Jesús Mariano Martín García*/Centro de Colaboraciones Solidarias
Racheal Adut es una mujer de Sudán del Sur que no tiene acceso al agua potable. “Tenía que caminar 4 horas cada día para buscar agua en un sitio en el que no conocía a nadie. Tampoco tenía a nadie que me ayudara a cuidar de mis hijos mientras, así que los niños no podían comer hasta que yo no volvía con el agua para preparar su comida”, cuenta esta sursudanesa, quien abandonó su país por el conflicto armado que hay en la zona. Como Racheal, 750 millones de personas no tienen acceso al agua potable, de acuerdo con la organización no gubernamental Plan Internacional.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) anunció en 2012 que el 89 por ciento de la población tenía acceso a agua potable. De esta manera se cumplía uno de los Objetivos de Desarrollo del Milenio marcados por la Organización. Pese a los logros, estas cifras aún son insuficientes. Casi medio millón de niños fallecen cada año por no disponer de un acceso correcto al agua potable. Y otros muchos niños ven cómo las dificultades para lograr obtener agua repercuten en su crecimiento y desarrollo. Plan Internacional denuncia que se han perdido cerca de 443 millones de días lectivos mientras estos jóvenes buscaban agua para sus familias. La mayoría de personas que se desplazan son mujeres y niñas. Concha López, directora general de Plan Internacional, denuncia que “el acceso al agua potable en una comunidad mejora de manera decisiva aspectos como la educación y la igualdad de género”.
Las características geográficas de muchos lugares dificultan el acceso al agua. En algunas zonas de numerosos países de África y Suramérica encontrar agua es una odisea por la presencia de zonas desérticas y con poca vegetación. Pero las dificultades las provocan la mano del hombre y sus ansias privatizadoras, muchas veces en países donde escasea el líquido. Varias empresas se aprovechan de la necesidad ciudadana para conseguir agua para hacer negocio con el denominado oro azul.
La ONU establece entre 50 y 100 litros de agua por persona al día para el consumo necesario, alimentarse o para medidas de higiene. En los países de Europa, el consumo de agua por persona al día alcanza entre 200 y 300 litros, mientras que en Mozambique apenas alcanza los 10 litros. Esta organización también recoge que las 884 millones de personas que viven a más de 1 kilómetro de una zona de acceso a agua potable tan sólo utilizan 5 litros de agua en malas condiciones. Otro dato sobre la dificultad del acceso al agua es que en África y Asia la distancia media que se recorre para acceder a una fuente es de 6 kilómetros.
La ONU recuerda que el agua es un derecho para todos y que debe ser físicamente accesible. Para la Organización, “la fuente de agua debe encontrarse a menos de 1 mil metros del hogar y el tiempo de desplazamiento no debería superar los 30 minutos” y que el costo para acceder al agua “no debería superar el 3 por ciento de los ingresos del hogar”.
Resulta irónico que en el llamado Planeta Azul haya habitantes que no puedan acceder a un recurso básico como el agua, que cubre el 70 por ciento de la corteza terrestre en los diversos mares y océanos de nuestro planeta. Del total del agua que podemos encontrar en la Tierra, tan sólo un 3 por ciento es agua dulce. Para que todo el mundo pueda tener acceso al agua se deben poner medios como mejoras en la distribución o la introducción de nuevas técnicas de extracción de agua desde el subsuelo, o bien a través de plantas desaladoras. El 65 por ciento del cuerpo humano es agua: un dato más que suficiente para decir que el agua, más que un derecho, es una obligación necesaria para todos.
Jesús Mariano Martín García*/Centro de Colaboraciones Solidarias
*Periodista
[Sección: Opinión]
Contralínea 434 / del 26 de Abril al 2 de Mayo 2015