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México debe dejar de importar fertilizantes sintéticos

México debe dejar de importar fertilizantes sintéticos

Fertilizantes usados en el campo

En el primer semestre de 2022, México ha comprado al extranjero productos agroalimentarios por la suma de 21 mil 198 millones de dólares, según informó el Banco de México (Banxico). Es el valor más alto de la historia. Esto se adjudica al impacto del aumento internacional de precios en alimentos y en productos de consumo básico.

El aumento en los precios de los alimentos en México y en el mundo se deben entre otros factores a la escasez de fertilizantes debido a la Guerra Ucrania-Rusia, lo que provoca que se comience a agudizar el hambre en varias regiones del mundo y que se anticipan hambrunas. Hoy por hoy, la autosuficiencia y soberanía alimentaria de cada nación está al orden del día. Para alcanzarla, los fertilizantes son elementos clave.

Sabemos de la importancia del uso de los de fertilizantes, elemento clave para la producción agrícola y para lograr aumentar la producción de alimentos. Es importante que se empleen sustancias que aporten nutrientes y que mejoren el suelo y propiciar un desarrollo adecuado de los cultivos agrícolas.

Pero actualmente México no es autosuficiente. El presidente López Obrador señaló hace poco que con la privatización de Fertilizantes Mexicanos (Fertimex) el país dejó de ser autosuficiente en la producción de fertilizantes, lo que ha afectado a los productores, por lo que se ha establecido un programa de entrega gratuita.

Es importante recordar que la industria mexicana de fertilizantes pasó a manos del estado en 1970 a través de Fertimex y durante 22 años produjo, comercializó y abasteció a productores nacionales agrícolas de manera casi autosuficiente, satisfaciendo la demanda del mercado interno.

En 1982 contaba con 64 plantas productoras de fertilizantes. a finales de 1980 producía 3 millones de toneladas, pero a partir de 1992 es privatizada por el gobierno neoliberal de Carlos Salinas de Gortari y además se vendieron las plantas a diferentes compradores, la industria se vino abajo y ahora tenemos que importar este insumo agrícola. Un elemento más para constatar el impacto negativo de las políticas privatizadoras.

Salinas vendió las plantas a precio de regalo. Liquidó la unidad Pajaritos por 151 millones de dólares, muy por debajo de su precio en libros. La ofertó en un paquete de 13 unidades por 317 millones de dólares a distintos compradores para fragmentar la agroindustria. Estas políticas neoliberales se aplicaron de forma consciente para favorecer a corporaciones extranjeras y golpear la soberanía alimentaria del país, de acuerdo con los planes de Washington y de sus corporaciones ávidas de controlar nuestro mercado, nuestro sector agropecuario para hacernos dependientes alimentariamente, con fines económicos y políticos.

En 2022 México consume fertilizantes por 6.5 millones de toneladas. De ellas fueron importadas 4.8 millones, un aumento en relación con las 4.1 millones de toneladas de 2019. En el primer semestre de 2021 se produjo en México poco más de 1 millón de toneladas, mientras que se importaron 2.2 millones de toneladas de acuerdo con cifras de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) y el Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP).

Recientemente el secretario de Agricultura y Desarrollo Rural, Víctor Villalobos, anunció que México importará alrededor de 2 millones 600 mil toneladas de sulfato de amonio durante este año, lo que representa 50 por ciento de las necesidades del insumo para la agricultura nacional. Es una respuesta a la gran especulación en la comercialización del insumo y que busca dar certidumbre a todos los agricultores al generar una disminución en el precio del producto en alrededor del 30 por ciento, el funcionario federal dijo que en lo que va del año ya se han importado 500 mil toneladas de sulfato amonio, a través de la industria que comercializa los fertilizantes químicos, y recordó que existe el compromiso con el gobierno de Estados Unidos de que México comprará 1 millón de toneladas de fertilizantes para garantizar el abasto de este insumo para los productores nacionales.

Los precios de los fertilizantes proyectada por la FAO sumaría al encarecimiento que se vio durante 2021. En México, el precio de los fertilizantes agroquímicos aumentó, en promedio, 89 por ciento durante el año, según un análisis realizado por el Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA).

Los principales fertilizantes nitrogenados usados en la agricultura son: urea, sulfato de amonio, nitrato de amonio. La urea destaca como el fertilizante nitrogenado más utilizado en el mundo, aunque es la fuente que mayores pérdidas de nitrógeno puede tener antes de ser absorbido por el cultivo.

FOTO: CUARTOSCURO.COM

Rusia es uno de los principales proveedores de fertilizante a nivel internacional y el gobierno de Moscú sopesa suspender indefinidamente las exportaciones del agroquímico. Lo que afecta a nuestro país pues hay que tomar en cuenta que México les compra el 30 por ciento de los fertilizantes.

México no debe depender de Rusia o de Estados Unidos o de China, sino desarrollar una política de autosuficiencia para hacer efectiva nuestra soberanía alimentaria. Es hora de dejar de estar sujetos al mercado mundial y apoyarnos en nosotros mismos. Llegó el momento de desarrollar una política eficaz de producción de fertilizantes. ¡¿Pero vamos a continuar produciendo fertilizantes químicos?!  Sabemos que tiene efectos secundarios y a largo plazo que resultan nocivos para el suelo, los mantos freáticos, los ríos, lagos y mares donde producen el sargazo que amenaza nuestras costas.

