En 1940, la compañía El Águila construyó la refinería en Poza Rica con capacidad de refinación de 5 mil barriles diarios, y en 1976 se amplió a 38 mil barriles diarios. Para 1984, ya podía refinar 72 mil. Pero 7 años después, en 1991, el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari la cerró definitivamente a pesar de que la vida útil de refinerías es de 30 a 50 años de vida.
¿Qué motivos tan importantes tuvo el presidente Salinas para tomar esa absurda decisión? Acabó con varios miles de empleos drásticamente sin importarle la ciudadanía, no hubo consulta al pueblo de Poza Rica, mucho menos al Sindicato petrolero, que no defendió tan importante fuente de trabajo. Las cámaras –Canaco, Canacintra– tampoco protestaron: callaron y aceptaron dócilmente el cierre de la refinería Nuevos Proyectos, tirando a la basura varios miles de millones de dólares invertidos en su última ampliación.
Actualmente, las seis refinerías de Petróleos Mexicanos procesan 30.6 millones de litros por día, equivalente al 29 por ciento de la demanda diaria. El año pasado, cada día la petrolera mexicana importó 86.4 millones de litros de gasolina y 34.6 millones de litros de diésel.
México consume 121.7 millones de litros por día de gasolina y 53.1 millones de litros de diésel, e importa el 71 por ciento del consumo diario, porque las seis refinerías operan al 40 por ciento de su capacidad, con un promedio diario de 648 mil 99 barriles.
Se cree que con la refinería Dos Bocas procesará 300 mil barriles diarios y con ello reducirá las exportaciones. El gobierno de la “cuarta transformación” informa que esa refinería estará funcionando a partir de 2021, con un costo de 8 mil millones de dólares. Los expertos señalan que la inversión dependerá del tipo de tecnología y el costo real que se quiera refinar, pero aún con la tecnología más básica llegará a los 10 mil millones de dólares y estará funcionando en 2023 o 2024.
Tradicionalmente los funcionarios públicos federales son ignorantes de sus responsabilidades, inexpertos, son aprendices, rematan la riqueza petrolera confesando su ineptitud, arrogancia e ineficiencia que empobrece al pueblo mexicano. Prometen el bienestar, pero la mentira, demagogia, impunidad y corrupción imperan. Ésa es la imagen de los funcionarios del gobierno mexicano; ojalá no suceda lo mismo con el actual gobierno del partido Movimiento Regeneración Nacional.
Lo sensato y acertado es de tratar de diversificar la economía de las ciudades petroleras decadentes, con proyectos ejecutivos viables, congruentes y sustentables para no depender de la industria petrolera. De hacerlo, éstos resultados se verán a corto y mediano plazo.
Actualmente muchas potencias petroleras planean su conversión energética fósil a las llamadas energías limpias, mientras que aquí en México se decide construir una nueva refinería teniendo seis refinerías que trabajan al 40 por ciento de su capacidad. La refinación de hidrocarburos es mucho menos rentable que la producción petrolera (perforación), que ha disminuido notablemente en los últimos 15 años.
El proyecto de Dos Bocas es muy controvertido, su ubicación geográfica [Tabasco] lo es más, por ser propenso a inundaciones, y por no tener terreno suficiente y muy lejano de los centros de consumo. Por ello representa con claridad tres graves errores del gobierno federal: improvisación, terquedad y falta de visión.
Los expertos nos dicen: la refinería Dos Bocas no tendrá la suficiente materia prima para procesarla junto con las otras seis refinerías ya existentes. Ixchel Castro, especialista de Wood Mackenzie, ha señalado: “se corre el riesgo de tener que importar petróleo para darle trabajo a la nueva refinería. Lo que está haciendo el gobierno federal es sustituir importación de gasolina por petróleo crudo”.
Esto es el típico ejemplo de un proyecto político cuyas pérdidas acabaremos pagando los contribuyentes. Los expertos también señalan que es más rentable invertir en exploración y explotación de crudo que en construir la refinería Dos Bocas en Tabasco. México importa gasolina de 19 países, principalmente de Estados Unidos. Este país no es autosuficiente y no tiene soberanía energética.
A finales de 2017, Estados Unidos contaba con 141 refinerías, de las cuales 137 estaban en operación. Actualmente, México cuenta con seis, con una capacidad promedio del 40 por ciento; cuando una refinería opera por debajo del 70 por ciento de su capacidad, lo hace con pérdidas.
A ello se suma la evaluación del propio Instituto Mexicano del Petróleo, que recientemente determinó que la nueva refinería en Tabasco “es inviable técnica y financieramente tal como está planteada”.
Algo que también se había dicho en el sexenio pasado. Por ejemplo, el 12 de septiembre de 2018, el entonces secretario de Energía, Pedro Joaquín Coldwell, aseguró: “La refinación de hidrocarburos no es negocio rentable en México, pues desde 1990 Pemex ha tenido pérdidas energéticas de hasta 100 mil millones de pesos al año”.
Quien también se ha pronunciado al respecto es Nymia Almeida, analista senior de Moody’s, que aseveró: “una de las propuestas de Andrés Manuel López Obrador es de construir una séptima refinaría, no obstante que todos los rubros productivos en materia de hidrocarburos han caído en México en los últimos 6 años, por lo que sería más importante invertir en exploración y producción que en una refinería”.
No obstante, el gobierno federal asegura que “el macro proyecto de la refinería Dos Bocas recuperará la posición de México en el mundo en materia energética, aprovechando sus valiosos recurso humanos impulsando el empleo, la inversión y asegurando el suministro de los combustibles en las décadas por venir”. Veremos.
Adalberto Ruiz Mojica*
*Arquitecto
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