Las represas son un modelo energético insustentable que afecta a las comunidades aledañas a los depósitos de agua y al ambiente, pues el exceso de líquido provoca desbordamientos e inundaciones, aseguró Otros Mundos.
De acuerdo con la organización, otros efectos de las alteraciones hidrológicas son la deforestación de miles de hectáreas de bosques y selvas, y huracanes, tornados, inundaciones y sequías prolongadas. Pese a ello, el río Usumacinta se encuentra en riesgo de ser represado por proyectos de cinco empresas hidroeléctricas.
Movimientos sociales se pronuncian contra las represas en todo el país y en ellos participan pueblos indígenas, campesinos, académicos, así como organizaciones sociales y de derechos humanos, como el Movimiento Mexicano de Afectados por las Presas y en Defensa de los Ríos.
En la República Mexicana, la Comisión Nacional del Agua ha documentado 6 mil 225 tipos de represas y bordos desde el año 1550 hasta 2018, indicó Otros Mundos.
Aseneth Hernández