Por eso, la experiencia colombiana en México
Desgraciados los pueblos donde la juventud no haga temblar al mundo, y los estudiantes se mantengan sumisos ante el tirano
Desgraciados los pueblos donde la juventud no haga temblar al mundo, y los estudiantes se mantengan sumisos ante el tirano
Desde hace varios sexenios, destacadamente en los dos últimos gobernados por el Partido Acción Nacional, la sumisa justicia mexicana dispuso que los principales narcotraficantes capturados en territorio nacional fueran extraditados a Estados Unidos para ser juzgados y encarcelados en aquel país, práctica similar a lo ocurrido en Colombia hace 30 años, cuando los principales líderes de los cárteles fueron reclamados por las autoridades estadunidenses y el gobierno colombiano accedió a entregarlos sin objetar, lo que ocasionó una guerra interna desatada por los llamados “extraditables” y con ello miles de muertes.
La experiencia de procesos negociadores con la mafia es notablemente enriquecedora en muchos aspectos para conocer más de la gigantesca problemática que en México confrontamos y padecemos. Apuntamos sólo que en la idea negociadora, a pesar de su fracaso final (Italia y Colombia) prevaleció la concepción de que la mafia es mucho más que criminales organizados y que su actividad golpea directamente al Estado en sus atribuciones constitucionales, al conjunto de sus instituciones, a las relaciones Estado-sociedad. Estamos entonces ante un fenómeno mayor con incidencias múltiples. Para Paolo Pazzoli la mafia es esencialmente una organización que ejerce soberanía.
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