Héctor Hugo Jiménez
Si de acuerdo a los resultados del sondeo de Hora Cero la catástrofe del PAN se llega a concretar el 5 de julio próximo en Tamaulipas –perdiendo las cinco diputaciones de mayoría que obtuvo en las federales de 2006–, será por varios factores que enseguida enumeraré. Y Javier Garza de Coss, el líder albiazul, será el menos culpable aunque su cabeza sería puesta en la guillotina.
1.- Que Tamaulipas no sería la excepción en el Partido Revolucionario Institucional que viene ganando todas las elecciones estatales desde que Felipe Calderón Hinojosa asumió la presidencia, salvo la guberatura de Baja California que retuvo el PAN, por un error de los priistas en postular al cuestionado Jorge Hank Rhon como su candidato.
Salvo ese prieto en el arroz, el PRI recuperó el gobierno de Yucatán y volvió a pintar tricolor municipios que antes fueron blanquiazules en Aguascalientes y Coahuila. Una confirmación de que los mexicanos no tenemos memoria por los más de 70 años del PRI en el gobierno, o bien, que hay una profunda decepción en la actual gestión federal del PAN y en sus gobiernos estatales y locales.
2.- Que los candidatos a diputados federales designados desde el Comité Ejecutivo Nacional del PAN no fueron los indicados. Un ejemplo es el Distrito II de Reynosa, con Gerardo Peña Flores, una persona con escaso arraigo en la ciudad, que fue el abanderado del PAN en las elecciones municipales de 2007 y cuyo mayor pecado político es pertenecer al equipo del corrupto ex alcalde Francisco García Cabeza de Vaca. Si bien Peña Flores no amasó una fortuna difícil de explicar cuando fue contralor de Reynosa, durante la pasada y corrupta administración panista, no se ha cortado el cordón umbilical con Cabeza de Vaca, su padrino y a quien le debe el favor de tener trabajo en la Ciudad de México.
Una segunda derrota al hilo sería su tumba política.
3.- Que los resultados obtenidos por Acción Nacional en 2006 en Tamaulipas tuvieron mucho que ver con el ambiente de miedo que se sembró antes de las elecciones presidenciales, porque es casi imposible creer que Omeheira López Reyna, una candidata panista casi desconocida en el Distrito III de Río Bravo, podía llegar a ocupar una curul en el Congreso de la Unión.
En otros Estados de la República se repitió el fenómeno a favor del PAN, aprovechando también el apoyo de varios gobernadores del PRI, entre ellos Eugenio Hernández Flores, quienes operaron en contra de su partido para tropezar a su candidato presidencial, Roberto Madrazo Pintado.
4.- Que si bien el PRI no eligió bien a alguno de sus candidatos, como el ex alcalde José Francisco Rábago, por el distrito de Tampico, y a una joven regidora por Nuevo Laredo de nombre Cristabel Zamora, su postulación rebasa en la lógica a otros del PAN.
Un ejemplo es José Ramón Gómez Leal, un joven panista y actual regidor reynosense, con aroma a Armani y vestimenta entre Ermenegildo Zegna y Versace, que fue postulado por el distrito de Río Bravo, mayoritariamente rural.
Ante este escenario, la profesía de Ricardo Gamundi Rosas, presidente estatal del PRI, de obtener el carro completo en Tamaulipas, es decir, de “ocho-ocho”, estaría muy cerca de ser una realidad, más que una muestra de fanfarronería.