Una banca privada adicta al dinero público fácil

Una banca privada adicta al dinero público fácil

Si la banca privada no da créditos y sólo se beneficia a sí misma, ¿para qué queremos la banca privada? ¿En que beneficia a la ciudadanía, a la gente común (inmensa mayoría), que la banca española haya superado los dichosos test de solvencia, llamados “de estrés”? Claro que han superado esos test porque, además del ingente rescate bancario con cientos de millones de euros de los últimos años, les han tolerado maquillar sus balances con ocultaciones, trampas, dispensas contables más ayudas normativas que les han consentido registrar beneficios sin reflejar su verdadera situación patrimonial, que no es nada boyante por cierto. Y sin contar las pérdidas reales.

¿Cómo no superar los test tras las inyecciones de liquidez, aportaciones de capital, garantías, ahorro de impuestos y avales más los préstamos del Banco Central Europeo (BCE) que elevan entre todo las ayudas públicas a la banca española a 1.4 billones de euros?

Se han superado los test, pero el crédito no fluye. Lo reconoce el propio Fondo Monetario Internacional (FMI) que, tras haber estudiado 300 grandes bancos de economías avanzadas, diagnostica que “las entidades financieras no tienen músculo financiero suficiente para apoyar la reactivación”. ¿Cuánto dinero público más necesitan para lograr la musculatura necesaria? Y, entre esos 300, están los bancos españoles. Todos dependientes de las ayudas públicas o se hubieran hundido hace tiempo.

Lo ha contado Marco Antonio Moreno, especialista en el mundo financiero: “El sistema financiero se ha vuelto dependiente de las inyecciones de dinero barato. Y si alguien como Janet Yellen (presidenta de la Reserva Federal de Estados Unidos, el banco central estadunidense) dice que el dinero barato llegará a su fin, el pánico inunda las bolsas. Porque lo cierto es que no se puede esperar nada más de una banca adicta al dinero barato, que se le dio para la reactivar la economía y que utiliza para especular más”.

Así es, el dinero que presta baratísimo el BCE sirve para comprar bonos de deuda pública para ganar seis veces lo invertido, sólo por mover el dinero del BCE a las arcas estatales. Es la cruda realidad de la banca española. Una banca inútil que sólo trabaja para sí. Pero lo cierto es que se necesita dinero real, no apuntes contables ni activos diferidos. Verdadero dinero real, porque la economía real se estanca por falta de demanda y por ausencia de crédito.

Y, para más inri, la banca española, tras superar los test inútilmente (porque el crédito brilla por su ausencia), aún pedirá 18 mil millones de euros más en la barra libre de liquidez del BCE en diciembre, a tipos de cambio muy baratos por supuesto. En la barra libre de hace unos meses, Banco Santander, BBVA, Caixabank, Banco Popular y Bankia consiguieron 15 mil millones de euros entre todos: el cuento de nunca acabar.

Los bancos españoles son yonquis financieros, adictos al dinero público fácil pero, si las ayudas que devoran sin cesar son públicas y ellos no dan el crédito necesario porque su situación patrimonial –que es de pena, a pesar de los test– no lo permite, ¿por qué continuar ayudándolos? ¿No sería mejor comprobar ya que, por grandes que sean, es mejor dejarlos caer? Porque el principio o mantra too big to fail (demasiado grandes para dejarlos caer) ha sido y es un engaño para que los bancos grandes se comieran a los pequeños.

El economista y profesor Juan Torres ha recordado que “las ayudas a los bancos que provocaron la crisis ni siquiera han limpiado sus balances, y el FMI ha señalado que sólo en Europa los bancos acumulan 800 mil millones de euros en activos tóxicos, lo que puede provocar nuevas quiebras en un futuro inmediato”. El problema continúa ahí. En realidad, las ayudas públicas a la banca han servido para hacer aún más fuertes a los bancos fuertes. Pero empresas y familias continúan sin poder financiarse. Y la economía no arranca. ¿No hubiera sido más barato y eficaz haber adquirido la banca privada quebrada, en vez de sanearla para privatizarla, y construir un nuevo sistema financiero público al servicio de la economía real?

Xavier Caño Tamayo*/Centro de Colaboraciones Solidarias

*Periodista y escritor

 

 

Contralínea 411 / del 09 al 15 Noviembre de 2014