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Jacobo Silva Nogales: los días en el purgatorio

Su ingreso al penal de máxima seguridad le pareció un alivio. No sabía que el “aniquilamiento de la persona” ahora era distinto, pero no había terminado. Compartió crujía con Miguel Ángel Félix Gallardo, Caro Quintero, Francisco Arellano Félix, Chávez Araujo, Pardo Cardona y Tinoco Gancedo. Más tarde, con Ignacio del Valle, líder de San Salvador Atenco, con quien trabó una profunda amistad. Jacobo Silva Nogales, se repuso del más crudo enclaustramiento que se ejerce en México y recuperó a su familia, se convirtió en pintor y se hizo cargo de su propia defensa legal y de la de su esposa. Obtuvo la libertad al ganar el juicio al Estado mexicano en 2009

Jacobo Silva Nogales: los días en el infierno

Sus captores le decían que se encontraba en el infierno. Fue sometido a intensas torturas durante 6 días. El viejo método del policía bueno y el policía malo se le aplicó de inmediato: a las sesiones de tormentos seguían las palabras amables para delatar a sus compañeros

El infierno y el paraíso de la segunda gran depresión

El pasado 20 junio, Wolfgang Münchau, coeditor del Financial Times y columnista de Der Spiegel, se preguntaba: “¿Qué deberíamos preferir en la crisis del euro? ¿Acaso un final espantoso, antes que un espanto sin final? La política de ganar tiempo practicada por Angela Merkel es todavía más ruinosa. Cada mes que pasa, las cargas soportadas por Alemania en el sistema son más pesadas. Un ejemplo de esa locura lo da la explosión de la deuda griega. Cuando comenzó la crisis, el peso de [su] deuda era sólo del ciento por ciento. Tras varios años de ahorro y austeridad, y a pesar de la quita de deuda, es ahora más elevada. Si ahora España e Italia tienen que entrar a cobijarse igualmente bajo el paraguas, eso significa que Alemania y Francia tendrán que garantizar más de 4 billones de euros de deudas. Eso es más que el ingreso anual de los dos países juntos. Estamos en rumbo a la mayor bancarrota estatal de la historia universal. Y la política Merkel nos lleva derechamente al infierno de Dante: “quien aquí entre, abandone toda esperanza”.

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