Apostados a las afueras de Palacio Nacional, hombres, mujeres y niños víctimas de desplazamiento forzado de Tierra Blanca Copala, Oaxaca, piden audiencia con el presidente Andrés Manuel López Obrador. Fueron expulsados de su tierra a punta de metralla hace poco más de un mes, han pasado hambre, frío, sed, miedo y negligencia oficial.
Las vallas de seguridad que les impiden el acceso al recinto, son las mismas que quisieran para que en su comunidad no volvieran a entrar los paramilitares. Llegaron ayer por la noche, a tres días de haber salido de Yosoyuxi, Oaxaca. No hay nada peor que no poder regresar a sus hogares.
María (quien pide omitir su nombre real por miedo a una nueva agresión) es una de las habitantes de Tierra Blanca Copala que llegó con sus hijos y en compañía de viudas y huérfanos de las comunidades de San Juan Copala y San Miguel Copala, desplazados por paramilitares desde 2010.
Ella asegura que su población, hasta finales del año pasado había vivido en paz. Hoy no pueden regresar a cultivar sus tierras ni a dormir bajo su propio techo. Acusa que algunos pobladores de Tierra Blanca se aliaron con Movimiento de Unificación y Lucha Triqui (MULT) para generar violencia y apoderarse de nuevas regiones. “Salimos para salvar la vida de nuestros hijos y nosotros”.
Pide al presidente Andrés Manuel López Obrador “que les haga caso, queremos la base de la Guardia Nacional para retornar seguros a nuestro pueblo. No podemos estar lejos de nuestra comunidad, de nuestras casas”.
En tanto, Macario García Merino, Integrante de la dirección política del Movimiento de Unificación y Lucha Triqui Independiente (MULTI), dice a Contralínea que han perdido la confianza en el subsecretario de Derechos Humanos, Migración y Población, Alejandro Encinas Rodríguez, porque “no se ha visto avance” que garantice el retorno de los desplazados.
Este es un asunto que debe conocer de viva voz el presidente de la República, comenta. Como MULTI, añade, estamos dispuestos a la firma del pacto de paz en la región, pero lo más importante en este momento es “el retorno de los desplazados, la libertad de los presos políticos presos en diferentes reclusorios de Oaxaca y el tema de justicia”.
Si mañana o pasado mañana se da el retorno, estamos dispuestos a sentarnos para la firma del pacto de paz… no podemos hablar de un pacto de paz cuando los compañeros están en la calle, las viudas y los huérfanos están con nosotros, por eso queremos que nos escuche el presidente de la República de viva voz”.
El líder indígena confía en que el primer mandatario hará lo necesario para pacificar la región, “no puede ser la misma situación que hace una década”, donde no había sensibilidad de los gobiernos anteriores.
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