Al periódico Cambio Sonora y Contralínea Sonora, cerrados por Robinson-Bours
Al filo del mediodía del viernes 5 de junio de 2009, al estar el entonces presidente municipal de la capital de Sonora, Ernesto Gándara (alias el Borrego) –actualmente senador–, y mientras el entonces desgobernador José Eduardo Robinson-Bours Castelo estaba de vacaciones –y ahora escondido y a salto de mata protegido por la empresa familiar de Bachoco–, dos o tres empleados de confianza para labores de cañerías incineraban papelería comprometedora del Sonora Proyecta, programa del gobierno que tuvo una inversión de más de 50 mil millones de pesos que, sin embargo, se esfumaron como botín del cártel Bours.
La operación con gasolina rociada sobre las cajas se llevó a cabo en un terreno contiguo a la Guardería ABC, que les pareció ideal a quienes habrían ordenado prenderle fuego a la documentación, y que serían el mismo desgobernador y su asesor el Chino Lam, cuyo nombre completo es Juan Carlos Lam Félix. Buscaban desaparecer los expedientes de Sonora Proyecta y, de paso, para meter una distracción, que las llamas se extendieran al galerón convertido en guardería subrogada por el Instituto Mexicano del Seguro Social, donde ese viernes había 123 niños, desde recién nacidos hasta de 3 y 4 años de edad, cuyos padres trabajadores irían a recogerlos entre las 14 y 15 horas.
Con techo de láminas altamente inflamables, la guardería era un horno por la temporada hermosillense de más de 40 grados centígrados, y sólo contaba con algunos ventiladores, pues los dueños que explotaban la subrogación la mantenían en condiciones infames para gastar lo menos posible y obtener ganancias del 90 por ciento. Los más de 14 socios encabezados por la prima o tía de la esposa del borrachín Felipe Calderón, de nombre Marcia Matilde Gómez del Campo Tonella, están libres por la impunidad brindada por la Suprema Corte de Justicia de la Nación (¡a la que la Organización de las Naciones Unidas recientemente le otorgó un premio por la defensa de los derechos humanos!) y por el entonces presidente de la República Felipe Calderón y el actual Peña Nieto más la complicidad del desgobernador del Partido Acción Nacional, Guillermo Padrés Elías.
Ya corriendo las voces que comentaban el incendio de la Guardería ABC, los padres recogieron los cadáveres ennegrecidos, totalmente quemados, de sus hijos. Y otros, los cuerpos quemados en todos los grados y agonizando de 123 niños, mientras aumentaba la cifra de los que fallecían, hasta llegar a 49. Aquello fue más que un infierno bíblico o dantesco. El drama era ya de conocimiento nacional e internacional. Y todo México conocía las consecuencias del incendio, no imprudencial sino intencionalmente causado para tapar con la tragedia de la Guardería la incineración comprometedora del Sonora Proyecta y los 50 mil millones de pesos que Robinson-Bours y su grupo mafioso, no sólo presumiblemente sino seguramente, se robaron y convirtieron en la corrupción que los caracterizó durante el sexenio (2000-2006), misma que la revista Contralínea Sonora estuvo informando y criticando, hasta que el chapo Bours cumplió su amenaza de impedir su circulación y después combatió al periódico Cambio Sonora, hasta lograr su cierre para quedarse con el diario El Imparcial, al que colmaba de publicidad para silenciarlo con relación a su mal gobierno.
Ya hubo varios dictámenes y está en marcha otro a cargo de una empresa inglesa, gracias a las demandas y peticiones de los padres de los niños, pues las investigaciones apuntan al exgobernador Robinson-Bours y a Juan Carlos Lam Félix, como a los socios de la subrogación de la Guardería ABC, encabezados por Matilde Altagracia Gómez del Campo, alias la prima segunda de Felipe Calderón, el borrachín…, y demás involucrados en la lista elaborada por la Suprema Corte, que encabeza Molinar Horcasitas, alias el Melenas. Y por actos de omisión y negligencia, el expresidente municipal de Hermosillo Ernesto Gándara Camou.
Con sobrenombres al estilo y moda de los delincuentes, todos tuvieron que ver en ese incendio provocado con toda premeditación, pues los autores intelectuales y los ejecutantes del infernal homicidio, sabían que ese terreno baldío colindaba con el edificio de la guardería. En Sonora y el resto del país, se sabe quiénes son los pirómanos y ninguno de ellos siquiera está ante juicios penales. Todos andan en vergonzosa libertad gracias a la impunidad, como el mismo Robinson-Bours y Lam Félix, escondidos en Arizona, manteniéndose con lo que se llevaron del dinero del pueblo sonorense, apoyados por la empresa Bachoco de la familia Robinson-Bours.
A raíz de la tragedia, el borrachín Calderón y su esposa visitaron la capital de Sonora. Prometieron, como delito federal, deslindar responsabilidades a través de la Procuraduría General de la República (PGR). El entonces candidato Peña Nieto hizo lo mismo y hasta la fecha la PGR, en vísperas de cambiar de nombre, pero no de corrupción y encubrimientos, no ha ido más allá de peritajes que acusan a Robinson-Bours y Gándara Camou, otorgándoles impunidad. Pero los padres de los 49 niños directamente mandados a matar y 74 lesionados de por vida, por la pandilla de Robinson-Bours –a los que deben sentenciar por no menos de 50 años de cárcel y al pago de indemnizaciones– no se dan por vencidos ante tanta corrupción. Por cierto, ya apareció asesinado el chofer que participó en el incendio.
*Periodista