Once grupos internacionales de la sociedad civil y organizaciones indígenas pidieron a la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) terminar inmediatamente su acuerdo –firmado hace dos años– con CropLife International, asociación que agrupa a los mayores fabricantes trasnacionales de plaguicidas del mundo: Bayer-Monsanto, Syngenta, Corteva, BASF, FMC y Sumitomo.
De acuerdo con la Red de Acción sobre Plaguicidas y sus Alternativas en México (RAPAM), la exigencia es para que la FAO demuestre su liderazgo frente a la crisis climática. La solicitud se ha hecho en el marco de la reunión del Consejo de dicha agencia de la ONU en Roma, Italia, en su 171 periodo de sesiones.
En la misiva –dirigida a Beth Bechdol, directora general adjunta de la FAO y a los miembros del Consejo–, se pide “mayor transparencia y responsabilidad en la relación y creciente colaboración de la FAO con CropLife Internacional”.
Grupos como la Pesticide Action Network (Red de Acción en Plaguicidas), la Red Internacional de Eliminación de Contaminantes y el Consejo Internacional de Tratados Indios piden a la FAO “que dé prioridad a la agroecología dirigida por las comunidades como una solución innovadora de resiliencia climática, y que garantice que las estrategias climáticas y científicas no den prioridad a los plaguicidas de síntesis química y fertilizantes químicos, ni a las entidades del sector privado que violan los derechos humanos o a destruyen el medio ambiente”.
De acuerdo con RAPAM, se expone también que “los plaguicidas de síntesis química se derivan de los combustibles fósiles, destruyen la capacidad del suelo para capturar carbono, liberan gases de efecto invernadero y, en general, hacen que los sistemas agrícolas sean más vulnerables a los impactos del cambio climático. Los plaguicidas también desempeñan un papel importante en el alarmante ritmo de extinción de especies a nivel mundial, que amenaza la base de la producción de alimentos y el desarrollo sostenible. Se calcula que el uso y la toxicidad de los plaguicidas tiene que reducirse en dos tercios para detener la catastrófica pérdida de biodiversidad”.
En su comunicado, RAPAM resalta que “en México las transnacionales de CropLife están representadas por Protección de Cultivos, Ciencia y Tecnología (PROCCyT), que es parte del Consejo Nacional Agropecuario, que se han opuesto al decreto presidencial de prohibición del uso de glifosato y maíz transgénico para 2024. También se han pronunciado contra las reformas a la Ley General de Salud que propone un programa Nacional de Prohibición Progresiva de Plaguicidas Altamente Peligrosos y apoyo a bioinsumos, que está pendiente de ser dictaminada en el Senado”.
El doctor Fernando Bejarano, integrante de la Red de Acción en Plaguicidas y Alternativas en México (RAPAM) y de la Campaña Sin Maíz No Hay País, advirtió que esas corporaciones trasnacionales –entre ellas Bayer-Monsanto y Syngenta– se alían en Estados Unidos con los empresarios del agronegocio del maíz transgénico amarillo para presionar al presidente Joseph Biden y amenazar a México con tomar acciones legales en el marco del Tratado de Libre Comercio (T-MEC).
Añadió que este nuevo llamado a la FAO para que ponga fin a su acuerdo con la industria de los plaguicidas llega dos días después del 38 aniversario del Día Internacional contra el Uso de Plaguicidas, que rememora –el 3 de diciembre– la tragedia del escape de gas tóxico en Bhopal, India por la transnacional Union Carbide.
Te puede interesar: Por cambio climático, FAO pide 37.7 millones de dólares para afectados