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AMLO exhibe a medios y periodistas que se aliaron a Calderón para ocultar violencia

AMLO exhibe a medios y periodistas que se aliaron a Calderón para ocultar violencia

Felipe Calderón y Genaro García Luna

En una dura crítica a los medios de comunicación corporativos y a los comunicadores que sirven a los intereses del poder económico, el presidente Andrés Manuel López Obrador señaló que parte de su molestia –que origina los ataques y campañas mediáticas en contra de la transformación del país– se debe a que forman parte del régimen que saqueó a México. Por lo que, acusó, “tenemos posturas distintas”. Asimismo, aprovechó para exhibir con nombre y apellido a quienes se aliaron al gobierno de Felipe Calderón para ocultar la violencia que se incrementó en 2011, por la supuesta “guerra” contra el narcotráfico.

El jefe del Ejecutivo federal dijo que el distintivo de lo que llamaron neoliberalismo, y que él llama neoporfirismo, “fue el saqueo, el transferir los bienes públicos a particulares, los bienes del pueblo, de la nación a un grupo que le llamaron en su momento ‘grupo compacto’. Es una nueva oligarquía que se creó con [Carlos] Salinas de Gortari”. Y advirtió que es relativamente fácil arreglar esas diferencias, pues sólo necesitaría decirles: “a ver, vénganse, vamos a llegar a un acuerdo”. Lo cual rechazó, pues, dijo, “que ellos aprendan a hacer negocios sin corrupción, se pueden hacer negocios lícitos y se pueden tener utilidades razonables”.

López Obrador expuso que para poder saquear al país a sus anchas “se creó una red de componendas y complicidades en donde no sólo eran los traficantes de influencia los beneficiados, sino eran dueños de medios de comunicación, periodistas. No todos, desde luego, ni todos los medios de comunicación, pero pues es de dominio público qué medios de comunicación, qué periodistas guardaron silencio cuando estaba saqueando a México como nunca en la historia. Nunca hablaron de corrupción. Además, encubrieron delitos que se cometían como lo que significó la guerra contra el narcotráfico. Es también sabido que [Felipe] Calderón da a conocer que va a iniciar esa guerra y se atreve a decir que va a costar vidas, pero que no importa, y habla incluso de vidas de civiles, de inocentes”.

Al respecto, el titular del Poder Ejecutivo expuso que fue una guerra con altos niveles de letalidad donde en cada enfrentamiento entre el Ejército, las Fuerzas Armadas y la delincuencia, a los criminales que quedaban heridos los remataban. Eran masacres. “Y estos medios de información, los que están ahora en contra de nosotros, hablando de que no se permite la libertad de expresión, fueron convocados por Calderón y les pidió que guardaran silencio sobre estas atrocidades”.

En ese contexto, el presidente consideró que ahora que se está llevando a cabo la transformación, “no sólo están ofendidos los que gozaban de privilegios en lo económico, los traficantes de influencia, sino también los dueños de medios de comunicación y hasta periodistas, desde luego intelectuales orgánicos y hasta gente de la academia, porque así es un proceso de transformación. Entonces, no hay que asombrarse, son dos proyectos distintos, contrapuestos de nación. Antes era saquear y repartirse el botín, y a unos les tocaba más, a otros menos, a quien no le tocaba nada era al pueblo raso, porque esta política consiste en que todos los intereses cuentan, menos el interés del pueblo”.

El primer mandatario explicó que la transformación significa hacer a un lado a los privilegiados, acabar con la corrupción y que todo lo que se ahorra y que antes se robaban tanto los políticos como el sector empresarial se entregue a los más necesitados, a la mayoría del pueblo. Y es que, consideró, en el pasado “no se conformaban con quedarse con una empresa, con un banco, con una mina, además saqueaban también el presupuesto público. Como dicen los abogados, aceptando sin conceder, de que se quedaran con los bienes, con el sofisma, la mentira de que es mejor el sector privado que el sector público y que no hace falta el Estado, que basta con el mercado y que hay que diluir al Estado, desaparecerlo; que tampoco es del todo cierto porque es muy hipócrita ese discurso o esa pedacería de discurso, porque cuando necesitan al Estado lo usan, ¿para qué?, para rescatar a los bancos, para beneficiarse como lo hicieron con el Fobaproa”.

