Conocer los casos de tortura, las acciones militares no autorizadas, así como los operativos secretos de las agencias de inteligencia es un derecho de los ciudadanos; no obstante, la administración de Barack Obama se resiste a respetarlo: Federación de Científicos Americanos
El secretismo en los registros públicos estadunidenses persiste y tiene múltiples expresiones a pesar de que el presidente Barack Hussein Obama anunció la nueva “era de apertura” para que cada agencia y dependencia abra su información al público. Hallazgos del programa Secrecy News, de la Federación de Científicos Americanos (FAS, por sus siglas en inglés), indican que “desde el gobierno se ha retenido muchísima información al público en nombre de la seguridad nacional”, explica Steven Aftergood, responsable de ese programa. Añade que, sorpresivamente, muchos documentos sustantivos, que hasta ahora generó la administración de Obama, están ausentes del sitio web de la Casa Blanca y tanto el Congreso como el Ejército mantienen la reserva de información.
El programa de transparencia informativa de estos científicos comenzó en 1991 con el objetivo de realizar análisis oportunos y no partidistas sobre asuntos globales complejos que requieren el auxilio de la ciencia y la tecnología. La federación, que integran 70 científicos merecedores del Premio Nobel en distintas disciplinas, liberó información de interés para estadunidenses y de otros países del mundo, en particular para los mexicanos, como el informe del 18 de diciembre de 2008 titulado Relaciones México-Estados Unidos, del Servicio de Investigación del Congreso, que permanecía reservado.
El informe CRS RL 32934 indica que “se debe mantener un activo interés en México respecto de asuntos dominantes en la agenda bilateral, como la lucha contra el tráfico de narcóticos, la migración, el comercio y los asuntos fronterizos. Fue elaborado por M. Angeles Villarreal, analista de comercio internacional y finanzas de la División de Asuntos Externos, Defensa y Comercio del Congreso, y coordinado por Dick K. Nanto.
Asimismo, gracias a Secrecy News, los mexicanos saben que en agosto de 2007 casi 90 congresistas enviaron una misiva al presidente Felipe Calderón a través de la legisladora hispana Hilda Solís y actual secretaria del Trabajo. Ahí, le proponen al mandatario mexicano que emita una ley que prohíba la violencia contra las mujeres y, también, sugiere que México reforme sus leyes para aumentar las penas contra ese delito.
Además, le piden atender la violencia contra los periodistas que convirtió a México en el cuarto país más peligroso para el ejercicio periodístico.
Entre los logros de la FAS, destaca haber sacado a la luz el estudio –elaborado en noviembre de 2008– del Departamento de Defensa sobre las tendencias a futuro de la seguridad nacional e internacional. El documento, denominado Junta operativa de ambiente 2008 (JOE 2008, por sus siglas en inglés), suscitó una reacción negativa porque declaraba que “un México inestable podría representar un problema de seguridad interna de inmensas proporciones para Estados Unidos”.
La evidencia de “potencial vulnerabilidad” del gobierno mexicano ante las bandas criminales y los cárteles de drogas obligó, el 12 de enero pasado, al general James Mattis, del Comando de las Fuerzas Conjuntas, a anunciar que se reuniría con el embajador Arturo Sarukhán Casamitjana para discutir ese análisis; hasta ahora, no han dado cuenta el gobierno mexicano ni el estadunidense del resultado de esa conversación. Por otra parte, Aftergood estima que, probablemente, como resultado de la atención no deseada que despertó el JOE 2008, fue removido de algunos sitios electrónicos del Departamento de Defensa, aunque se le localiza a través de la FAS en la dirección www.fas.org/man/eprint/joe2008.pdf.
Pese a esos logros de la FAS, del Archivo Nacional de Seguridad y de organizaciones periodísticas estadunidenses, en el ámbito interno de Estados Unidos se mantiene la política de ocultar información.
Así ocurre en el sitio en internet de la Casa Blanca que no divulga la Directiva de la Administración de Obama para reorganizar el Consejo Nacional de Seguridad; también omite el Estudio presidencial 1, que ordena revisar las actividades de seguridad interna y contraterrorismo. En cambio, sí informa que la esposa del mandatario visitó la Cocina de Miriam para ayudar a alimentar a los “sin casa”. Esa política de información muestra que la página electrónica de la Casa Blanca no exhibe un récord confiable de las acciones o actividades presidenciales, apunta Secrecy News.
Otro ejemplo del veto desde algunas agencias es la negativa del director de Inteligencia Militar, el general Ronald L. Burgess, para divulgar el presupuesto de inteligencia de 2006. Él argumentó que la difusión de ese documento “podría comprometer fuentes y métodos de inteligencia”, a pesar de que ya está abierta la información correspondiente a 2007 y 2008.
Quizá el caso que ilustra mejor el forcejeo que existe dentro de la nueva administración estadunidense para acatar la disposición presidencial de ser “más transparentes” es el de la misiva que el 6 de marzo pasado envió al presidente Obama el director de la Oficina de Desclasificación de Interés Público, Martin Faga. Se trata de “una nueva carta” del funcionario en la que advierte al presidente contra el riesgo de liberar la información gubernamental en estos términos: “El verdadero fundamento de la democracia representativa puede estar en riesgo; nuestra oficina fue herida por sus tempranas declaraciones y acciones de apertura gubernamental”.
