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Lunes 08 de agosto de 2011

Lunes 08 de agosto de 2011

Una nueva amenaza global apunta a la seguridad de los Estados. Esta vez no se trata del gobierno de Estados Unidos, el policía del mundo, que impone mediante las armas su democracia y su libertad a naciones sometidas y pueblos marginados. Ahora la amenaza es más sofisticada, más sutil, no usa armas ni municiones ni ejércitos, se trata de la guerra cibernética que infiltra todos los sistemas tecnológicos y es capaz de someter gobiernos, quebrar economías y desquiciar a grupos sociales.

Hace menos de un año, en noviembre de 2010, en la cumbre de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) se anunció este nuevo concepto estratégico para la seguridad de las naciones y las amenazas internacionales que podrían afectar sus intereses. En lo general, el concepto estratégico aprobado manifiesta que la OTAN podrá actuar en cualquier lugar del mundo donde considere que su seguridad puede estar amenazada, más allá de los límites geográficos de sus países miembros.

Además de que la OTAN acordó en esa cumbre crear un sistema de defensa antimisiles para proteger sólo a Europa y Estados Unidos, precisó como las nuevas amenazas globales el terrorismo internacional; las armas de destrucción masiva (químicas, biológicas, radiológicas y nucleares); la ciberguerra; el cambio climático y las catástrofes naturales; los trastornos del suministro de energía; el crimen organizado, y las crisis económico-financieras.

Hasta ahora son países como China en primer lugar e India en segundo que se han apoderado prácticamente del ciberespacio y han logrado infiltrar las redes y sistemas de información, comunicación y seguridad nacional de todo el mundo, con el riesgo que esto significa para países como Estados Unidos e Inglaterra, los cuales siguen considerando a los chinos como una amenaza socialista para el capitalismo salvaje.

Sin legislaciones ni sanciones posibles hasta ahora, expertos chinos han logrado ingresar a los sistemas de seguridad nacional de naciones capitalistas y en el momento que decidan podrían causar verdaderos conflictos económicos, políticos y sociales.

Un análisis elaborado por generales de la Secretaría de la Defensa Nacional, preocupados por la seguridad del Estado, han expuesto que históricamente los ambientes en los que se desarrollan las guerras con el terrestre, el aéreo, el naval y el espacial; sin embargo, en las últimas décadas y como resultado de la modernización exponencial de las tecnologías de la información y las comunicaciones, se ha creado un nuevo ambiente de confrontación o de guerra, que para los expertos constituye el quinto dominio de la guerra y que hoy ocupa el interés y la preocupación de políticos y militares para la defensa.

La “ciberguerra” se refiere al desplazamiento de un conflicto, en principio de carácter bélico, que toma el ciberespacio y las tecnologías de la información como escenario principal en lugar de los campos de batalla convencionales. En este campo de batalla se busca alterar la información y los sistemas del oponente, a la vez que se protegen los propios.

Esta amenaza puede ser resultado de las acciones que lleve a cabo un Estado contra otro. También pueden manejarlo grupos del crimen organizado o individuos llamados hacker que cometen el delito informático al acceder de manera indebida, sin autorización o contra derecho a un sistema digital, con el fin de obtener información gubernamental reservada o dañar sistemas establecidos.

Los blancos de los ataques generalmente enfocan sistemas financieros, bancarios, transportes, industria, comunicaciones y militares, que pueden afectar gravemente la vida de un país. No obstante que durante los últimos años la presencia de este ambiente de guerra ha aumentado significativamente, por sus características especiales las naciones no tienen respuesta dentro del derecho internacional para limitar sus efectos.

No obstante que durante los últimos años la presencia de este ambiente de guerra ha aumentado significativamente, por sus características espciales las naciones no tienen respuesta dentro del derecho internacional para limitar sus efectos.

Hay varios ejemplos militares de esta guerra cibernética que libran las naciones. En la primera guerra del Golfo,el ejército estadounidense lanzó panfletos con instrucciones en árabe para explicarle a los soldados de Irak como deberían rendirse ante la presencia de sus tropas, pero en la segunda guerra del Golfo, el ejército de Estados Unidos envió mensaje de correo electrónico a través del sistema del Ministerio de Defensa de Irak, conocido como Intranet, que teóricamente es privado y cerrado, y estos mensaje fueron dirigidos a los comandantes de las unidades con el siguiente texto:

“Este es un mensaje del mando central de Estados Unidos. Como ustedes saben, es posible que recibamos la orden de invadir Irak en el futuro cercano. Si esto ocurre, avasallaremos a todas las fuerzas que se nos opongan, como ya hicimos hace varios años. No es nuestra intención hacerles daño a ustedes o a sus hombres. Nuestra meta será derrocar a Saddam Hussein y sus dos hijos. Si no quieren resultar heridos, coloquen sus tanques y demás vehículos blindados en formación y los abandonan. Aléjense, váyanse a casa junto con sus hombres. Sus unidades y el resto de las fuerzas iraquíes serán reconstruidas después que el cambio de régimen haya tenido lugar en Bagdad”.

