Rezago regional de las mujeres entre estudio y empleo en ciencias

Rezago regional de las mujeres entre estudio y empleo en ciencias

Rezago regional de las mujeres entre estudio y empleo en ciencias
FOTO: 123RF

Panamá, Panamá. En América Latina y el Caribe, las mujeres representan 41 por ciento de las personas que se gradúan en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM por su sigla en inglés). Sin embargo, persisten amplias brechas de género en esos campos en el mercado laboral, indica un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

El análisis del organismo señala que el debate en torno a la baja participación de las mujeres se ha intensificado en las últimas décadas; especialmente, a medida que la tecnología y la inteligencia artificial ganan protagonismo en la economía global.

También dice que el desempeño de la región (41 por ciento) en cuanto a graduadas está por encima del promedio mundial (38 por ciento). La media en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) –que reúne a 38 naciones; la mayoría industrializadas– es de 37 por ciento.

Sin embargo, enseguida apunta que “las graduadas están sobrerrepresentadas en campos como la educación (77 por ciento) y la salud y el cuidado (73 por ciento), y aún queda mucho por hacer para abordar los obstáculos que enfrentan las mujeres para participar de las disciplinas STEM en la región”.

En el sector STEM, las mujeres representan 67 por ciento de los graduados en Antigua y Barbuda; 63 por ciento, en Argentina; 54 por ciento, en Uruguay; entre 45 y 48 por ciento, en Cuba, Panamá y Perú, y 44 por ciento, en Brasil, Honduras, República Dominicana y Venezuela.

Asimismo, son sólo 27 por ciento de los graduados en Trinidad y Tobago; 28 por ciento, en Chile; 31 por ciento, en El Salvador; 32 por ciento, en Barbados; 33 por ciento, en Ecuador, y 37 por ciento, en México.

Más allá de la educación, el informe da cuenta de brechas de género aún más amplias al analizar el mercado laboral, con base en las estadísticas de la Organización Internacional del Trabajo, y aun cuando los datos del sector STEM en América Latina y el Caribe son limitados.

Por ejemplo para el sector de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC), se constata que sólo tres de cada 10 empleados son mujeres, con variaciones significativas entre países. En Guyana, representan el 42 por ciento, mientras que en Argentina sólo el 22 por ciento.

Esta disparidad no es única de la región, sino que refleja una tendencia global: en promedio, las mujeres sólo ocupan 28 por ciento de los empleos en ciencia e ingeniería. En cambio, se encuentran más comúnmente en trabajos del sector de cuidados y servicios de salud, donde ocupan más del 70 por ciento de los puestos.

Dado que más mujeres se gradúan de carreras STEM, pero pocas trabajan en campos relacionados, surge la pregunta acerca de las barreras que enfrentan las graduadas para ingresar a trabajos de ciencia y tecnología. ¿Qué obstáculos impiden una mayor participación femenina en estos sectores?

Como un factor crucial para esa subrepresentación, se señalan las disparidades en el dominio de competencias básicas reflejadas en los puntajes PISA (Programa para la Evaluación Internacional de los Estudiantes 2022, de la OCDE), donde los niños superan a las niñas en matemáticas y ciencias.

Además, la falta de modelos femeninos a seguir y la prevalencia de normas culturales y sociales de género, las cuales moldean las expectativas de familiares, profesores y de la comunidad sobre las habilidades y el potencial de las niñas, impactan sus decisiones profesionales.

En conjunto, estos elementos conllevan al declive en el interés de las niñas por las materias STEM a medida que se acercan a la adolescencia. Esto afecta sus decisiones vocacionales y exacerba las brechas de género en educación. Para las graduadas, persisten los desafíos de inclusión y oportunidades de empleo.

Estereotipos culturales de género y condiciones laborales menos amigables con la vida familiar pueden desalentar a las mujeres a seguir carreras en STEM; en especial, al iniciarse en sus trayectorias profesionales.

En parte, eso puede ser consecuencia de la carga desproporcionada de responsabilidades de cuidado y de trabajo no remunerado que ellas enfrentan.

Además, se advierte que la naturaleza predominantemente masculina en los campos STEM podría exacerbar la discriminación laboral. Pone obstáculos adicionales a la entrada de mujeres. Por último, el acoso laboral relacionado con el género sigue siendo un tema poco estudiado tanto en el área STEM, en América Latina y el Caribe.

El análisis del PNUD subraya que las carreras STEM concentran algunos de los empleos de más rápido crecimiento y mejor remunerados. La subutilización del talento femenino impide que las economías alcancen su máximo potencial.

“El desempeño económico de América Latina y el Caribe podría acelerarse de aumentar el número de empleos STEM –así como de fomentarse una fuerza laboral más diversa–, considerando que esos empleos están asociados con un aumento en la productividad laboral y los salarios”.

El documento concluye al remarcar que promover que más mujeres sigan estudios y empleos en STEM requiere “abordar los estereotipos de género que se encuentran profundamente arraigados y que podrían estar limitando sus aspiraciones desde una edad temprana”.

Al respecto plantea que los países de la región podrían enfocarse en mejorar la calidad de la educación, fomentar las mentorías, formar alianzas para la capacitación y el reclutamiento, implementar políticas de igualdad de género y concientizar sobre la importancia de las disciplinas STEM para las niñas.

Inter Press Service (IPS)*

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