Luanda, Angola. Con dos tercios de su existencia sexagenaria en el poder, el Movimiento Popular para la Liberación de Angola (MPLA) enfrenta pasado contra pasado en aras de una renovación que lo proyecte al futuro.
El punto de partida fue, sin dudas, la elección con más del 98 por ciento de los votos del mandatario Joao Lourenzo como el quinto presidente del MPLA.
La decisión del 8 de septiembre no fue sorpresiva, pues oficialmente se sabía desde abril pasado que Lourenzo sería el único candidato para suceder a José Eduardo dos Santos, quien estuvo a 13 días de cumplir 39 años en ese cargo. Para muchos se produjo una ruptura, un paso de página en el partido gobernante que conduce los destinos de Angola desde el 11 de noviembre de 1975.
Unos cuantos regalos para el presidente saliente en medio de felicitaciones y agradecimientos dieron paso al primer discurso de Lourenzo como presidente del MPLA.
Los 39 votos que se le escaparon (27 en contra, seis abstenciones y seis anulados) fueron ahogados por los aplausos que durante varias ocasiones le interrumpieron su intervención de casi media hora ante unos 2 mil 500 delegados e invitados.
Término de una era
“No hay actividad humana exenta de errores y asumo que también los cometí”, expresó Dos Santos durante su último discurso como presidente. Algunos esperaban un mea culpa más pronunciado.
Dijo que nunca ambicionó el cargo que ostentó desde el 21 de septiembre de 1979 ni pensó permanecer tanto tiempo, lo que achacó a circunstancias históricas y políticas, en alusión a la guerra civil.
Además de los títulos de presidente emérito, miembro honorario del Comité Central y de militante distinguido recibidos –que no se otorgaron al padre fundador de la nación, Antonio Agostinho Neto, a pesar de estar contemplados– el documental Transición ejemplar dedicó la mayor parte del tiempo a describir los actos de Dos Santos durante su jefatura de Estado hasta septiembre del año pasado.
El material hizo hincapié en obras sociales, como educación y salud, con enormes déficits, pero evitó referirse a las vías de comunicación, en verdadero estado ruinoso 16 años después del silencio de las armas.
Las esperadas palabras de Lourenzo
Lourenzo dio algunas claves sobre la mencionada ruptura con el pasado y la vuelta al cordón umbilical. Destacó nombres casi olvidados de la historia del gobernante Movimiento Popular para la Liberación de Angola, como sus primeros presidentes, Elídio Tomé Alves Machado y Mario Coelho Pinto de Andrade.
A ellos, y otros que mencionó fuera del discurso oficial entregado, llamó a dispensarles merecidos homenajes, como a Neto, al que debe realizársele todos los días, subrayó.
Para construir el futuro mejor hay que corregir males como la corrupción, el nepotismo, la adulación y la impunidad que se implantaron en los años recientes en el país y tanto daño provocan a la economía, afectan la confianza de los inversionistas porque minan la reputación y credibilidad del país.
A continuación, llamó al MPLA a tomar la vanguardia en ese combate y que los primeros en caer sean militantes o altos dirigentes del partido que hayan cometido delitos o que su comportamiento social lesione el buen nombre de la organización.
“La historia del MPLA estuvo siempre asociada a causas nobles que nos enorgullecen, como la conquista de nuestra independencia, la defensa de la soberanía nacional, la contribución significativa en la lucha victoriosa de los pueblos de África austral contra el régimen del apartheid, la paz y la reconciliación entre los angoleños”, expresó en su intervención interrumpida constantemente por aplausos de los más de 2 mil delegados a la cita.
Evidentemente con ese pasado, la nueva dirección no quiere romper.
Para vicepresidenta fue escogida –por votación de 66.7 por ciento de los miembros del Comité Central– Luisa Damiao, la primera mujer en ese cargo.
En el Buró Político, de 55 miembros hay 13 mujeres y varios jóvenes, en coincidencia con el llamado de Lourenzo de apoyarse en esos sectores para liderar la transformación de la agrupación, para democratizarla, modernizarla y relacionarla más con la población.
Otra aclaración del propio presidente ovacionada por los presentes fue la diferenciación entre la promoción de la clase empresarial, a la que dijo apoyará, con aquellos que se enriquecieron ilícitamente a costa del erario.
“No permitiremos esos comportamientos vergonzosos”, afirmó Lourenzo al llamar a apoyar esa causa que salvará la economía y el país para garantizar un futuro mejor.
“Vamos a construir un partido en que ser del MPLA no signifique necesariamente abrir una puerta para alcanzar bienes con facilidad, estar más próximo de la posibilidad de ser nominado ministro, gobernador o embajador, ser del MPLA debe significar, sobre todo, servir Angola y a los angoleños”, remarcó.
Lógicamente, hay una declaración –al menos de intención– de romper con el pasado, pero con uno que retorne esta fuerza política a los tiempos fundacionales de Machado, de Andrade y Neto, con la necesaria visión de este siglo.
Rota ahora la cuestionada bicefalia: sobre el mandatario y líder del partido corre el tiempo ahora a la par de la presión para cumplir aquella voluntad de cambio en aras del desarrollo con inclusión social, en un país con enormes recursos en el que cuatro de cada 10 personas viven en la pobreza.
En el combate pasado contra el pasado, es esperable –y deseable– que venza el más glorioso…
Roberto Hernández/Prensa Latina
[ARTÍCULO DE OPINIÓN]