López Obrador cuestionó por qué no se dejó al mercado la solución de la crisis económica de 1995 sino que el gobierno de Ernesto Zedillo rescató con dinero del pueblo a empresarios y a banqueros. “Si en el libre mercado un comerciante, como sucedió y como sucede, pequeño le va mal, ni modo que el Estado lo rescate. Pero aquí sí lo consideraron válido rescatar a los de arriba y convertir las deudas privadas de unos cuantos en deuda pública con el famoso Fobaproa, que todavía está ahí como una deuda onerosa”. Por eso indicó que son dos proyectos contrapuestos de nación.

Y exhibió una imagen del acuerdo que suscribieron en 2011 medios corporativos y periodistas con el gobierno de Calderón para censurar la violencia extrema que se vivía en aquel año por la supuesta guerra contra el narcotráfico. Al respecto, fue Jesús Ramírez Cuevas, vocero de la Presidencia, quien identificó en esa imagen a algunos de los presentes en ese acuerdo con Calderón: “está Pedro Ferriz de Con; Joaquín López-Dóriga; Denise Maerker; Carlos Puig; Ciro Gómez Leyva; Maricarmen Cortés, de Alebrijes; Roberto Rock, que está aquí; Pepe Cárdenas, que está aquí; Javier Alatorre; el de La Silla Rota, Rock; ah, Carlos Loret, que se ve ahí. No se distinguen todos. Bueno, Marco Antonio Mares, que está aquí; Carlos Marín; Pascal Beltrán del Río, de Excélsior; Leonardo Curzio; no sé si esté Sergio Sarmiento, pero podría ser; Azcárraga Jean y Ricardo Salinas Pliego […]. Pues son los que se distinguen, en la foto no se acaba de ver bien”.

El presidente López Obrador dijo que todos ellos “pueden sacar un manifiesto diario, y pueden seguir atacándonos en periódicos, en radio, en televisión, pero no tienen autoridad moral, no tienen autoridad moral. Nosotros no vamos a reprimir a ningún medio de comunicación, no lo hemos hecho ni lo haremos, por convicción. Nosotros venimos de una lucha en contra del poder, y triunfamos porque triunfó la justicia sobre el poder. Y nuestra concepción de poder es distinta completamente a esto, para nosotros el poder sólo es puro, sólo tiene sentido y se convierte en virtud cuando se pone al servicio de los demás. No es sinónimo de autoritarismo ni de corrupción, ni de prepotencia”.

Sobre cómo enfrentar esas campañas, indicó: “necesitamos hacer el contraste sin enfurecernos, serenos, tranquilos, pero sí informar para que nunca más se silencie a los medios de información, ya sea por intereses políticos o intereses económicos, que la prensa sea verdaderamente libre, distante lo más que se pueda del poder y lo más cercano que se pueda al pueblo. Porque ese es también un distintivo que no tienen los medios, el pueblo no es actor principal en la historia, no es protagonista principal. Para los medios o para algunos medios de comunicación los actores principales son lo que forman parte de la llamada sociedad política o círculo rojo; lo que llaman círculo verde o pueblo, esos no”.

Y consideró que no hay que preocuparse mucho, pues antes hablaban de que cuando el círculo rojo se convencía de algo, de inmediato el círculo verde lo secundaba. “Ya no, porque ahora la vanguardia en el pensamiento crítico, en el pensamiento transformador, en la revolución de las consciencias, está en lo que llamaban el círculo verde, está en el pueblo, es el que va adelante. Y ellos se quedaron atrás en la retaguardia, porque no quisieron cambiar, porque no quisieron entender la nueva realidad. Yo no pierdo la esperanza de que al paso del tiempo vayan cambiando, se vayan serenando y vayan cambiando su proceder, porque eso es lo que ayuda más al país”.

Como última reflexión, el primer mandatario dijo que el grupo conservador en México, beneficiario de la corrupción del pasado, “es progresista en comparación con los grupos conservadores de otros países, que nos sirva eso de consuelo. Es que cuando ve uno cómo está el mundo, nunca había estado el mundo como está ahora desde que tengo uso de razón, ¡qué barbaridad! No voy a mencionar países ni continentes, pero hay veces que, como aquí es donde padecemos esto, pensamos: ‘¡Qué barbaridad! ¡Cuánto atraso! No, estos son de avanzada en comparación con otros grupos”.

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