Salario

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Los inmolados a los dioses

Al Javier Lozano del peñanietismo, Alfonso Navarrete Prida, le falta cuerpo para gozar a plenitud lo que en su rosáceo mundo de fantasías considera como las primeras manifestaciones del cumplimiento de las promesas de su jefe, el César de Atlacomulco: el supuesto inicio de recuperación de los salarios reales y, por añadidura, del “bienestar de la población” y la “disminución de la desigualdad social”. Como una exultante Alicia en el país de las maravillas, dice: “habrá recuperación del poder adquisitivo”, “aunque [sea] ligera”.

Mixtla: 97% de indígenas, con hambre

En Mixtla de Altamirano, el 97 por ciento de la población no tiene siquiera garantizado el alimento, reconoce el gobierno federal. Para los nahuas, está casi vedado el acceso a la salud, educación, vivienda digna, agua potable y drenaje.

Salario cae 43.10 por ciento en 6 años

En México, únicamente el 1.7 por ciento de la población puede acceder a lo que establece un mandato constitucional para todas las familias: que sus percepciones económicas alcancen para satisfacer las necesidades materiales, sociales, culturales y educativas. Ello, porque en el recién concluido sexenio de Calderón el poder adquisitivo cayó en 43.1 por ciento, mientras que, en los últimos 25 años, la pérdida es de 79.11 por ciento

La derrota mexicana, y mundial, de los asalariados

El cambio en las leyes laborales no es más que otro capítulo de la permanente lucha de clases entre los asalariados y los capitalistas. Entre los trabajadores que, al carecer de los recursos necesarios para asegurar su existencia y la de su familia, se ven obligados a vender su fuerza de trabajo. Ésta es comprada por los dueños de los medios de producción (antaño conocida como la burguesía), como una mercancía más. A cambio del pago de un salario tiene el derecho de que laboren para él durante un periodo determinado.

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