La prensa occidental trae nuevamente a escena al opositor ruso Alexei Navalny, un bloguero financiado por la NED, que no tiene en Rusia más seguidores que en el sector de la clase acomodada de Moscú y San Petersburgo. La visibilidad que la propaganda anti-rusa le confiere sirve para esconder a la verdadera oposición interna: altos funcionarios que, en el seno del Kremlin, recuerdan la época en que pasaban sus fines de semana en Occidente
Roma, Italia. Un policía derriba la puerta y otro penetra, pistola en mano, y abate a tiros al hombre que, en su sobresalto, había agarrado un bate de beisbol para defenderse, mientras que otros policías apuntan con sus armas a un niño que alza sus brazos, aterrado. Una escena ordinaria de la violencia “legal” en Estados Unidos, documentada hace una semana por The New York Times, que refiere la “estela de sangre” que están dejando las “intervenciones” de exmilitares reclutados por la policía y que ahora aplican en Estados Unidos las mismas técnicas que solían usar en Afganistán o en Irak.
Pero nuestros medios de prensa [en Europa] no nos muestran estas cosas, porque prefieren reservar sus titulares a la policía rusa que arresta en Moscú a Alexei Navalny por realizar una manifestación callejera no autorizada. Esto es una “afrenta a los derechos democráticos fundamentales”, según el Departamento de Estado, que reclama firmemente su inmediata liberación, así como las de otras personas detenidas durante el mismo incidente.
Federica Mogherini, la alta representante de la Política Exterior de la Unión Europea, también condena al gobierno ruso por “impedir el ejercicio de las libertades fundamentales de expresión, de asociación y de reunión pacífica”. Así que todos se juntan en la nueva campaña contra Rusia, con los tonos típicos de la guerra fría, en apoyo al nuevo paladín de los “valores democráticos”.
¿Quién es Alexei Navalny? Como podemos leer en su perfil oficial, este individuo se formó en la universidad estadunidense de Yale como fellow (miembro seleccionado) del “Greenberg World Fellows Program”, programa creado en 2002 y para el cual se seleccionan anualmente en todo el mundo apenas 16 individuos con características que pueden convertirlos en “líderes globales” [1]. Los seleccionados forman parte de una red de “líderes globalmente comprometidos a hacer del mundo un lugar mejor”. Esa red se compone actualmente de 291 fellows de 87 países, que se mantienen en contacto entre sí y con el centro estadunidense de Yale.
Navalny es al mismo tiempo cofundador del movimiento Alternativa Democrática, uno de los beneficiarios de la “generosidad” de National Endowment for Democracy (NED), la poderosa “fundación privada con objetivos no lucrativos” estadunidense que, con fondos provenientes, entre otras fuentes, del Congreso de Estados Unidos, financia –abiertamente o por debajo de la mesa– miles de organizaciones no gubernamentales en más de 90 países para “hacer progresar la democracia” [2].
La NED, una de las sucursales de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) para la realización de operaciones secretas, estuvo y está particularmente activa en Ucrania. La NED respaldó en Ucrania –según ella misma escribe– la “revolución de Maidan, que derrocó un gobierno corrupto que impedía la democracia”. Y el resultado fue que con el golpe de la plaza Maidan se instaló en Kiev un régimen aún más corrupto y tan democrático que los neonazis ocupan posiciones claves.
En Rusia, a pesar de que ese país prohibió las actividades de las “organizaciones no gubernamentales indeseables”, la NED prosigue su campaña contra el gobierno ruso, acusado de aplicar una política exterior agresiva para poner bajo su esfera de influencia todos los Estados que antes eran parte de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. En esa acusación se basa la estrategia del ente Estados Unidos/Organización del Tratado del Atlántico Norte contra Rusia.
La técnica, ya bien consolidada, consiste en fomentar “revoluciones de colores”, apoyándose en casos de corrupción –verdaderos o inventados– o en otras causas de descontento para fomentar rebeliones antigubernamentales, debilitando así el Estado desde adentro, mientras que desde el exterior se acentúa la presión militar, política y económica.
En ese marco se inserta la actividad de Alexei Navalny, especializado en Harvard como abogado defensor de los débiles ante los abusos de los poderosos.
Referencias:
[1] El padrino de Navalny para ese programa fue Michael McFaul, quien habría de convertirse después en embajador de Estados Unidos en Moscú.
[2] “La NED, vitrina legal de la CIA”; Thierry Meyssan, Odnako (Rusia)/Red Voltaire, 11 de octubre de 2010.
Manlio Dinucci/Il Manifesto/Red Voltaire
[ANÁLISIS INTERNACIONAL]
Contralínea 535 / del 17 al 23 de Abril 2017