Nicaragua inicia un proyecto de alrededor de 20 mil millones de dólares para construir un canal marítimo-comercial que conecte a los océanos Atlántico y Pacífico. “No es nuestra intención competir con nuestros hermanos de Panamá”, advierte Daniel Ortega. Pero la ruta que se abrirá impulsará el traslado de mercancías fuera de la supervisión estadunidese
María Julia Mayoral/Prensa Latina
Managua, Nicaragua. Todavía es un sueño, pero, ¿cuánto tardará en cumplirse? Nadie puede saberlo, sin embargo, Nicaragua reaviva la aspiración de construir un camino interoceánico al aprovechar la vastedad de sus aguas dulces.
Sería la segunda infraestructura con tales propósitos en el Continente Americano.
Una comisión especial, designada por el presidente Daniel Ortega, coordina las evaluaciones preliminares sobre la factibilidad, cuando se impone determinar cuál sería la mejor ruta para esa carretera fluvial, llamada el canal húmedo.
Tampoco esta nación centroamericana renuncia a la aspiración de tener su propio ferrocarril desde la costa en el Pacífico hasta el Atlántico (el canal seco), asociado a dos puertos en aguas profundas; un anhelo que remite a la añoranza por el ir y venir de trenes, extinto de la geografía nacional en época del neoliberalismo.
Retoma y continuidad
En la reciente XI Cumbre de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos, Ortega propuso al bloque apoyar la edificación del canal húmedo, que en su momento defendió el patriota y revolucionario Augusto César Sandino, con visión antiimperialista y pro integración latinoamericana.
Cuando el 20 de marzo de 1929 Sandino escribió sobre el Plan de Realización del Supremo Sueño de Bolívar, contó con un eventual canal por Nicaragua y alertó acerca de los intereses geopolíticos de Estados Unidos.
Por aquella época eran dos rutas las que se estudiaban, incluso franceses trabajaron en una primera etapa del proyecto, pero lo abandonaron por falta de financiamiento.
“…Y luego Estados Unidos entró; en ese tiempo no permitía a Europa que lo hiciera: ingresaron con toda la fuerza y prácticamente se posesionaron de Nicaragua para impedir cualquier ruta por el Canal de Nicaragua, sin la autorización de ellos. Y se dejaron también la reserva de Panamá, hasta que finalmente se fueron [optaron] por Panamá ”, citó Ortega en la reunión de la Cumbre de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos.
A decir de Sandino, la obra debía de ser en beneficio de lo que él llamó la nacionalidad latinoamericana, la única capacitada para realizar la apertura del canal, así como toda inversión que implicara utilidad común para los pueblos de la región.
Realizar el canal nicaragüense no significa “ir a competir con los hermanos panameños”, afirmó el dignatario en un acto público celebrado en Managua.
Pese a las ampliaciones en marcha, el canal panameño sería insuficiente para el incremento previsto del tráfico marítimo comercial que tiende a multiplicarse, observa el estadista.
Por decisión de Ortega, el vicecanciller Manuel Coronel Kautz y el comandante Edén Pastora asumieron la conducción del proyecto.
A juicio de Coronel Kautz, la ejecución demoraría al menos 10 años, aunque al sexto podrían transitar los primeros barcos, con una inversión total de 15 mil a 20 mil millones de dólares, conforme estimaciones.
Según explicó a la prensa, actualmente plantean el marco jurídico para dar sustento a lo que sería la Autoridad del Canal Interoceánico de Nicaragua, el cual debe someterse a la aprobación de la Asamblea Nacional, a partir de la formalización de una iniciativa de ley por parte del presidente.
Nada se puede “contestar a la brava”, por voluntarismo, asegura el funcionario, al señalar la obligatoriedad de evaluar a fondo la factibilidad económica, comercial, financiera y medioambiental de la probable infraestructura.
Uno de los diseños planteados describe una ruta que entraría por el Istmo de Rivas, en el Pacífico, cruzaría el lago Cocibolca y tomaría rumbo por el río San Juan hasta desembocar en el Atlántico, explica el vicecanciller.
Hasta el momento, es la trayectoria más analizada: antes de crear el Canal de Panamá, Estados Unidos envió tres misiones técnicas; después, en 1980, los brasileños confirmaron esa misma ruta y especialistas de Rusia y China tampoco descartaron la idea; “sin embargo, todavía no estamos en condiciones de decidir”, indica Coronel Kautz.
A criterio de científicos nacionales, una ruta por el río San Juan ya no resulta viable para buques de gran calado debido a la pérdida de caudal, profundidad y anchura durante décadas, aunque el cauce podría usarse en la interconexión comercial de territorios como Granada, San Carlos, El Castillo y San Juan de Nicaragua.
Dos opciones prometedoras
Emprender en primer lugar el canal seco: un ferrocarril desde Monkey Point (en El Caribe) hasta puerto Corinto, en la costa al Océano Pacífico, sería un proyecto más rápido y económico, afirman expertos.
Consultado por periodistas, el representante del Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep), José Adán Aguerri, está de acuerdo con cualquier esfuerzo por mejorar la infraestructura y “si el sector privado es tomado en cuenta, estaríamos con éste”.
Pero en este momento afirma que “el Cosep tiene como prioridad apoyar de manera positiva el tema de Monkey Point”.
“Para nosotros es un tema que está ahí, que es palpable, que se puede realizar a mediano plazo y que cambiaría el contexto competitivo de Nicaragua y la Costa Atlántica de este país de manera particular”.
El llamado canal seco, con dos puertos de aguas profundas y una línea ferroviaria de 377 kilómetros, podría ofrecer capacidad para movilizar anualmente por el territorio nicaragüense 4 millones de contenedores al conectar los dos océanos, calculan economistas locales.
A mediados de agosto de 2011, el gobierno concretó la firma del convenio que permitirá desarrollar el megaproyecto portuario de Monkey Point, entre la Empresa Portuaria Nacional y la compañía brasileña Andrade Gutiérrez.
La constructora foránea (especializada en proyectos de ingeniería, energía, telecomunicaciones) asumió el compromiso de realizar los estudios de prefactibilidad y factibilidad en esa localidad perteneciente a la Región Autónoma del Atlántico Sur.
De ser posible su realización, Nicaragua dispondría de su primer puerto de aguas profundas en el mar Caribe. Debido a esa carencia, actualmente el 60 por ciento de la mercadería para la exportación sale por instalaciones marítimas de Honduras y Costa Rica.
La obra estaría asociada al ferrocarril y a una carretera de 510 kilómetros, desde puerto Corinto hasta Monkey Point, lo que facilitaría el tráfico marítimo del Caribe, Suramérica, México y Estados Unidos.
De todas formas el canal húmedo sigue siendo el gran sueño. El vicanciller Coronel Kautz asegura que “es el momento de ir adelante con el proyecto” y dentro de poco el presidente Ortega presentará la iniciativa de ley ante el la Asamblea Nacional de Nicaragua para crear la Autoridad del Canal Interoceánico de Nicaragua.