Beirut, Líbano. En medio de su persistente agresión a Gaza, Israel aumentó el fuego en la frontera sur de Líbano sin distinguir entre civiles, militares o combatientes con sus bombardeos contra la nación de los cedros.
La muerte del sargento Abdul Karim Al-Miqdad este 5 de diciembre acompaña a más de 90 mártires de la Resistencia islámica libanesa –Hizbulah o Partido de Dios– y a una decena de civiles caídos como consecuencia de los ataques israelíes.
El integrante del bloque parlamentario Desarrollo y Liberación, Qasim Hashem, expresó que la sangre nacional se mezcló en la tierra. Además, confirmó la importancia de la ecuación Ejército, pueblo y Resistencia en la defensa de la soberanía.
Los hechos de los últimos dos meses trascenderán dentro de la larga historia de hostilidades entre Líbano e Israel. La misma alcanzó su punto clímax con la invasión a Beirut (1982), segunda capital árabe ocupada por las fuerzas de Tel Aviv después de Jerusalén.
En su libro La Crisis Libanesa. Raíces. Dimensiones y perspectivas (1988), el investigador Ismail Ibrahim precisó que, a finales de la primera mitad del siglo XX, Estados Unidos y Occidente implantaron el Estado sionista de Israel como base avanzada para vigilar y salvaguardar sus intereses petrolíferos y mantener el subdesarrollo y la división entre los pueblos árabes.
La politóloga, investigadora, y articulista del canal panárabe, Al Mayadeen, Susana Khalil, apuntó que el diseño de la bandera israelí tiene dos franjas como representación de sus fronteras desde el río Nilo al Éufrates. Hasta el día de hoy, la entidad carece de una Constitución nacional para mantener indefinidas sus líneas fronterizas y continuar con su expansionismo.
Tras la creación de Israel en 1948, los dos Estados están en permanente situación de guerra, separados por una línea de 79 kilómetros custodiada por la Fuerza Provisional de las Naciones Unidas (Unifil por sus siglas en inglés) y con la obligación de cumplir decenas de resoluciones internacionales.
Cronología de agresiones israelíes:
Cascos azules
El 19 de marzo de 1978, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas adoptó las resoluciones 425 y 426, en las cuales pedía a Tel Aviv el fin inmediato de su acción militar y la retirada de sus fuerzas del territorio libanés.
También decidió el establecimiento de la Fuerza Provisional de la ONU con tres propósitos: confirmar la retirada del ejército israelí, restaurar la paz y la seguridad internacionales, y apoyar al gobierno de Líbano en el retorno de su autoridad efectiva en la zona.
Las primeras tropas del contingente de la ONU llegaron el 23 de marzo de 1978. En el presente, la integran alrededor de 10 mil 500 cascos azules provenientes de 48 países. A través de sus mecanismos de enlace y coordinación, constituye la única vía para celebrar encuentros entre representantes de los ejércitos libanés e israelí.
Desplazado a lo largo de la línea azul, el personal del contingente internacional contribuye a desactivar posibles incidentes y mantener la calma en la frontera sur de Líbano.
Resolución 1701
Después de la guerra del 2006, el Consejo de Seguridad adoptó el 11 de agosto de ese año la resolución 1701 para exigir el cese total de las hostilidades, el despliegue de fuerzas libanesas en la zona meridional del país, la retirada paralela del ejército israelí detrás de la línea azul y el fortalecimiento de la Unifil.
El decreto del máximo organismo internacional reiteró su firme apoyo –como en todas las resoluciones anteriores– a la integridad territorial, la soberanía y la independencia política de Líbano dentro de sus fronteras, según lo previsto en el Acuerdo General de Armisticio con Israel del 23 de marzo de 1949.
Al mismo tiempo, pidió al secretario general de la ONU desarrollar propuestas para implementar las disposiciones pertinentes de los acuerdos concertados en Taif, Arabia Saudita, que pusieron fin a la guerra civil libanesa (1975-1990), así como las resoluciones 1559 (2004) y 1680 (2006), además de imponer un embargo de armas a la nación de los cedros.
