Para vivir mejor, más pobreza

Para vivir mejor, más pobreza

Tardíamente, por motivos electorales, se dio a conocer que la pobreza en México aumentó durante los dos primeros años de la actual administración federal. Este problema se agravó con 6 millones de pobres más, reconoció el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social y ratificó el Instituto Nacional de Geografía y Estadística. Sin embargo, según el más destacado especialista en estudios sobre este tema, Julio Boltvinik, los pobres en el país suman ya 80 millones, alrededor de 75 por ciento de la población total del país.

No obstante esta dramática realidad, el secretario de Desarrollo Social (Sedesol), Ernesto Cordero Arroyo, afirmó que “vamos por el camino correcto”. Vemos así que el grupo gobernante no tiene un mínimo compromiso con la sociedad, sino únicamente con la oligarquía, para la cual trabaja. El funcionario reconoció asimismo que las clases medias serán las más afectadas, lo que significa que seguirá incrementándose el número de pobres en lo que resta del sexenio. Así habrá de suceder, incluso en proporciones que no se imagina el titular de Sedesol, por la terquedad en no modificar un ápice el modelo económico propiciador de pobreza.

Es de tal magnitud el compromiso de Felipe Calderón y la tecnocracia neoliberal con banqueros y grandes empresarios que, a pesar de que el país no tiene salida por el camino que vamos –por supuesto el más incorrecto–, el jefe del Ejecutivo no tiene empacho en liquidarse a sí mismo política y éticamente, por seguir sirviendo a sus patrocinadores. Los resultados de los pasados comicios así lo demuestran: el Partido Acción Nacional (PAN) está acabado como partido gobernante, y en vez de rectificar el camino para evitar un colapso mayor, se empeña en mantenerse como el más firme defensor de la minoría que se beneficia con la política económica vigente.

No es de extrañar que a Calderón le parezca poca cosa que la economía haya caído 9 por ciento en el primer semestre del año, el peor resultado entre todos los países de América Latina, y que el desempleo “nada más” se haya despeñado 3 por ciento. En una visita a la planta de la Volkswagen de Puebla, Calderón se ufanó de haber contenido los impactos recesivos de la crisis económica, y señaló como ejemplo los porcentajes anteriores. Sin embargo, el presidente de la empresa en México, Otto Lindner, le hizo saber que, mientras en Europa se trabajan ya turnos extras en las plantas que tiene la Volkswagen, gracias a los programas de renovación vehicular que apoyan los gobiernos, aquí eso no será posible porque el subsidio de 15 mil pesos anunciado recientemente por Calderón será insuficiente.

Por eso estamos como estamos, ya que aquí en nuestro país a los únicos que realmente se subsidia es a los más poderosos; es decir, a quienes se benefician con el modelo económico depredador y mafioso. Sobran ejemplos de ello, pero vale insistir en que los bancos obtienen aquí utilidades muy superiores a las que alcanzan en el resto del mundo, incluidos sus países de origen, pues no hay que olvidar que el 99 por ciento de los bancos son extranjeros.

De ahí que sea correcta la apreciación que tiene Cordero de que “vamos por el camino correcto”; sí, desde luego, pero correcto únicamente para los poderosos, para la oligarquía especuladora, para los poderes fácticos que se benefician con la actual situación que está llevando al país a su total bancarrota, que de seguir como vamos, con el PAN o con el Partido Revolucionario Institucional en la Presidencia de la República, no tardaría en producirse. Y si ahora vivimos ya justificadamente alarmados por la realidad que nos toca enfrentar, entonces lo que viene sería literalmente el apocalipsis, pues cerca de 100 millones de muertos de hambre no se iban a quedar con los brazos cruzados al ver cómo la minoría restante vive a cuerpo de rey.

Lo más espeluznante es que quieren seguirle echando fuego a la hoguera, como lo vemos todos los días, al no aceptar el gobierno federal la urgencia de cambiar el modelo económico y pugnar por corregir las causas estructurales de la creciente pobreza, la inseguridad pública, la corrupción galopante y el desempleo. Siguen diciendo, como si los mexicanos fuéramos retrasados mentales, que todo lo que nos pasa es porque la crisis internacional es la culpable. ¿Hasta cuándo entenderán?

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