Poesía

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García Lorca, un poeta en Nueva York

García Lorca, el inmenso poeta, el pobre Federico que cayó, indefenso, en las garras del fascismo-nazi del franquismo, nos dejó sus versos, hermosamente dolorosos, como su biografía. Fue el suyo un homicidio del golpismo militar de 1936, en la España a la que debemos el idioma, que los mexicanos hemos enriquecido y mejorado su pronunciación.

El poeta Ernesto Rangel Domene

En largos ratos me meto a las casi 900 páginas, tamaño cuartilla, de la muy selecta recopilación poética Antología general de la poesía mexicana. De la época prehispánica a nuestros días (editorial Océano, 2012), de Juan Domingo Argüelles. Ni por equivocación buscó quién hizo la selección, prólogo y notas en todas las entidades del país. Por esto, no pocos poetas quedaron fuera sin que esto cause su olvido, ya que por fortuna para los lectores se recitan en la radio y se publican en periódicos y en otros libros. En Sonora, por ejemplo, hay más de 1 mil poetas. Uno de ellos es el extraordinario Abigael Bohórquez. Asimismo, en otras latitudes encontramos al maravilloso regiomontano Ernesto Rangel Domene, quien publicó poemas, canciones y prosas.

Pasternak: Zhivago y Marburgo (prosa y poesía)

Se anuncia una nueva traducción acreditada a Marta Rebón (en el ensayo periodístico de José María Ridao “La titánica coartada de Boris Pasternak”, El País, 22 de enero de 2011) de la grandiosa novela El doctor Zhivago, del prosista y poeta Boris Pasternak. En ella, “siguiendo el texto considerado como definitivo que fijó el hijo del escritor [ruso], se han incluido las poesías de Zhivago como un capítulo más, el último, de esa reciente y magnífica traducción”. El caso es que ya en 1991, con traducción de Fernando Gutiérrez, aparecieron esas poesías y que, como en toda la novela, el personaje femenino Lara es la inspiración (que en la vida real fue la amante de Pasternak, Olga Ivinskaya) y a quien están dedicadas con el amor-pasión (¡oh, Stendhal!) que las ha convertido en creaciones del más puro romanticismo de quienes han homenajeado a la mujer: la de carne y hueso, la del “eterno femenino”, la del enamoramiento imposible.

Hablemos, Carlos Moncada, de mujeres…

El sonorense Carlos Moncada Ochoa fue poeta de versos juveniles cuando vivió por las calles polvorientas del corazón del municipio de Cajeme, Ciudad Obregón, al Sur de Sonora. Reportero y columnista en los periódicos Última Hora y, sobre todo, en el Diario del Yaqui. Pasó de alumno a profesor en la escuela secundaria José Rafael Campoy, y luego emigró a la capital de Sonora para graduarse de abogado en la universidad local, donde también fue maestro.

Los versos de Rosa María García-Zapata y Meza

Los poemas del libro de versos de Rosa María García-Zapata y Meza son escalonados y enlazados para subir y bajar por ellos peldaño a peldaño; como flores que al deshojarlas, sus pétalos-besos crean versos que, como dice la poeta Claudia Hernández del Valle Arizpe (en entrevista con Daniel Cisneros, El Financiero, 23 de agosto de 2012), “hay que leer 10 veces un poema si se quiere entenderlo”. Son 46 poemas que se beben en vasos desbordados al olor-calor de primaveras en verano y les entresaca una palabra clave en rojo, como una hoja al viento en páginas blancas… El viento, que sólo Vincent van Gogh, con su cuerda locura por los colores, logró recrear en sus fabulosas pinturas.

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