Xavier Caño Tamayo*/Centro de colaboraciones Solidarias
Una ilustración del historietista y humorista gráfico español Andrés Rábago, el Roto, muestra a un joven lavando una gran olla mientras dice: “Soy licenciado en física cuántica, pero ahora trabajo de lavaplatos en Londres para pagarme los estudios de camarero en Berlín”. Ironía gráfica que ilustra las peores secuelas de la política de austeridad contra viento y marea en la vieja y caduca Europa: el desempleo y el trabajo precario que conlleva riesgo real de pobreza.
Pero, por lo visto, los gobiernos de Europa no aprenden. Ángela Merkel y Mariano Rajoy (presidente del gobierno español) se han reunido para reafirmar el compromiso de imponer la austeridad, en tanto que Merkel ha aplaudido el afán de Rajoy para hacer reformas… lo que ellos llaman reformas, que no son tales, porque reforma es lo que se propone, proyecta o ejecuta como innovación y mejora en algo, que no es el caso. Rajoy además tiene la pretensión de que “en España empezamos a ver los frutos de las reformas”, haciendo bueno el dicho popular de que no hay peor ciego que quien no quiere ver. Porque los datos y hechos del sufrimiento mayoritario de la ciudadanía están ahí, a la vista. Pero ellos insisten en mantenella e non enmendalla por más que economistas de escuelas diversas y algunos premios Nóbel de economía digan alto y claro que la austeridad no es el camino. A lo que hay que añadir los hechos tozudos. Europa no avanza ni se recupera.
Lo inmoral de esta injusticia social generalizada, del saqueo de las clases trabajadoras, es que el armazón del control del déficit público, razón de ser de la austeridad, tiene un fin nada glorioso: que los bancos alemanes, también holandeses y franceses, aunque menos, cobren sin falta los intereses de los abundantes préstamos que concedieron alegremente en el desarrollo de la burbuja inmobiliaria, entre otras irresponsabilidades. Una ecuación sencilla. Para que el sector financiero y sus adláteres mantengan sus beneficios, la ciudadanía lo pasa mal o muy mal.
Pero no sólo Alemania y España están tocadas por la nefasta austeridad. En Francia, el presidente Hollande, que dice ser socialista, ha disuelto el nuevo gobierno porque le habían salido ministros díscolos que se oponían a la corrosiva austeridad. Y, para que no haya dudas del camino elegido, Hollande ha designado como ministro de economía a Emmanuel Macron, brillante neurólogo y economista que, entre otras cosas, fue socio de la banca Rothschild varios años. Varios analistas han escrito que Hollande comete el mismo error que Mitterrand: girar hacia la derecha. A Mitterrand le supuso que el Partido Socialista Francés perdiera las siguientes elecciones y, si Hollande se presentara hoy, la derrota sería notable.
Estos socialdemócratas europeos no aprenden.
En el reino de España, paradigma del más rancio y feroz neoliberalismo de recortes presupuestarios, salvo para ayudar a la banca, el déficit no se ha reducido de modo significativo y la deuda pública alcanza ya el billón de euros. Una deuda triplicada en los años de gobierno del Partido Popular. Hoy, más del 98 por ciento del producto interior bruto.
La política de austeridad y un consecuente ridículo crecimiento mantiene un desempleo de un 26 por ciento, con un preocupante aumento del trabajo precario muy mal pagado. Más reducciones salariales sistemáticas de un 2 por ciento anual, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Aunque los salarios disminuyeron casi un 10 por ciento en los 9 primeros meses de 2014 comparado con el mismo tiempo de 2013. Según el Consejo Empresarial de Competitividad, los costos laborales en España son un 20 por ciento inferiores a la media europea, que ya es ser… Y todo incide en el consumo interior. Negativamente, por supuesto. Y si no hay demanda interna… Incluso la OCDE reconoce que las reducciones salariales de esa magnitud causan penurias a los trabajadores y sus familias. ¿Cuánta estrechez soportan el millón 830 mil hogares españoles en los que todos sus miembros están desempleados según la Encuesta de población activa? En 2008 sólo había 180 mil.
La reiteración en las llamadas reformas, los recortes sociales y las reducciones salariales, propósito reafirmado en el citado encuentro entre Merkel y Rajoy de este verano, anuncian más dureza, más pobreza y más sufrimiento de más gente. Y, justamente, más resistencia ciudadana, que habrá que ver cómo es y hasta donde llega.
Xavier Caño Tamayo*/Centro de colaboraciones Solidarias
*Periodista y escritor
Contralínea 403 / del 14 de Septiembre al 20 de Septiembre 2014