Como resultado de este mensaje que penetró los sistemas de seguridad cibernética iraquíes, al arribo de las tropas estadounidenses, encontraron que una gran cantidad de unidades habían sido estacionadas y sus tanques y vehículos formados, lo que facilitó su destrucción por la aviación de combate.

Otro caso ocurrió en septiembre de 2007, aviones F-15 y F-16 de la Fuerza Aérea de Israel bombardearon una instalación militar siria de carácter secreto. Aquí fue significativa la neutralización de los sistemas de radares y armas antiaéreas de las fuerzas sirias, debido a que las computadoras nunca registraron la presencia de aeronaves enemigas. Las fuentes de inteligencia indican que Siria estaba construyendo, con apoyo de Corea del Norte, un reactor nuclear.

Comando de “ciberguerreros”

El problema es tal, que en 2009 el Pentágono organizó un comando de ciberseguridad nacional de los Estados Unidos, y en mayo de 2010 el presidente Barak Obama lo denominó cibercomando, con la misión de realizar operaciones militares en el espacio virtual.

El 22 de junio de 2011, el gobierno de Estados Unidos anunció la preparación del proyecto Espacio Cibernético Nacional (National Cyber Range) para dotar a un grupo de científicos y militares del departamento de Defensa, de un campo de pruebas virtual para estudiar, prevenir y luchar contra amenazas en la Internet. El propósito es entrenar “ciberguerreros” capaces de enfrentarse a las nuevas amenazas en las redes de comunicaciones y perfeccionar tecnologías para proteger sus sistemas de información.

La guerra cibernética dejó de ser una amenaza abstracta, por lo que el tema de seguridad a las redes informáticas se ha transformado en una prioridad fundamental de defensa para los Estados. En términos de movilización estratégica para enfrentar esta amenaza, para el Ejército es importante la creación de un centro de investigación de defensa nacional para proteger los sistemas cibernético vitales de la nación.

El análisis militar sobre la guerra cibernética explica que “en el panorama geopolítico mundial, prácticamente ha desaparecido el comunismo como amenaza a los estados, sin embargo ha surgido el terrorismo como una nueva amenaza que acentúa su presencia luego de los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos.

“Este factor internacional ha generado la revisión de la doctrina militar en general, en particular en América Latina, que afecta la percepción en aspectos de defensa y seguridad nacional, así como sus implicaciones en la organización, equipamiento y adiestramiento de unidades especializadas.

“Hoy se menciona una interrelación entre terrorismo y el ciberespacio, que se conoce como ciberterrorismo, término reciente en su empleo que se aparta del convencional que se había ubicado principalmente en el marco de conflictos internos o nacionales. También se estudia al terrorismo global, que tiene como característica fundamental su dimensión internacional y sus efectos en la sociedad mundial, que son mayores al terrorismo tradicional.”

Grupo Especial de Defensa del Ciberespacio

De los siete conceptos de amenazas globales, en el caso mexicano la prioridad del gobierno de Felipe Calderón está centrada en los cárteles de la droga y el narcotráfico, sin importarle la enorme violencia que su “guerra” ha desatado (con más de 40 mil muertes sin investigar); tampoco el crecimiento desbordado de la pobreza extrema de la población; ni la crisis económica que aumenta el desempleo, cierra empresas y disminuye el poder adquisitivo; mucho menos le interesa el cambio climático o los problemas energéticos, y ni que hablar del terrorismo o armas de destrucción masiva.

Para el Ejército las cosas son distintas. Además de hacer el trabajo que le corresponde a los cuerpos de seguridad pública y ser el principal responsable de hacerle frente al crimen organizado, ahora se ocupa y se preocupa por la seguridad nacional ante cualquier amenaza cibernética que pueda sufrir el Estado mexicano.

Por instrucciones del secretario de la Defensa Nacional, general Guillermo Galván Galván, México integra un grupo especial de defensa en contra de cualquier intromisión cibernética a los órganos de seguridad nacional y que puede afectar las estructuras económicas, políticas y sociales. Sin embargo, el Ejército Mexicano reconoce que el número de expertos para enfrentarla es mínimo, en relación con los efectivos que se encuentran desplegados para combatir al narcotráfico o los que llegan a desplegarse para auxiliar a la población civil de un desastre.

El análisis militar añade que es importante que en todas las acciones de gobierno para enfrentar una amenaza exista comunicación permanente entre las fuerzas gubernamentales y las fuerzas sociales, a fin de mantener el apoyo e interés de la población en la resolución del problema.

Indica que la movilización para enfrentar una amenaza debe considerar, desde su concepción, que la fuerza a utilizarse responda a los principios fundamentales de soberanía, democracia, estado de derecho y libertad.