Desde hace meses, muchos medios de comunicación y voces del Fondo Monetario Internacional (FMI), Banco Central Europeo (BCE) y Eurogrupo (reunión de ministros de economía y finanzas de la Unión Europea) moldean de modo torticero una visión nada veraz de las negociaciones del gobierno griego con el Eurogrupo a propósito del pago de la deuda de Grecia. Voceros del Eurogrupo y el FMI han dicho y reiterado cuán mal van las negociaciones, atribuyen a Grecia la responsabilidad del posible fracaso de las mismas y dicen no ver próximo acuerdo alguno.
Aumentan la presión y el acoso a Grecia y se intoxica a la opinión pública con informaciones incompletas, textos manipulados y baile de titulares. ¿Preparan el ambiente para dejar caer a Grecia? Lo sorprendente, en este tótum revolútum mediático, es el olvido sistemático de que los problemas financieros y la desorbitada deuda de Grecia son clara consecuencia de la actuación de los anteriores gobiernos griegos con la complicidad de BCE y FMI, que miraron a otro lado cuando debían supervisar, controlar y evitar males mayores.
¿No fueron gobiernos griegos, conservador y socialdemócrata (muy partidarios de esta Europa de finanzas y capital), quienes falsearon las cuentas públicas griegas, con la ayuda de esa oscura banca Goldman Sachs, para que Grecia pudiera ingresar en la zona euro? Que no quepa ni sombra de duda de que, más allá de cifras y qué necesita Grecia hoy o el mes que viene, el conflicto entre el Eurogrupo y el gobierno de Grecia es esencialmente político, además de caracterizarse por una desvergüenza intolerable.
La desfachatez llega a cotas inauditas cuando se insinúa que el Eurogrupo se niega a reestructurar la deuda griega porque el 80 por ciento de la misma es con el BCE y la eurozona, y reestructurarla supondría pérdidas para los contribuyentes europeos (preferimos llamarlos ciudadanos), incluidos los de países más pobres que Grecia. ¿Desde cuándo les ha interesado de verdad la suerte de la gente común? Y, ya puestos, ¿por qué no hablamos de cuánto ha costado y cuesta a los contribuyentes europeos el rescate de la banca?
Intoxicaron la campaña electoral griega del pasado enero con amenazas y chantajes, augurando todo tipo de desgracias para Grecia si triunfaba Syriza, pero no pudieron evitar que el pueblo trabajador lo eligiera para gobernar. Ahora intentan que Syriza fracase, porque no pueden permitir que el gobierno griego de izquierda tenga éxito, no sea que consiga aún mayor apoyo de la ciudadanía. El Eurogrupo no quiere en absoluto que una Grecia gobernada por la izquierda se salga con la suya y abra un nuevo camino para afrontar los problemas.
Por eso exigen acelerar las reformas exigidas. ¿Reformas? En España sabemos muy bien qué significan sus reformas. Esas reformas han traído creciente precariedad laboral más desigualdad y pobreza no vistas desde hace décadas. Esas reformas han hecho posible que en el Reino de España haya gente que pasa hambre y que la única comida de muchos niños sea la del mediodía en la escuela y las vacaciones escolares se conviertan en problema, porque en casa no hay para comer todos los días. Por desgracia, no es el único problema que la dichosa austeridad causa.
Sin embargo, quienes defienden los intereses de los poderosos acreedores exigen al gobierno griego una reforma laboral con despidos masivos, recortes de pensiones y bajo salario mínimo. ¿Cómo se puede exigir eso cuando la austeridad impuesta ha arruinado la vida de millones de griegos? A la minoría que manda en Europa le importa un rábano la gente y, además, no puede permitir que Syriza triunfe. Porque teme que su modo de gobernar, cambiando las cosas y pensando en la mayoría de la gente, cunda en Europa. Es obvio que el Eurogrupo desvela obscenamente al servicio de quién está. Al de esa minoría que se suele decir es el 1 por ciento de la población.
Y ahora cabe finalizar recordando que, además, una parte de la deuda griega es ilegítima. Como la contraída para comprar buques de guerra, submarinos y helicópteros de combate a Francia y Alemania… en tiempos de crisis y austeridad. Y la deuda ilegítima, contraída contra los intereses del pueblo trabajador, no debe ser pagada.
Xavier Caño Tamayo*/Centro de Colaboraciones Solidarias
*Periodista y escritor
[Sección: Opinión]
Contralínea 437 / del 18 al 24 de Mayo 2015