En otra nota de atención a los libros he de ocuparme del titulado: La estafa maestra, cuyos autores son reporteros del portal periodístico Animal Político que dirige y coordina Daniel Moreno; y donde apareció originalmente ese magnífico trabajo del periodismo de investigación. Ahora abordo el asunto con motivo de la crónica-entrevista de Elías Camhaji (publicado en la sección internacional de El País, 23 de mayo de 2018). Y es que Miriam Castillo, Nayeli Roldán y Manuel Ureste, parecen mostrar alguna dosis de pesimismo no obstante el socavón que abrieron para encontrar el robo-fraude de 7 mil 760 millones de pesos donde están como sospechosos comunes o presuntos responsables –dice este columnista–, al menos directamente Emilio Lozoya; durante su transitoria, pero al parecer fructífera cosecha de los más de 10 millones de dólares con que salpicó Odebrecht al peñista, para que le otorgaran contratos de Pemex. Y donde su actual director –por órdenes de Peña– ha ocultado por 5 años la documentación de esa complicidad. Ratería en la que están bailando más de 5 mil millones de pesos.

La investigación periodística de Animal Político ha puenteado a Pemex con Sedesol, cuando esta dependencia como secretaría del despacho presidencial, tuvo a Rosario Robles (la de “no te preocupes, Rosario”, la frase de impunidad de Peña); y como sucesor a José Antonio Meade Kuribreña, quien como candidato presidencial anda presumiendo de “honesto”. Pero sabiendo del robo, fraude o desfalco, guardó silencio cómplice. Y dándoselas de digno, montó en cólera cuando se ventiló la investigación periodística. Y hasta amenazó con recurrir a la PGR para presentar una demanda con la cual “limpiar” su nombre. Pero reculó en menos de que canta un gallo, no obstante haber estado cacaraqueando que lo habían ofendido. Peña lo calmó para no hacer más ruido y tapar a la Robles quien, como sus mentores los chuchos Ortega y Zambrano, se convirtió al peñismo-priísta, para asirse a la tablita de final de sexenio y con Lozoya Austin, supone que serán malvados.

A lo que voy es a lo que deduzco de la crónica de Elías Camhaji, sobre el asunto que está por explotar y crear más que un terremoto político-electoral, ya que una de las consecuencias de ese trabajo de investigación magistral de periodismo, indudablemente favorece a Anaya o a López Obrador. Y es que la caída-desmantelamiento del sistema priísta, sexenio a sexenio, a partir de 1946-1952, es cada vez más corrupto; culminando con el sexenio: 2012-2018; es decir, de Miguel Alemán a Peña. Ese sismo mar adentro del sistema priísta anuncia un tsunami que tiene alarmados a los de la cúpula política, plutocrática y anexas, en cuya corrupción han participado vorazmente.

Son, todos a una, la corrupción de la corrupción que abrió las compuertas de la presa del populismo democrático, porque la élite abandonó a los pobres, a los desempleados, a la clase media baja; a los indígenas. Hundiéndose el peñismo en el excremento de la corrupción, donde aparecen las figuras de la pareja presidencial y su “casa blanca”. Así que en el libro La estafa maestra se muestra el principio y el final de los robos a la nación. Y la interpretación menos pesimista al respecto es que esa investigación del periodismo contemporáneo que enarbolan Nayeli Roldan, Manuel Ureste y Miriam Castillo (en la foto de Antonio Cruz), desde su publicación está gestando, como punta de lanza, la mayor crisis general en el presente contexto social, político y electoral con el artificial miedo contra la democracia directa en forma y contenido del populismo mexicano.

Ese populismo se ha gestado debido a los problemas cuyo factor común es la corrupción matrimoniada con la impunidad. Así que esas 517 solicitudes de información, las 100 entrevistas y las jornadas laborales de los reporteros autores de la investigación, ya dieron fruto: sabemos, con hechos, veracidad contrastada, calidad de investigación y cantidad, cómo hemos sido estafados por los delincuentes organizados en las cúpulas de los poderes político y económico, a la sombra del gobierno federal y sus nexos públicos-privados.

El “aquí no pasa nada” –lema del autoritarismo que algunos califican de “dictablanda”, otros de “dictadura perfecta”–, es una justificación del presidencialismo corrupto; cada sexenio más desde 1946, hasta rematar con el peñismo, para suponer que las aguas están tranquilas. Pero han estado pasando crisis en medio de protestas, manifestaciones y reclamos los cuales se eslabonan con la actual violencia de homicidios, secuestros, feminicidios y desaparecidos agregados a la corrupción y la impunidad. Por lo que el periodismo de investigación, de la “casa blanca” a la Estafa Maestra ha gestado una incontenible indignación política a través de la nueva manifestación democrática del populismo, al ser abandonadas las clases populares al desempleo, la pobreza, la explotación laboral y el alza de los precios.

La Estafa maestra ha contribuido a profundizar el socavón de la corrupción peñista y de un priísmo que tuvo la alternativa, hasta 1994, de un homicidio para imponer el fraude electoral. Y en 2012 su única opción fue imponer al sucesor mediante la corrupción de Monex, y todos los recursos que apoyaron el fraude electoral que ahora tiene a la élite del gobierno federal en un callejón sin salida con su plutocracia y oligarquía, sitiados por la democracia directa en su versión –constante en la historia– del populismo que no permitirá la estafa electoral.

Álvaro Cepeda Neri

[OPINIÓN][DEFENSOR DEL PERIODISTA]

 

 

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