Calica –mina dedicada a la extracción de material pétreo en Quintana Roo–devastó los ecosistemas de 2 mil 400 hectáreas en la zona de Playa del Carmen. En entrevista, la doctora Cecilia Elizondo explica que los daños implican deforestación, pérdida de manglares y muerte de especies en peligro de extinción y el área tardará años en recuperarse
En Quintana Roo, las extracciones de material pétreo de la mina Calizas Industriales del Carmen (Calica, ahora denominada Sac-Tun) devastaron los ecosistemas de 2 mil 400 hectáreas en la zona de Playa del Carmen. Los graves daños implican no sólo deforestación, sino también pérdida de manglares, muerte de especies en peligro de extinción y modificaciones de ríos subterráneos y cenotes, explica Cecilia Elizondo, doctora en ciencias en conservación del patrimonio paisajístico por el Instituto Politécnico Nacional (IPN).
Agrega que “el tiempo que tarde la recuperación dependerá de la gravedad de los daños al ambiente” provocados por la filial de la trasnacional estadunidense Vulcan Materials Company, que el 21 de abril pasado llegó a un acuerdo muy ventajoso con el gobierno federal para transformar la zona en un bioparque.
De acuerdo con Adán Augusto López Hernández, titular de la Secretaría de Gobernación, Vulcan aceptó la propuesta del presidente Andrés Manuel López Obrador a cambio de que el gobierno acceda a construir una estación del Tren Maya en el área del futuro bioparque. Otros acuerdos fueron que la empresa podrá exportar a Estados Unidos el material pétreo que ya había extraído, pues se les dio un permiso de Aduanas por dos meses, mismo que se puede aumentar hasta tres años. Asimismo, se le permitirá ampliar el puerto para que atraquen cruceros.
Hoy se sabe que la magnitud de los estragos ambientales que dejó la mina son devastadores, gracias al trabajo de la doctora Cecilia Elizondo, quien explica a Contralínea que se trata de una cadena sistemática de impactos: “al remover para la extracción de la piedra caliza tenían que pasar el área de los ríos subterráneos. Y aunque encontraban agua, seguían las excavaciones”.
Añade que la remoción del material no sólo impactó en los ríos subterráneos, ya que tienen conexión con áreas del mar, sino a su vez dañó los manglares, que sirven de refugio para las especies. Y como zona de desove de especies importantes.
Negligencia detrás de la devastación
La científica acusa que esta devastación generalizada fue posible por la negligencia de los gobiernos pasados, que aceptaron entregar estas áreas a empresas privadas sin velar por la protección ambiental. Práctica que viene desde el gobierno de Ernesto Zedillo, cuando la titular de la Secretaría del Medio Ambiente federal era Julia Carabias, misma que autorizó la explotación de la mina Calica.
“Lo peor de todo es que [el material pétreo] se llevaba a Estados Unidos: se está exportando el propio suelo hacia otro país. Cuando es una empresa privada perdemos el dominio del territorio. Si ellos deciden no dejarte entrar, como ocurre en los grandes hoteles con el acceso a las playas, y como prohíben el acceso a todos los mexicanos de una manera libre a las playas, en el caso de Calica en particular, menos.”
Xcaret y Xibalba
Pero Calica no es el único proyecto que ha devastado la región. Al respecto, la doctora señala los casos de los parques turísticos Xcaret y Xibalba –actualmente suspendido.
“Si lo vemos, [Calica] es igual a Xcaret. Es una empresa que compra los terrenos a bajísimo costo a los ejidatarios. Yo siempre dije que Xcaret es un Disney de la naturaleza.”
Respecto al parque suspendido “Xibalba”, la investigadora Elizondo comenta sobre la preocupación de la manifestación del impacto ambiental que se aprobó en el gobierno anterior: “una de las personas que trabajaban en la Dirección de Vida Silvestre me llamó para comentarme su preocupación. Dijo que insertaron un gran taladro que ingresa por la tierra y hace estos túneles gigantes”.
Agrega que dichos túneles que sirven de atractivo turístico para hacer ríos subterráneos artificiales, y conectar cenotes.
Y agrega: “preocupaba que había dos cenotes que no tenían contacto entre sí, y que ambos tenían especies de peces endémicas en cada uno, y diferentes. Estas especies son muy vulnerables. Este compañero me preguntaba sobre qué podíamos hacer para frenar que se conectaran ambos cenotes y se perdieran las especies.”
Por último, la doctora celebró que se detuvieran estas acciones de deterioro ambiental; sin embargo, reiteró su preocupación, pues la Ley de Impacto Ambiental no garantiza que se detenga del todo, por lo que aconsejó comunicarse con Profepa para saber si se logrará la clausura de forma permanente.
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