Normales rurales, en pie de lucha

Normales rurales, en pie de lucha

Ángel Aguirre Rivero hizo lo que todos los políticos corruptos practican: sacrificar a sus subalternos cuando él es el responsable de actos indebidos. Por la matanza de dos estudiantes normalistas(Gabriel Echeverría de Jesús, de 20 años, yJorge Alexis HerreraPino, de 21) que le exigían al advenedizo gobernador de Guerrero cumplir su palabra y sentarse a discutir el pliego petitorio de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos, el mandatario local cesó a cuatro funcionarios, luego del violento desalojo de la carretera: al procurador estatal, al secretario y al subsecretario de Seguridad Pública y al director de la Policía Ministerial.
 
El 12 de diciembre de 2011, un grupo de estudiantes normalistas de Ayotzinapa, Guerrero, había bloqueado la autopista del Sol como una medida de presión en contra de Aguirre Rivero, quien en tres ocasiones había dejado plantados a los jóvenes estudiantes que sólo pedían revisar un pliego petitorio. Irresponsable como es el gobernador guerrerense, de haber recibido a los normalistas de acuerdo con las citas programadas, éstos nunca hubieran ocupado la autopista y ahora nadie se lamentaría por los dos jóvenes asesinados con armas de fuego y las decenas de estudiantes golpeados brutalmente y detenidos.
 
Integrantes de la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México, los dos jóvenes asesinados, y un tercero que se debate entre la vida y la muerte identificado como Édgar David Espíritu Olmedo, son participantes del último modelo de educación socialista emanado de la Revolución Mexicana, del cual también fueron integrantes los líderes guerrilleros Lucio Cabañas y Genaro Vázquez Rojas, alumnos y maestros también de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa.
 
El mismo día del homicidio de los dos estudiantes (12 de diciembre pasado), Aguirre Rivero quiso desviar la atención de su responsabilidad en esos crímenes y se valió del despido de funcionarios menores al hacer el anuncio del cese de sus cuatro subalternos de quienes pidió fueran investigados por la Procuraduría General de la República por los disparos y la golpiza en contra de los estudiantes. Con esta acción, el mandatario pretende mantenerse impune y seguir gobernando el estado más pobre del país y el que ha vivido la mayor represión de gobernadores caciques. Recordemos a los gobernadores priístas Rubén Figueroa Figueroa y Rubén Figueroa Alcocer (padre e hijo) que cometieron crímenes y robos en el estado; el último, responsable de la masacre de Aguas Blancas.
 
En poco tiempo de estar al frente del gobierno de Guerrero, esta agresión policial no es la única acción autoritaria y de abuso de poder de Aguirre Rivero. Hace unos meses quedó al descubierto el nepotismo del gobernador que saltó de las filas del Partido Revolucionario Institucional a las del Partido de la Revolución Democrática, para, convenientemente, convertirse de la noche a la mañana en un burócrata de “izquierda” y disponer del presupuesto público a su antojo. En lo que va de su corta gestión, Aguirre metió al presupuesto público estatal a decenas de parientes (hijos, hermanos, tíos, cuñados y sobrinos), pues sigue creyendo en aquella vieja frase priísta de que “vivir fuera del presupuesto es un error”. Ahora todo en nombre de la “izquierda”.
 
En una nota del reportero Rogelio Velázquez, publicada en el portal de Contralínea, se explican las justas demandas de los normalistas rurales: una mesa de diálogo con el gobierno estatal y el cumplimiento de un acuerdo adquirido verbalmente por el gobernador Ángel Heladio Aguirre Rivero, en el sentido de ampliar la matrícula de 140 a 170 alumnos y el otorgamiento de 30 plazas de profesores para los egresados de la normal. Esa simple petición ha sido negada por quien pretende continuar al frente del gobierno después de los dos asesinatos.
 
Uno de los estudiantes participantes en la protesta le dijo al reportero: “Éramos como 400 personas, entre estudiantes y gente de organizaciones sociales. Bloqueamos la autopista porque el gobernador nada más dice que sí, pero no firma nuestro pliego petitorio, el cual tendría que estar firmado antes de que acabe el año [… ]. Llegaron las fuerzas especiales de la Policía Federal para quitar nuestro bloqueo; nosotros estuvimos dialogando con ellos: uno de los policías hizo una llamada, no sabemos a quién; al colgar, dijeron que ya tenían luz verde para hacer lo que quisieran.
 
“Fue cuando los policías federales empezaron a lanzarnos gas lacrimógeno. Algunos corrimos; inmediatamente después empezaron los disparos a quemarropa; no les importó que hubiera niños y mujeres entre nosotros; los disparos seguían; todos corrimos en diferentes direcciones”. Alcanzados por las balas, los cuerpos de los dos estudiantes cayeron sobre la carretera y las protestas de millones de mexicanos siguen en espera de justicia, igual que hace 100 años.
 
*Periodista