keynes a Keynes: la crisis económica global en perspectiva histórica, al que estoy clavándole el diente y reseñaré en este espacio, acabo de ver citado a Paul Johnson, quien a sus 84 años ha publicado su libro número cuarenta y tantos, titulado Humoristas, editorial Ático de los Libros.

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