Todos los principales fertilizantes nitrogenados usados en la agricultura tienen efectos negativos: la urea se extrae del gas natural, el sulfato de amonio y también el nitrato de amonio son sintéticos. La urea destaca como el fertilizante nitrogenado más utilizado en el mundo, aunque es la fuente que mayores pérdidas de nutrientes puede tener antes de ser absorbido por el cultivo, que asimila apenas un 30 por ciento. Como consecuencia contaminan el suelo y los mantos freático, ya que es tan inestable que antes que la planta los absorba ya se volatilizó a la atmósfera  e infiltró en suelo y subsuelo el 70 por ciento. Además para hacer los fertilizantes, muchos de estos se extraen de la minería contaminante, por ejemplo, el fosfato se obtiene de la roca fosfórica, el potasio de la carnalita y silvinita, etcétera, actividad que lleva a que se talen los bosques con gran impacto ambiental.

Además, para muchos de este tipo de fertilizantes se extraen de la minería contaminante. Por ejemplo, el fosfato se obtiene de la roca fosfórica, el potasio de la carnalita y silvinita. Actividad que lleva a que se talen los bosques con gran impacto ambiental y para la conservación de los suelos. Las plantas que producen amoniaco dañan el ambiente puesto que el amoniaco se volatiliza y se convierte en un gas de efecto invernadero. Estas plantas petroquímicas producen azufres que contaminan y permanecen en el ambiente. Por lo que es urgente y necesaria una estrategia biológica natural para reintegrar al suelo los nutrientes.

El modelo globalizador y las corporaciones agroindustriales impulsan cultivos a gran escala y el monocultivo, para el cual el nitrógeno es de fácil absorción pero con consecuencias nocivas a mediano y largo plazo. Sin embargo, el nitrógeno es un nutriente elemental en el desarrollo de los cultivos, y este macronutriente se puede obtener de los biofertilizantes.

De modo que los fertilizantes sintéticos no solo empobrecen y deterioran los suelos sino que directa e indirectamente agudizan el cambio climático. Los derivados del petróleo, y sus plantas que producen fertilizantes, requieren generar mucha energía adicional cuando es muy claro que se pueden tener fertilizantes naturales que retienen nutrientes y que no ocasionan los principales efectos ambientales que causan la aplicación de los fertilizantes nitrogenados que son: contaminación de las aguas por nitratos, eutrofización y emisión de gases a la atmósfera.

Es necesaria la nutrición vegetal y suelo, y siempre tomar en cuenta que los microorganismos son parte del suelo y que los fertilizantes minerales solo nutren a la planta no al suelo. En cambio el abono si lo ayuda, la lombricomposta húmeda y desde luego abonar con nuestros deshechos orgánicos. El excremento es el mejor abono y así lo ha usado la humanidad hasta que se impuso el modelo occidental de suprimir los baños secos para lanzar toneladas de caca al drenaje, apestando el agua y produciendo grandes calamidades climáticas. Tenemos que entender que los baños secos son los más adecuados y hacer una campaña sociocultural para que la gente lo entienda así cambiando las actuales usos y costumbres y mejorando nuestro modo de vida.

Los biofertilizantes son fertilizantes orgánicos que proporcionan a las plantas los nutrientes necesarios para su desarrollo, al mismo tiempo mejoran la calidad del suelo y ayudan a conseguir un entorno microbiológico óptimo y natural por lo que son la opción actual.

Se pueden producir en el campo por pequeños productores, cooperativas, en cada ejido y parcela, a nivel familiar y comunitario. También en los espacios urbanos en parques, viviendas, escuelas, mercados.

Cómo dicen en su ensayo La paradoja de la Soberanía alimentaria, los biólogos Mario Domínguez-Gutierrez e Itzel Moctezuma Pérez: “La biofertilización es un paradigma sostenible, la fertilización orgánica es posible y sobre todo barata. No necesitamos el gas de Rusia en las cantidades que importamos, ni explotar la roca fosfórica de Marruecos y China, o a los sedimentos marinos que empiezan verse como oportunidad. El discurso para alimentar al mundo lo han planteado los intereses comerciales y políticas económicas que poco interés tiene en la nutrición real de la población y menos en la conservación ambiental. Desafortunadamente, para todos los demás quienes formamos el resto del tejido social, es un problema profundamente sistémico que penetra a los hábitos del consumidor e ignora paradójicamente a quienes menos voz tienen en la materia, ya sea por “la lejana distancia en la que están” o por el risible acceso a educación ergo oportunidades del productor agrícola de subsistencia”.

Para el desarrollo local, regional y nacional el emplear a la gente en labores requeridas para implementar la fertilización agroecológica efectiva y sostenible es también un resorte de desarrollo económico en el sector primario de la economía. Cada gobierno a nivel municipal, estatal y nacional debe comprometerse en la transformación de residuos orgánicos que son magnífica fuente de nitrógeno orgánico, recuperar el suelo, conservar el agua, reforestar, nutrir orgánicamente nuestros cultivos. En desarrollar la conciencia de usar los abonos naturales, implementar los baños secos, que se generalicen el uso de los residuos orgánicos y las lombricompostas. Además, tengamos en cuenta que fomentar la nutrición con productos orgánicos lleva a mejorar nuestra salud y evitar enfermedades crónicas, el cáncer o otros males. Se requiere producir en México los fertilizantes agroecológicos. Es momento de desarrollar la educación para una nueva forma de vida que ayude a la relación armónica entre los seres humanos y con la naturaleza. Esta hora de grandes crisis es también la de grandes oportunidades de transformación de nuestro futuro en bien de la sociedad y la naturaleza. De lograr la soberanía alimentaria que es una base para la soberanía nacional y el bienestar de la población.

Pablo Moctezuma Barragán*

*Doctor en estudios urbanos, politólogo, historiador y militante social

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