Faga agrega en su escrito: “Tenemos que sonar la alarma con respecto a cuanto hace el gobierno en esa área; de hecho, hemos concluido que es fundamental el principio de autogobierno –que es el acceso ciudadano de la infor mación sobre el gobierno–, porque está en riesgo y sin una acción decisiva la situación parece empeorar”.
El congreso estableció la Oficina de Desclasificación de Interés Público en 2000, para asesorar al presidente en materia de política y práctica de desclasificación de información. Detrás de lo que dice Faga, se advierte que es inminente que la nueva administración emita una orden ejecutiva para revisar ese procedimiento, apunta el director de Secrecy News.
Conocimiento es democracia
El esfuerzo de la FAS para hacer pública información gubernamental estadunidense hizo posible, apenas el 26 de febrero de este 2009, que la prensa de ese país volviera a cubrir el retorno de los ataúdes con los cuerpos de los soldados caídos en acción, un acto que le fue prohibido desde la Guerra del Golfo en 1991. De igual manera, el Pentágono volvió a ofrecer al público su directorio.
Ese documento se distribuía ampliamente entre contratistas, académicos e investigadores, pero tras los ataques del 11 de septiembre de 2001 quedó fuera del alcance público. Años más tarde y debido a la presión ciudadana, se editó en una versión censurada; ahora la FAS anuncia que ya circula un nuevo directorio que contiene de nuevo los nombres, cargos y teléfonos de los oficiales, particularmente los de la Fuerza Aérea.
Aún así, apunta Steven Aftergood, un caso revelador de secretismo es la Oficina Federal de Investigaciones (FBI). Esa agencia se declara incapaz de localizar los documentos que le son solicitados a través de la Ley de Libertad de Información (Freedom of Information Act, FOIA), hasta en 66 por ciento de las veces. Para Tom Blantos –director ejecutivo del Archivo Nacional de Seguridad, un organismo no gubernamental que publica documentos desclasificados por esa ley–, las respuestas del FBI muestran que es incapaz de encontrar cualquier expediente que se le solicita Tan sólo en el año fiscal de 2008, esa oficina respondió en 57 por ciento de las veces que no localizaba los expedientes; un año antes, dio respuestas de “no expedientes” en 70 por ciento de los casos, lo que obliga a los solicitantes a recurrir a litigios para conocer sus investigaciones criminales. Por esa actitud, el 13 de marzo pasado el Archivo Nacional de Seguridad y la Universidad George Washington otorgaron a la FBI el quinto Premio Anual Rosemary. Éste se confiere a la agencia federal que tiene los peores resultados en la aplicación de la FOIA y toma su nombre de Rosemary Woods, la secretaria del presidente Richard Nixon, quien durante el escándalo Watergate borró 18 minutos y medio de una conversación clave en las cintas de la Casa Blanca.
Además del trabajo de Secrecy News en la FAS, la pugna por la transparencia gubernamental proviene también desde los periodistas estadunidenses. El Comité de Reporteros por la Libertad de Prensa, con sede en Arlington, Virginia, asesora a los periodistas en el uso de la FOIA y logró que el Senado autorizara el ingreso de camarógrafos a las sesiones de las cortes federales.
El gremio periodístico, cita Aftergood, defiende el acceso a toda información, aunque esté clasificada. “Si asumimos la posición de que la gente no tiene derecho a esa información, entonces nunca podremos conocer sobre cuestiones como tortura o vigilancia a los ciudadanos. Yo he hecho lo que el fiscal dijo que no debía hacerse: he preguntado acerca de programas clasificados que supe que existían y he insistido por su apertura. Sin embargo, los argumentos oficiales se inclinan por prohibir su acceso y considero que es importante cambiar esa dirección antes de que llegue más lejos”.
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Ciencia sin secretos
La Federación de Científicos Americanos (FAS) se fundó en 1945 por algunos de los especialistas que trabajaron en el Proyecto Manhattan (para desarrollar las primeras bombas atómicas).
Ellos admitieron que la ciencia se había convertido en el tema central de muchas cuestiones clave de la política. Consideraron que tenían una responsabilidad única, tanto para advertir a los ciudadanos como a los líderes políticos de los peligros potenciales a partir de los avances científicos y técnicos, y para mostrar cómo la buena política podría incrementar los beneficios del nuevo conocimiento científico.
La Oficina de Responsables de la FAS incluye a 70 ganadores del Premio Nobel y desde ahí proporciona análisis técnicos oportunos, no partidistas, sobre asuntos globales complejos que involucran a la ciencia y la tecnología.
La federación orgullosamente reúne con agilidad y habilidad a personas de múltiples disciplinas y organizaciones que abordan temas críticos que no cubren otras organizaciones. Los tres proyectos fundamentales de la FAS son: energía y medio ambiente, conocimiento de tecnologías y seguridad estratégica.
Alrededor de 13 mil personas de todo el mundo están suscritas al servicio Secrecy News de la FAS.
Este servicio se sostiene por fondos que proveen las fundaciones: Herb Block, la Rockefeller Family y la HKH, así como el Fondo Stewart R. Mott Charitable. (NE)