Violaciones flagrantes
Hasta la fecha, Israel violó las resoluciones internacionales 279 (1970), 280 (1970), 313 (1972), 316 (1972), 332 (1973) y 347 (1974) que demandaron la retirada inmediata de sus fuerzas del territorio libanés y el cese de cualquier operación militar contra Beirut.
El gobierno de Tel Aviv hizo caso omiso del Consejo de Seguridad, dígase: 498 (1981), 501 (1981), 509 (1982), 517 (1982), 587 (1986), 1559 (2004), 1680 (2006) y 1701 (2006).
Hace un año, en su discurso en la Cuadragésima primera reunión de la Organización de la Aviación Civil Internacional en Montreal, Canadá, el ministro interino de Transporte y Obras Públicas, Ali Hamie, informó sobre las más de 10 mil infracciones israelíes en el espacio aéreo libanés durante la última década.
También rechazó la utilización por Tel Aviv del cielo nacional para atacar a Siria, un peligro tanto para los aviones comerciales como los pasajeros y residentes libaneses.
En junio pasado, en la reunión tripartita entre Unifil y militares libaneses e israelíes, Beirut reclamó las tierras de las granjas de Shebaa, las colinas de Kfar Shuba, las afueras de la ciudad de Mari y 13 puntos en la línea azul que continúan ocupadas por Tel Aviv.
A la luz de la reciente agresión israelí a Gaza y el bombardeo a zonas del sur del país, Naciones Unidas y el gobierno de Estados Unidos comenzaron a insistir en la implementación de la Resolución 1701, tras la respuesta de la Resistencia libanesa.
Derecho a la resistencia
El movimiento político y militar Hizbulah surgió en 1982 como bastión en la defensa. El 25 de mayo de 2000, logró la expulsión sin condiciones de los militares israelíes del territorio nacional.
La Resistencia islámica protegió a Líbano de las amenazas y ambiciones de Israel y sus aliados, amparada en la resolución 30/70 de la ONU que legitima las decisiones de los pueblos para librarse de la dominación colonial extranjera y la subyugación foránea por cualquier medio posible, incluida la lucha armada.
Desde el comienzo de la operación del Movimiento de resistencia islámica palestina, Hamás, Diluvio de Al-Aqsa el 7 de octubre y la introducción de Hizbulah en defensa de la tierra libanesa ocupada y en apoyo a Gaza, funcionarios estadunidenses y de la Unión Europea reclamaron a Líbano cumplir con las resoluciones y desconocieron años de agresiones.
Al condenar el bombardeo israelí contra una posición de las Fuerzas Armadas Libanesas, el ministro de Defensa, Maurice Slim, calificó el ataque de transgresión flagrante a la resolución 1701 del Consejo de Seguridad. Sobre las normativas, el titular convocó a Estados Unidos y Occidente a dirigir sus solicitudes a Israel y no a Líbano.
A propósito, el primer ministro interino, Najib Mikati, puntualizó que en los próximos meses se llevarán a cabo negociaciones a través de la ONU, con el objetivo de lograr una mayor estabilidad en la frontera sur y la aplicación de la resolución 1701 sobre los puntos en disputa con Tel Aviv.
En esta línea, el analista libanés, Ziad Nassereddine, subrayó que resulta urgente modificar la nombrada resolución por otra internacional disuasiva y exigir a Israel grandes compensaciones por los ataques y masacres de Tel Aviv.
Durante los últimos 60 días el ejército de Israel, en sus ataques utilizó fósforo blanco, una sustancia prohibida por convenciones internacionales. Además, arremetió sin piedad contra civiles –incluidos equipos de prensa– en un nuevo capítulo en la historia de impunidad sionista que pone a prueba la soberanía de Líbano.
Yodeni Masó Águila/Prensa Latina
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